El modelo en crisis: ya no se siente como Alemania”
Pablo Rodillo M. Á Hace poco arrendé un auto en Las Vegas, estaba en Estados Unidos para cubrir las elecciones presidenciales, y la persona a cargo del renta car insistió en un BMW. Así te sientes como en casa dijo mirando mi licencia de conducir alemana, sonriendo. Tomé las llaves y pensé: fuera de Alemania, Alemania sigue intacta. Y pasa frecuentemente. Fuera de Alemania, Alemania sigue siendo el país de los autos, hogar de una economía floreciente. Fuera de Alemania, Alemania sigue siendo un país próspero, donde todo el mundo maneja un BMW o algo parecido. Fuera de Alemania, Alemania sigue siendo un país muy ordenado, un lugar agradable tanto política como socialmente. Le devolví la sonrisa al del renta car. Pero por dentro me encogí. Porque en Alemania, Alemania ya no se siente como Alemania”. Estas palabras son de Anna Sauerbrey, periodista alemana del diario Die Zeit. Las escribe en una columna que apareció hoy en el diario The New York Times y en ellas se reflejan la grave crisis por la que atraviesa el país europeo. Después de la Segunda Guerra Mundial, sólo cuatro jefes del gobierno han presentado mociones de confianza, con el objetivo de convocar elecciones. Y ayer, el último que lo hizo, el canciller socialdemócrata Olaf Scholz, perdió la moción de confianza en el Bundestag. Con ello se confirman las elecciones anticipadas para febrero desde donde, se espera, emerja un nuevo gobierno bajo un nuevo liderazgo.
Friedrich Merz, de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), lidera con un 38% los Elecciones adelantadas en febrero La prosperidad de Alemania “se construyó sobre la base de energía barata importada de Rusia, sobre una política de seguridad delegada a Estados Unidos y sobre las exportaciones y la subcontratación a China”, aseguran analistas. Sondeos. Pero no le alcanzaría para formar un gobierno en mayoría. Así, una nueva coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD) se ve en el futuro.
Los conservadores alemanes ya anunciaron que jamás pactarían con Alternativa por Alemania (AfD, ultraderecha). Sin embargo, la crisis política por la que atraviesa el país en la actualidad es una más de las tantas otras por la que pasa. “Debajo del ruido político hay una crisis existencial. La Alemania económicamente próspera, socialmente cohesionada y políticamente estable se ha ido”, agrega Sauerbrey. “¿Cómo llegamos hasta aquí?”, se pregunta.
Para Claire Demesmay, politóloga de Instituto de Estudios Políticos de París, “el modelo alemán está en crisis”. Según cuenta, la prosperidad de Alemania “se construyó sobre la base de energía barata importada de Rusia, sobre una política de seguridad delegada a Estados Unidos y sobre las exportaciones y la subcontratación a China”. Lo mismo piensa Constanze Stelzenmúiller, del think tank estadounidense Brookings Institution. Para ella Alemania “ha eternizado durante mucho tiempo su seguridad a Estados Unidos, sus necesidades energéticas a Rusia y su crecimiento impulsado por las exportaciones a China". “Y Angela Merkel duplicó estas tres apuestas. Hoy la situación es diametralmente diferente. En enero asume Donald Trump y le pedirá alos países de la OTAN másresponsabilidad en su propia defensa. Alemania recortó en gran medida sus vínculos con Vladimir Putin y China pasó de proveedor y cliente a competencia directa. Crisis Durante los 16 años de la era de Merkel, Alemania incrementó su dependencia del gas ruso. La entonces canciller ordenó el cierre de los reactores nucleares en el país, supuestamente por razones ecológicas con la espalda cubierta con lo que le proporcionaba Vladimir Putin. Pero llegó la guerra en Ucrania y las sanciones internacionales al Kremlin. Polémicas más, polémicas menos, el bombeo de Moscú llegó finalmente a su fin. Con ello, “Alemania comenzó comprar frenéticamente gas en los mercados internacionales para reemplazar la energía rusa, tratar de proteger a los consumidores y a las empresas frente al aumento de los precios”, asevera Sauerbrey. Algo que no pudieron lograr. Los costos en energía para el sector industrial comenzaron a aumentar amenazando la viabilidad de las empresas manufactureras y la fabricación en el país ha disminuido significativamente. Su industria automotriz se ha vido particularmente golpeada. Volkswagen, por ejemplo, anunció recientemente que cerraría algunas de sus fábricas en Alemania por primera vez en la historia de la compañía y el despido de miles de trabajadores.
