Autor: JUAN MORALES
El notable caso del director de un liceo que recibe a los alumnos en el paradero
- - - - El notable caso del director de un liceo que recibe a los alumnos en el paradero José Vera dice que es parte de un proyecto educacional centrado en la cercanía con el alumno El notable caso del director de un liceo que recibe a los alumnos en el paradero "El alumno, cuando se siente tomado en cuenta, Juan MORALES Juan MORALES do en septiembre del 2019 asumió la dirección del Liceo Comercial Frei Montalva, en Lota, había 82 matriculados, no había disciplina, no había normas claras de convivencia y la fuga de alumnos hacia otros establecimientos era irrefrenable. "Del 2010 al 2018 el liceo había pasado de tener unos 1.100 alumnos a tener menos de 100. Había peleas violentas y una convivencia pésima. Estábamos en una etapa terminal. De hecho, durante tres años el alcalde nos dijo que o mejorábamos o iba a cerrar el colegio o lo iba a fusionar con otro. Había que hacer algo drástico", dice.
Y lo que hicieron fue algo tan sencillo, como profundo: fue hacer de los profesores y directivos seres cercanos. "Instalamos un sello socio afectivo, que tiene que ver con la preocupación", explica. "El alumno, cuando se siente tomado en cuenta, cuando siente que se están preocupando por él, responde de alguna manera. Genera sentido de pertenencia. Nuestros profesores y directivos somos muy cercanos. Por ejemplo, los recreos para nosotros son sagrados.
Aquí puede venir el Presidente de la República, pero en el recreo nosotros vamos a estar afuera, jugando osé Antonio Vera cuenta que cuanresponde de alguna manera", explica el director. responde de alguna manera", explica el director. responde de alguna manera", explica el director. pingpong o a la pelota con los jóvenes. O conversando con ellos. Saber cómo están, así de simple.
Como norma, el equipo directivo tiene que aprenderse el nombre de todos y cada uno de los jóvenes, y ojalá también donde viven". En consonancia con esta preocupación por los alumnos, al director se le ocurrió una idea. "Muchos apoderados me decían que uno de los problemas del liceo era que estaba en un barrio malo. El liceo se ubica en la Villa El Esfuerzo, una zona que acá en Lota se le conoce como Pueblo Hundido. Y es cierto, por aquí ha habido varios allanamientos antidroga, pero no es tan malo como se cree.
De todas maneras, para darles seguridad a los papás, nos dimos la tarea de ir a esperar a los alumnos al paradero de micros, que queda como a 500 metros del liceo y que es donde se detienen las micros que vienen de Coronel y de Lota Bajo. Es para cerciorarnos de que a los jóvenes no les pase nada en el trayecto y para darles otra señal, de las muchas, de que nos estamos preocupando por ellos.
Cuando salen del colegio, hacemos lo mismo, los vamos a dejar al paradero". Por algún mecanismo que Vera aún no logra entender del todo, alguien le sacó una foto en el paradero, la subieron a redes sociales, se viralizó, y en un pestañeo se había convertido en una celebridad. "Es extraño porque esto lo venimos haciendo hace tiempo, desde que terminó la pandemia. Además, no es algo que solo viene de este director, es de toda la comunidad del liceo.
Todos los profesores son igual de preocupados". profesores son igual de preocupados". profesores son igual de preocupados". José Vera dice que los va a buscar al paradero para brindarles seguridad a los alumnos y a los papás, para que sepan que cuidan de sus hijos. Cambia todo El cambio en los alumnos, cuenta Vera, ha sido total. "Este acompañamiento, esta cercanía, la acompañamos con dos cosas fundamentales. Primero, normas claras de convivencia, con sanciones también claras en caso de que no se cumplan. Y segundo, mucho deporte. Acá tenemos talleres de básquetbol y de fútbol, que son los más populares, pero también de defensa personal, ajedrez, hay máquinas para hacer pesas, y tenemos un taller espectacular de deportes náuticos. Este liceo queda al lado de la playa, lo que para los apoderados era una maldición, porque los jóvenes se pasaban a la playa en vez de ir al colegio. Pero lo que hicimos fue usar la playa a nuestro favor. En la playa se hacen muchos talleres y los alumnos lo pasan bien. Más de la mitad se queda en el colegio después de la Jornada regular para hacer deporte.
Entonces, se da una secuencia lógica: el alumno se entretiene, se siente bien, se siente tomado en cuenta, quiere seguir en el colegio y dice, CAPTURA DE PANTALLA bueno, sí quiero seguir aquí, tengo que portarme bien.
Así que se porta bien". Hoy el liceo tiene más de 200 matriculados y en el indicador de desarrollo personal y social del último Simce, sacó uno de los puntajes más altos de la región. "Aquí todo ha cambiado. Hasta los apoderados han cambiado, están más preocupado por sus hijos. Era cosa de creer. Yo, por lo menos, siempre creí que este colegio podía salir adelante. Creer en los jóvenes. Es más, tengo a mi hijo aquí"..