Autor: Pablo Retamal Navarro
“Un libro que me permita andar perdida me da confianza”
“Un libro que me permita andar perdida me da confianza” CULTO Libros Marina Una casa hace agua. Las paredes están permanentemente humedecidas, hay diluvios y por debajo del piso pasa un río. Desde ahí, Marina Closs (35) arma una historia, la de una familia descendiente de rusos que vive al interior de aquella casa imposible, casi en código del Casa Julio Cortázar.
Belobriúchkova tomada, de Los son Semérenko el numeroso clan protagónico de Casa de agua (Alfaguara), una novela con mucha experimentación y algo de aire poético, en la que leemos cómo viven sus tensiones, sus recuerdos del pasado. Una familia que a veces hace agua. Oriunda de Aristóbulo del Valle, de la lluviosa provincia de Misiones, Argentina, Closs tiene una trayectoria en el mundo editorial que ya le ha dado cierto reconocimiento. Ha publicado los libros Tres truenos (Premio del Fondo Nacional de las Artes en Argentina); Álvar Núñez: trabajos de sed y de hambre (Premio Angélica Gorodischer); Monchi Mesa; Tascá Skromeda y La despoblación. Además, en España fue finalista del Premio Finestres y del Premio Ribera del Duero por su libro de relatos Pombero. Casa de agua es su séptimo libro. Closs no vive en Argentina, sino en Santiago de Chile, en la comuna de Ñuñoa, aunque al momento de esta entrevista anda en su país natal. Ella se mueve como los muebles de la casa de su libro, que por efecto del agua van cambiando de lugar. A Culto comenta que el origen de Casa de agua estuvo también en una historia familiar, la propia. “Creo que en una conversación con mi abuela, en Misiones.
Ella ya tenía los primeros síntomas de su enfermedad (Alzheimer). A pesar de que no se acordaba de casi nada de lo que había hecho en el día, tenía recuerdos muy vivos y detallados de su pasado lejano. Uno de esos recuerdos era el de irse a comprar su anillo de casamiento con mi abuelo y sentir mucha vergúenza de sus manos con callos. Ella trabajaba en la chacra con sus padres. Ese recuerdo de sus manos se le iba una y otra vez convirtiendo en otro que era casi un sueño, a veces aparecía justo antes de que ella se durmiera. Era el recuerdo de caminar por la vieja casa de su infancia. Esto fue lo que me dijo ese día: “Todas las noches sueño con la casa y sus habitaciones”. En esa oración a mí me pareció que había una especie de clave rítmica. Y esla última oración de Casa de agua”. Este libro se pude leer como una historia familiar. ¿Cuánto hay de tu propia historia? La verdad es que no sé. Yo lo escribí bajo mi régimen de despertarme a las seis de la mañana y escribir lo que sea. Entonces, si apareció mi historia familiar en ese movimiento, eso fue casi involuntario.
Sí, a la hora de tomar decisiones concretas, siempre pensaba un poco en mi abuela, su familia, sus anécdotas, pero casi como para tener una estructura a mano a la que aferrarme, o de la que caerme y a la que volver cada tanto a respirar. Hace poco se publicó una reseña (de Juan Saharrea) que me sorprendió mucho porque encuentra líneas de interpretación de las que yo no fui muy consciente. Los personajes de Casa de agua son una familia descendiente de rusos. ¿Por qué ese país? Eso fue casi accidental. A mí me fascina la literatura rusa, el idioma también. Las costumbres: eso de besarse las manos que aparece en las novelas de Dostoyevski. Los nombres rusos, los patronímicos, que también son una huella de los lazos familiares. Los monstruos rusos: Olga está basada en una serpiente/ dragón cuyo nombre suena a apellido. Gorínich. Es una serpiente “de las montañas”, conocida como amante de las mujeres vírgenes.
En este caso, la serpiente es la misma Olga (es la amada y la amante, al mismo tiempo). Me gustaba que los protagonistas fuesen parte de una antigua cultura muy complejamente codificada, y que, al mismo tiempo, estuviesen como aislados y un poco perdidos y se aferrasen a las supersticiones e historias familiares como a los últimos lazos que los mantienen unidos.
La narración se mueve entre el presente y los recuerdos, y lo onírico se mezcla con lo real. ¿Cómo trabajaste la estructura temporal para que el lector pudiera seguir el hilo sin perderse en esa atmósfera? Creo que es muy posible perderse. Yo no soy una lectora de hilos y argumentos, me pierdo sin pudor y eso incluso me gusta. Un libro que me permita andar perdida me da confianza, me hace sentir bien recibida. Como una casa extraña que uno quiere visitar solo y sin guías, con total libertad. La idea de andar medio espiando no solo no me molesta, sino que incluso me da un poco de fiaca leer un libro al que le “huelo” el argumento. En general, eso me desanima. Casa de agua es un combate permanente contra su propio argumento.
Casa de agua tiene una estructura muy particular, como en corte versal, no en una prosa típica. ¿Por qué? Creo que la “prosa típica” no me sale y hago mi humilde intento de escribir que en general siempre es un poco a partir del ritmo. Pero siempre pienso mis libros como narraciones de alguien que no sabe cómo hacer para narrar, no como poemas. La ignorancia es la clave y la energía.
Entiendo que vives en Santiago de Chile. ¿Cómo ha sido la experiencia para ti? Ya pasé la fase de escandalizarme por todo lo que no es como en Argentina (ríe). Me gusta mucho mi barrio, las casas viejas, las veredas anchas, las plantas con flores chiquitas múltiples como galaxias. Suena medio bobo, pero me encanta irjuntando flores por Ñuñoa. ¿Qué has descubierto de este país que te ha gustado (o no)? Que las montañas nevadas, a lo lejos se parecen a pájaros gigantes. En la mitología india hay un dios que pelea y vence a un grupo de montañas aladas. Siempre me preguntaba de dónde sacaron semejante imagen: una montaña con alas es casi un absurdo. Pero ahora me gusta mucho que nieve, me abstraigo de las montañas y me parece que veo los pájaros esos. O CASA DE AGUA MARINA CLOSS Alfaguara 208 páginas. La autora trasandina -residente en Chilepresenta su novela Casa de agua (Alfaguara), donde cuenta una historia familiar de manera experimental, yendo y viniendo en los tiempos, además de una escritura con tinte poético. Con Culto habla de las claves de su literatura y su vida en el país. e]