Luego Scholz, con la amenaza rusa de europeizar la guerra en Ucrania -sumado a las presiones de Estados Unidosanunció el "Zeitenwende”, un punto de inflexión en la política exterior alemana donde el gobierno asignó 100 mil millones de euros para reconstruir sus Fuerzas Armadas Federal. Todo este gasto empujaron al país a una recesión. “Las razones de la recesión son complejas.
El abrupto fin del gas ruso barato es un factor importante, por supuesto, pero también lo es la agenda del gobierno de reformas ecológicas, que, al fin gradual del carbón y depender más de las energías renovables, han exacerbado el costo de la energía. Además el gobierno es culpable de invertir poco no solo en industrias clave, sino también en escuelas, ferrocarriles y carreteras. En general, la imagen es sombría”, agrega Sauerbrey. Por ejemplo, la demanda interna alemana aún no se ha recuperado a cinco años del inicio de la pandemia. Las inversiones de las empresas siguen por debajo del nivel de 2019. Con la persistente incertidumbre, así como los altos costos de energía, mano de obra y capital, las empresas retrasan su decisiones de inversión. Además el consumo interno sigue bajo. En tiempos de incertidumbre, los hogares mantienen su dinero resguardado, y el gasto se mantiene 2% por debajo del nivel anterior a la crisis del covid. El factor china Alemania se ha enorgullecido durante mucho tiempo de ser la Exportweltmeister, la campeona mundial de las exportaciones. Esto era porque las empresas alemanas encontraron siempre mercados para sus automóviles y otros productos manufacturados de alto valor. Y el mercado más atractivo, en las últimas décadas ha sido China. Así, las principales empresas de autos alemanas como Daimler y Volkswagen se volvieron cada vez más dependientes de los compradores chinos. Pero lejos de ayudar a garantizar la prosperidad alemana, esa dependencia se convirtió lentamente en una amenaza existencial para la industria. A medida que los fabricantes de autos alemanes se retrasaban en el desarrollo de los vehículos eléctricos, las empresas chinas avanzaron en su tecnología.
En los últimos 10 años Alemania reci bió a al menos un millón de refugiados rios que estaban de la guerra civil en su país y en los últimos dos, a un millón de ucranianos en la misma condición.
Y junto a su llegada, en el país se haido gestando un debate tóxico respecto a la migración junto con el auge de partidos como Alternativa por Alemania, quien se prevé se convierta en el segundo conglomerado más votado, tras la CDU y sobre el SPD, en las elecciones generales de febrero.
Un debate que parte porque muchos de estos refugiados, especialmente los que vienen de Medio Oriente, no se integraron a la sociedad alemana como tampoco al mercado laboral alemán, del cual además reciben subvenciones y ayudas. Y algunos incluso perpetraron delitos violentos (principalmente ataques con cuchillo durante el verano pasado) los cuales fueron ampliamente difundidos por la prensa, algo que incrementó la tensión tanto social como política. Por ejemplo, hoy los tradicionales Weihnachtsmárkte, los mercados navideños que se instalan en distintas ciudades y pueblos de Alemania, están fuertemente resguardados por policías, algo que antes no pasaba. “Por un lado, el hecho de que Alemania sea una sociedad multiétnica y multirreligiosa es ampliamente aceptado. Pero por otro lado, hay un descontento a fuego lento, que periódicamente se entra en oleadas deira, sobre la inmigración. El gobierno ha ofrecido una respuesta igualmente mixta, facilitando quedarse a los trabajadores calificados e imponiendo estrictos controles fronterizos, con medidas de asilo más estrictas y más deport nes. Un enfoque no convence realmente a nadie”, agrega Sauerbrey.
El debate por la inmigración, el cual es álgido, incluso llevó a que los partidos de izquierda más allá de la socialdemocracia a decir de que ellos nunca permitirían una afluencia similar de refugiados Pero para Sauerbrey no todo está perdido. “La crisis de Alemania es real, pero es tanto una crisis de confianza como cualquier otra cosa. El desempleo puede crecer, pero sigue siendo mínimo. El sistema de partidos está fracturado, pero incluso divididos han podido formar gobiernos. Habiendo integrado generaciones y generaciones de inmigrantes, no hay razón para que no podamos hacerlo de nuevo. Y la mayoría de nuestros países vey países amigos se enfrentan a los mismos problemas: los peligros de responder a nuevos desafíos geopolíticos y las dificultades de lograr la cohesión social. Si Alemania no es capaz de hacerlo, ¿quién lo es?”. Cinos