Autor: CATALINA MUÑOZ-KAPPES
La confianza empresarial extiende su pesimismo por quinto mes consecutivo
La confianza empresarial extiende su pesimismo por quinto mes consecutivo Una de las métricas más seguidas para determinar cómo está el “ambiente” de negocios corresponde a la tradicional encuesta que realizan Icare y la UAI entre más de 300 representantes de empresas en diversos sectores. Los resultados de julio indican que la confianza para hacer negocios lleva cinco meses en terreno pesimista, dado que está por debajo de un puntaje considerado neutral. La medición es el Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE). Va del cero al 100, y la línea neutral está en 50 puntos. Por debajo, sería “pesimista”. En prácticamente todo este Gobierno los números han sido menores a las 50 unidades; el único mes con perspectivas optimistas fue febrero de este año. En julio la métrica llegó a 45,78 puntos, y aunque implica una ligera alza de 1,78 puntos respecto de junio, sigue en la zona lejana al optimismo. En cuanto al mismo mes del año anterior, el incremento es aún menos sustancial, ya que solo es 0,49 puntos más alto.
Si se trata de ver los sectores donde hay un cierto impulso positivo de un mes a otro, industria muestra los mejores resultados, con un incremento de más de tres puntos, seguido de la minería, que subió en dos puntos. No se alcanzó a capturar en este sondeo, sin embargo, la reciente noticia de la eliminación de toda carga arancelaria al cobre que exporta Chile a Estados Unidos. Solo el sector de la minería y el rubro del comercio tienen perspectivas optimistas, es decir, sobre los 50 puntos.
Es más, el IMCE sin minería cumplió 41 meses consecutivos en terreno pesimista, “convirtiéndose en el segundo ciclo pesimista más largo desde 2003 y, ciertam e n t e, e l m á s profundo”, dice Mic h è l e L a b b é C i d, académica de la Facultad de Economía y G o b i e r n o d e l a Universidad San Sebastián e integrante del Círculo de Economía y Finanzas de Icare. Costos laborales y “permisología” Para Labbé, las reformas laborales impulsadas por este Gobierno junto con los tiempos de tramitación siguen repercutiendo en la inversión.
“El alza de los costos laborales, debido al incremento del salario mínimo muy por sobre la productividad, la Ley de 40 horas, la Ley Karin, las decisiones de la Dirección del Trabajo y los crecientes costos y tiempos asociados a los permisos siguen inhibiendo fuertemente la inversión y, con ello, el empleo y los ingresos de las familias”, dice Labbé.
En la misma línea, Daniel Mas Valdés, vicepresidente de la CPC, cree que “las preocupaciones del empresariado siguen concentrándose en el estancamiento económico; la polarización política y las débiles señales para simplificar los permisos de proyectos de inversión.
Estimo que a ello se suma la incertidumbre electoral, la débil recuperación del empleo y la reciente denuncia sobre interpretaciones al margen de la ley realizadas por la Dirección del Trabajo, que introducen una legítima inquietud en el sector empresarial”. Según Labbé, a medida que se acerquen las elecciones presidenciales de noviembre, se debería observar una mejoría de las expectativas presidenciales, “asociadas a mayores probabilidades de un cambio de gobierno hacia uno más gentil hacia el sector privado”. Pablo Pincheira Brown, profesor asociado de la Escuela de Negocios UAI, ve algunas señales alentadoras en la tendencia de las expectativas macroeconómicas y de la inflación.
“En conjunto, los datos muestran una economía que, pese a ciertos avances graduales, aún enfrenta importantes desafíos para recuperar plenamente la confianza del sector empresarial”, concluye. 45,78 PUNTOS marcó el IMCE en julio, por debajo del umbral neutral de 50 puntos, en terreno pesimista.. Para los economistas y empresarios, las expectativas se mantienen subyugadas por los altos costos laborales y los largos tiempos de tramitación. Se observaron algunas mejoras en las expectativas macroeconómicas: 45,78 PUNTOS marcó el IMCE en julio, por debajo del umbral neutral de 50 puntos, en terreno pesimista.