Aprender para conservar: la importancia de una educación ecologica inclusiva y diversa
Aprender para conservar: la importancia de una educación ecologica inclusiva y diversa En un mundo cada vez más desconectado de la naturaleza, resulta esencial que la educación ecológica en los colegios se enfoque desde una perspectiva inclusiva y que valore la diversidad.
No se trata solo de enseñar conceptos sobre biodiversidad o reciclaje, sino de fomentar una comprensión profunda de nuestra interdependencia con el entorno y de integrar en este proceso de aprendizaje a todas las personas, independiente de sus capacidades, origen o cultura. Aprender para conservar es un desafío ético y social frente a la crisis ambiental que enfrentamos, reconociendo que todos formamos parte de la solución.
La educación ecológica debe recordarnos que no somos los dueños del planeta, sino una especie más dentro de un delicado equilibrio, y que todas las voces y experiencias, desde las comunidades indígenas hasta las personas en situación de discapacidad, enriquecen nuestra visión y capacidad de actuar.
Al fomentar una “cultura verde” inclusiva en los colegios, se está sembrando las bases para una sociedad consciente, diversa y empática, que valora los recursos naturales y comprende que su preservación es vital para el bienestar colectivo y la supervivencia de todos los seres vivos. Este tipo de educación tiene un impacto profundo.
Cuando los estudiantes comprenden cómo sus acciones afectan los ecosistemas y cómo las diversas formas de vida contribuyen a ese equilibrio, comienzan a ver la naturaleza como un patrimonio común, cercano y digno de ser protegido.
Esta conciencia no solo promueve cambios en hábitos cotidianos, como reducir el uso de plásticos o ahorrar agua, sino que también influye en cómo enfrentamos juntos problemas globales como el cambio climático y la pérdida de biodi-versidad. Los colegios, como espacios formativos, tienen la responsabilidad de implementar una educación que inspire un respeto genuino por la naturaleza y por la biodiversidad. La ciencia ecológica debe integrarse en el currículo de manera transversal e inclusiva, permitiendo que todos los estudiantes, independientemente de sus habilidades o circunstancias, experimenten y valoren el entorno natural.
Actividades como huertos escolares, proyectos al aire libre o colaboraciones conorganizaciones comunitarias acercan a los jóvenes a la flora y fauna de su entorno, fortaleciendo su conexión con el planeta y con las personas que lo habitan. Jessica Durán, académica Carrera de Pedagogía en Educación Diferencial UDLA Sede Viña del MarUn alumno que aprende a cuidar una planta desarrolla una actitud de respeto hacia el mundo que lo rodea.
Esa conexión emocional con la naturaleza y con los otros es lo que, como sociedad, necesitamos recuperar para desafiar un modelo de consumo que prioriza el beneficio a corto plazo sobre el bienestar colectivo y la sostenibilidad..