Autor: CLAUDIO PIZARRO,
Cartas: Salmón, mucho más que un pez
Cartas: Salmón, mucho más que un pez profesor adjunto de Ingeniería Industrial de la U. de Chile; managing partner de CIS ConsultoresOpiniónEl año 2024 marcó un hito totales del país, que en las exportaciones alcanzaron 100 mil millones de dólares. La minería la lleva, debido al cobre principalmente, as usual. Pero, en tercer lugar aparece una industria “joven”, con menos de 50 años de historia: la acuicultura, que ha logrado posicionar al salmón y la trucha como el principal producto no minero, de exportación. Este logro no solo es meritorio, sino un testimonio del potencial transformador de esta actividad. En 2000, la industria acuícola exportaba mil millones de dólares.
En 2005, este monto se había duplicado; y, en 2024, superó los seis mil millones, lo que representa un crecimiento de tres veces en dos décadas, aunque el total de toneladas se mantiene prácticamente constante en los últimos cinco años. Si bien su impacto en la economía nacional es relevante, su influencia en las regiones donde opera, como Aysén y Los Lagos, es aún más significativa, al representar más del 10% del PIB regional. El desarrollo de esta industria no ha pasado desapercibido en el escenario global. Chile es actualmente el segundo mayor productor mundial de salmones, lo que ha atraído la atención de operadores internacionales que han adquirido varias empresas locales. Esto confirma que la acuicultura chilena compite enlas grandes ligas, enfrentándose a gigantes como Noruega, que lidera el sector gracias a sus ventajas comparativas en materia de localización y producto.
Este contexto competitivo obliga a que las empresas nacionales inviertan en innovación, específicamente en el desarrollo de productos y de mercados, también en distribución; control biológico y de calidad; en nuevas capacidades logísticas y aplicaciones digitales para mejorar la productividad. El Estado también tiene un rol que jugar, para que la industria se desarrolle en forma sostenible, sin olvidar que tuvo un rol relevante en los inicios. Aquí es importante la actualización de la normativa; agilizar procesos de fiscalización, buscando más eficiencia y eficacia; reducir los tiempos en la tramitación de evaluación de impacto ambiental y de permisos; entre otras acciones. La acuicultura es una industria sensible. Esto debido a la fragilidad de los ecosistemas marinos; la interacción con las comunidades; y el manejo de antibióticos, sobreproducción y residuos.
En este contexto, algunas empresas, han sido acusadas aquí y en otros países de acumular desechos de los salmones y truchas que, densamente agrupados, forman una capa gruesa de sedimentosOIRUCREMLEOVIHCRA“La acuicultura es compleja, lo que evidencia la necesidad de mejorar los procesos y prácticas, con el fin de avanzar en su sostenibilidad. Un enfoque sostenible es clave e ineludible para proyectar esta industria a futuro”. tóxicos en el fondo del océano, fomentando enfermedades y albergando parásitos. También se les apunta por los escapes que llevan a los peces a cruzarse con salmones silvestres en peligro de extinción y por verter basura en las aguas. Sin duda, la acuicultura es compleja, lo que evidencia la necesidad de mejorar los procesos y prácticas, con el finde avanzar en su sostenibilidad. Un enfoque sostenible es clave e ineludible para proyectar esta industria a futuro.
Esto implica profundizar el trabajo en torno a: (i) desarrollo de productos de mayor valor agregado para responder a tendencias de consumo como take away, (ii) aumento de la producción considerando en forma prioritaria el cuidado de losecosistemas marinos; (iii) desarrollo de una relación cada vez más cercana con las comunidades para resolver problemas y conflictos, compartiendo beneficios; (iv) incorporación de tecnologías digitales para dar saltos de productividad en la cadena de valor, con mirada de transformación y, (v) construcción de alianzas público-privada para avanzar.
Finalmente, no hay que olvidar que estamos hablando de una industria clave para el país; con grandes oportunidades y desafíos; con la sostenibilidad en el centro de la estrategia de cada empresa, de la industria y, por cierto del Estado; sin que ello signifique hipotecar todo el valor creado hasta ahora y el que puede crearse a futuro. El país la necesita muy competitiva..