“El azar determina mucho mas que el destino”
“El azar determina mucho mas que el destino” Matías, Matías, el joven hijo de un peruano-italiano y una alemana, deja Lima Lima y se embarca a Estados Unidos, con el objetivo de ganar ganar dinero para viajar a la tierra tierra de su mamá y conocer al abuelo que le mandaba aviones aviones de juguete, imágenes y mapas de sus orígenes. Sin embargo, estalla la Segunda Guerra Mundial, por lo que el trabajo más accesible y que le permite cruzar el Atlántico es convertirse en piloto. Lo logra, pero debe bombardear la ciudad ciudad de sus sueños infantiles.
En capítulos intercalados, un periodista y un taxista, ambos peruanos, comparten sus historias historias trasatlánticas en medio de un taco: ambos relatos forman forman “El mundo que vimos arder”, arder”, la última novela de Renato Renato Cisneros, ganador del prestigioso prestigioso English PEN, en 2018.
Cisneros cuenta que “escribiendo “escribiendo este libro aprendí a desmontar desmontar ciertos prejuicios, porque porque comencé a leer sobre la Segunda Segunda guerra asumiendo que los alemanes eran los malos y los Aliados los buenos, pero solamente solamente cuando profundicé en todo lo que ocurrió en Hamburgo Hamburgo me encontré con muchas muchas historias de alemanes que no sólo no estaban de acuerdo con Hitler, sino que intentaron por todos los medios resistir los avances del Tercer Reich, y solamente solamente cuando se dieron cuenta de que era imposible admitieron admitieron la obligación de los bombardeos como una salida a la tiranía de la que estaban siendo siendo victimas: eso me parece tan terrible porque saben que pueden pueden perder la vida, saben que sin duda van a perder su vivienda vivienda y quizás a su familia, pero al pasar los aviones escucharon caer las bombas con una mezda mezda de horror y expectativas por ver si de una vez por todas Alemania Alemania era liberada, entonces esto trasladado a los escenarios bélicos de hoy no es tan distinto, distinto, porque parece que hay mucha mucha gente dejando el territorio “El mundo que vimos arder” Renato Cisneros Alfaguara $11 mil 280 páginas donde nació, que ha iniciado un éxodo quién sabe dónde, eso me parece tremendamente chocante.
Trágicamente es como como que la novela de pronto se actualizó con estos conflictos, entonces también (previendo) quise problematizar el tema de la guerra, no asumirlo como un hecho aislado, sino como algo mucho más presente de lo que queremos. Hay personas cruzando el Desierto Desierto de Atacama con tal de salir salir del régimen venezolano. Sí, y que a lo mejor no van a regresar, que han perdido con su país el arraigo que sentían.
Yo siento que hay como dos tensiones: aquella que ve con prejuicio a los migrantes, que intenta cerrar fronteras en nombre de un discurso muy supuestamente noble, “América “América para los americanos”, “España para los españoles”, pero hay otra tensión en que, ya sea por emergencia o por una necesidad vital, mucha gente circula por el mundo mucho más que antes, jóvenes jóvenes que sienten que tienen que salir al mundo tempranamente. tempranamente. Entonces, espero que sea la segunda tendencia la que termine imponiéndose y esa primera se vaya apagando, apagando, porque hoy la vemos muy viva, lamentablemente muy respaldada por los propios pueblos. Por eso, si supiéramos supiéramos que en nuestra genealogía genealogía tal vez ha habido migrantes, migrantes, también quizá seríamos un poco más empáticos.
En el libro, el personaje del periodista periodista va a España porque tiene tiene un posgrado, es una necesidad, necesidad, pero quizás menos urgente que la del taxista quien conversa, conversa, porque él tiene el anhelo de bienestar para toda su familia Ese diálogo creo que evidencia evidencia los distintos tipos de migración migración que protagonizan los latinoamericanos: latinoamericanos: la mía (el autor también es periodista) fue muy cómoda, privilegiada, porque no fui expulsado de Perú, podría haberme quedado. quedado.
Me fui sabiendo dónde iba a llegar en Madrid, cuál era mi número de seguridad social; pero Antonio, el taxista, de alguna alguna manera sintetiza a la gran mayoría de latinoamericanos latinoamericanos que migran con una mano mano delante y otra atrás, son migraciones migraciones más violentas, más inciertas, donde no necesariamente necesariamente terminan encontrando en el extranjero aquella promesa promesa de prosperidad con la que dejaron sus países, por eso me parece injusto cuando se intenta invalidar la opinión de los peruanos que vivimos fuera de Perú, o de los chilenos chilenos que viven fuera.
Como dicen, “opinan desde Europa”. Creo que esas opiniones son tan válidas como las de la gente gente que vive en el país y que a veces está mucho más desconectada desconectada de la realidad local que el que vive afuera y que puede ver todo con un poco más de perspectiva. (... Quedarse (... Quedarse puede ser) una burbuja muy cómoda y no entienden lo que ocurre a su alrededor. Viviendo afuera no digo que nuestra perspectiva sea mejor, mejor, pero sí te permite valorar cosas que antes no, o distinguir distinguir cosas que antes no. Aquel vacío también lo exploras exploras en tu libro “La distancia que nos separa”, aunque desde desde los afectos, en la relación con tu papá.
Cuando investigo sobre la guerra y la migración aparecen las relaciones familiares, los vínculos paterno filiales, son un tema que siempre me ha interesado interesado y de manera más intensa intensa ahora en “El mundo que vimos arder”, donde Matías, el personaje que participa en la Segunda Guerra Mundial, intenta intenta escapar de la violencia del padre y termina siendo fagocitado fagocitado por una violencia incluso incluso más brutal, es como si ese hubiese sido su destino.
Esa también es una pretensión del libro: plantear al lector la duda sobre si las cosas ocurren porque están prescritas o porque porque las contingencias son así, porque la fatalidad siempre está está rondando, y el azar determina determina mucho más que el destino en nuestras vidas.
Hace un rato destacaste que tu migración no fue forzosa: ¿ Es porque tu papá, como militar, militar, estuvo vinculado a algún régimen? No, lo decía porque podría perfectamente haberme quedado en Perú, era 2015, el mejor momento peruano, el auge de la gastronomía, la construcción, los minerales... pero me fui y luego vi con la pandemia cómo el país que había dejado, era en realidad un espejismo, la pandemia desnudó todas las desigualdades, puso en evidencia que los que tienen dinero se salvan y los que no, mueren; lo desatendida que está la mayoría de la población. En cambio, a mi abuelo lo desterraron por razones periodísticas, durante el régimen de Augusto Leguía, quien cerró el diario donde trabajaba.
Mi papá nació en el exilio, pero desde muy chico, él se siente o lo hicieron sentirse peruano, a pesar de que estuvo en Buenos Aires hasta los 24 años, estudió en la Escuela Militar y tuvo una novia argentina, pero en la casa mi abuela les daba un coscacho a sus hijos si hablaban como argentinos, y se levantaban y los hacían cantar el himno de Perú, entonces cuando él se va a Lima, se fue con toda la sensación de estar volviendo a un lugar que en la realidad no conocía.
“El azar determina mucho más que el destino”, r El escritor peruano Renato Cisneros explora los flujos humanos migratorios, voluntarios o forzosos, hoyy durante la Segunda Guerra Mundial, en su novela “El mundo que vimos arder Valeria Barahona N 1 1 “CUANDO INVESTIGO SOBRE LA GUERRA Y LA MIGRACIÓN APARECEN LAS RELACIONES FAMILIARES”, DICE CISNEROS.. ..