Autor: ROBERTO AMPUERO
Columnas de Opinión: ¿Augurios de comienzos de año?
Columnas de Opinión: ¿ Augurios de comienzos de año? regresar donde los suyos.
Pero dicho esto, que suena alentador y bello, agregoalgo sí inquietante: enlanoche del 30 31 de diciembre pasado, al cuando me disponía a acostarme, vi sobre la blancura demi almohada la más grande araña pollito que haya visto. Lucía allí perfecta en su traje color greda. Con mi señorano les tememos porque son inocuas, pero esinconveniente tocarlas pues sueltan pelillos dañinos para los ojos. La bautizamos Morfeo, desde luego, y la envolvimos con especial cuidado en un pañuelo y laregresamosa la oscuridad del jardín.
Están en peligro de extinción porque muchos -erróneamentelas consideran peligrosas ylasmatan y algunos las venden para quelas exporten a países desarrollados para deleitar a quien desea una mascota exótica, y asílas “pollito” mueren solas y desarraigadas en algún cuarto de edificio de una ruidosa metrópoli.
A veces sospechamos quetal veznuestra casa sealza en un sendero de tarántulas y que por eso ellas se asoman con frecuencia, imponentes ylentas, a nuestras ventanas acontemplarnos. ¿Qué significa este Morfeo para los augures del valle de Olmué o de Elqui? ¿ Bueno o mal presagio? ¿ Soy supersticioso? Ante esa pregunta respondo como un marxista-leninista que conocí en La Habana y que murió sin ver un cambio de gobierno: “No creo en brujos, compañero, pero de que los hay, los hay”. Lo sabroso es que las recientes señales no se agotaron allí. Hace pocas semanas anidó una pareja detorcazas entre el follaje de nuestro nudoso y retorcido parrón.
Armaron un ni-do casi tan aireado como un ca-nasto de huevos, para nada denso y suave como el que el colibríteje con líquenes, : llas y musgo, y se instalaronESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ESACADÉMICO DEL CENTRO PAÍS HUMANISTA DELA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN YDE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAEnjilguero entró intempestivamente a mi estudioeste primero de enero. Con mi hija escuchábamos un concierto de Nicolo Paganini cuando, para nuestra sorpresa, se coló la visita por una ventana abierta. No esla primera vez que ocurre algo así. Varios picalores han extraviado su vuelo para quedar aleteando contra los vidrios. Son frágiles, esbeltos, unosángeles diminutos y juguetones, que pueden averiar allíirremediablemente sus alas o morir de pavor. Entonces abro todas las ventanas y ellos siguen revoloteando agitados hasta que se posan enel escritorio algúnlibro, y sólo después me acerco aellos dejándoles con un pasadizo hacia la ventana abierta más cercana.
Acicateados por. la angustia diferencian por fin entrela transparencia engañosadelvidrio y labenéfica del aire, y seechan a volar tras su li bertad. ¿Qué pensarán en ese vuelo regocijado? ¿ Compartiráncon sus congéneres el encuentro con un Polifemo ensu caverna con libros? Silos pájaros pueden hacerlo, dominan entonces, no sólo el arte del canto y el del vuelo, sino también el de la poesía y el relato. ami Pues esta semana llegó escritorio Paganinicon su plu-maje de tintes amarillos y verdes espejeando en la mañana luminosa. Intentó huir, pero comosetopaba con los vidrios empezó una danza desesperada de babor a estribor y de proa a popasin poder escapar. Alcabode unratosedetuvoen unaspa delos ventiladores, a esa hora quietos. Lo tranqui zabarecuperarelaliento acierta distancia de nosotros mientras giraba lentamente en ese entorno delibros y estantes hechos de árboles mientras Paganini(el compositor y violinista) saludaba el verano con impetuososarpegios. Elevé el volumen delos parlantes ejgnorosi la música le fastidió o lo inspiró, pero de pronto Paganini (el jilguero) cruzóel aire de vuelta asu mundo sin límites.
Era un bello y joven jilguero, de esos que algunos encierran enjaula para venderlos o para que les cantesólo aellos. ¿Suaparición representará un augurio positivo alos ojos de los arúspices del Chile Profundo? Supongo quees uno bueno puesse trata de unave delicada quecayó en una suerte de trampa, aprendióa confiar -algo al menos-en elser humano (siempre sobrevalorado) y luego, en la hora decisiva, cuando toda esperanza parecía agotada, recurriendo asus propias fuerzas logrópo nació un polluelo, y nosotros seguimos reuniéndonos, tomando elaperitivo y conversando bajo el parrón, de modo que tanto los padres como el polluelo concluyeron que-aunque bípedos desplumadosno éramos peligrosos y se habituaron a nuestra cercanía. Todo marchó bien hasta que llegó el día que siempre llega: los pares dejaron de acompañar ala cría en el nido.
Nuestra hija especuló con que los padres habíansido devorados por un ga1o negro que merodea por la parcela (grandes depredadoresestos gatos sueltos, por cier10, de aves autóctonas) y decidimos observar con detención al polluelo, que bautizamos Bienvenido, pues pasaba horas y horas aferrado al parrón esperando por sus padres. Temimos que muriera de hambre. ¿Qué come un polluelo detorcaza?, le preguntamosala lA, y ésta nos lo explicó y ala vezadvirtió que con su ausencia los padres animan a la cría a independizarse. Alos tres días concluimos que los padres o ha-bían pasado a mejor vida o sufrían un ataque de amnesia 0 andaban en nuevos romances. Sin embargo, ayer encontramos a Bienvenido másgrandecito y fuerte posado sobrela mesa bajo el parrón contemplando unos platillos con agua y granos de arroz que le habíamosofrecido. Nosmiró sin desconfianza ni saber qué hacer. “Tampoco nosotros supimos qué hacer. Y depronto ocurrió algo memorable: apareció la madre (0 el padre, ¿quién sabe?), se detuvo cerca de Bienvenido por unos instantes para luego emprender el vuelo nada lejos. Alratito, trasagitar amodo de prueba sus alas, que me parecieron gruesas y cortas, Bienvenido salió detrás. Losseguimos y presenciamos algo sorprendente en un sendero El polluelo se abade piedras: lanzaba chillando y conel pico abierto sobre el padre o la ma-idole alimento. Suinsistenciaera obstinada, insolente, vehemente, y la torcaza le brindó cuanto podía regurgitar y emprendió otro corto vuelo. Bienvenido miró esa huida incrédulo y defraudado, disuponiendo imagino yoera un abandono intolerable. Nos miró como buscando aliados, vaciló unos segundos al notar nuestra inmovilidad neutral, y echó a volar enla misma direc)n de su progenitor. Y entonces lo vimos volar detrás de él conun cierto dominio repentino, condirección y estabilidad, y creemos que ese fue elinstante preciso en que Bienvenido comprendió que podía valerse por símismo.
No hemos vuelto a verlo ni hemos avistado plumas diseminadas por la parcela, señal alentadora. ¿Significan algo es-tos encuentros? Difícil saberloen el mes dedicado al dios romanoJano, la deidad de los dos rostros, las puertas, los comienzos y los finales, el dios que mira al futuro y a la vezaal pasado, el que nos ofrece el principio de “tanto esto como aquello”, en lugar del de “oesto oaquello”. En fin, dejo. el tema alos brujos, en los cuales no creo, pero de que existen, existen. ¡Larga vida para mis fieles lectores y también desde Juego para Paganini, Morfeo y104Bienvenido!. discretamente en la espesura del r