Autor: rados por el triunfo de Donald
Embajada en Washington
Embajada en Washington Solo cabe optar por loque mejor convenga alinterés de Chile. Uno de los efectos locales gene-Trump tiene que ver con el futuro delas relaciones diplomáticas entre Chi-le y Estados Unidos. Esto no solo porla muy distinta orientación políticade ambos gobiernos, sino tambiénpor los críticos comentarios que va-rias de las actuales autoridades in-cluido el Presidente Boric han for-mulado en el pasado respecto delmandatario electo. En el centro de lacontroversia se ubica, sin embargo, lafigura del embajador en Washington, Juan Gabriel Valdés.
Con una extensa y reconocidatrayectoria en el servicio público, loscuestionamientos apuntan al con-traste entre su en-tusiasta asistenciae n a g o s t o a l aConvención De-mócrata de Chica-go que proclamó aKamala Harris ysu no concurrencia a la ConvenciónRepublicana de Milwaukee que ofi-cializó a Trump. Aunque él dio expli-caciones para esto último (debía estaren Washington por la visita de la sub-secretaria de Relaciones Económi-cas), sus posteos en redes sociales apropósito del acto de los demócratas“revitalizador de la democracia enlos EE.UU. ” y de Harris “caris-ma inigualable” sugirieron un cla-ro alineamiento con esa candidatura. Más aún considerando las opinionesque en el pasado había expresadoValdés respecto de Trump, comocuando en 2020 sostuvo que un posi-ble segundo gobierno de este era“una amenaza existencial contra losEE. UU.” y que él representaba “unaencarnación de lo peor de la historia”de ese país.
A raíz de ello es que parlamenta-rios de la UDI enviaron la semana pa-sada una carta al Presidente Boric enla que pidieron evaluar la situaciónde Valdés, advirtiendo el riesgo deque puedan ser dañadas nuestras re-laciones con una de las principalespotencias del mundo e importantesocio comercial. Ante eso, el propioembajador ha rechazado los cuestio-namientos y el Gobierno ha dichoque él sigue contando con toda laconfianza del Presidente Boric. Contodo, se ha abierto aquí una discusiónlegítima. Las tareas diplomáticas de-mandan un acceso expedito a las au-toridades y las instancias de decisióndel país anfitrión.
Sabido es que demodos a veces sutiles y otras vecesmás rudos, los gobiernos encuen-tran formas de expresar su descon-tento cuando la figura de un repre-sentante extranjero les resulta disrup-tiva, negándoles ese acceso o dificul-t a n d os u sgestiones. Ello ter-mina inevitable-mente jugando encontra de la nece-saria capacidadpara representar ydefender el interés nacional. Precisamente esta perspectiva esla que siempre debiera priorizarse encasos como este. No se trata de poneren cuestión la trayectoria ni las indis-cutidas capacidades de nuestro em-bajador en Washington, sino simple-mente de evaluar qué es lo que mejorconviene al interés de Chile. Cabe es-perar que el Presidente Boric quientiene la facultad exclusiva en estasmaterias haga una adecuada pon-deración de estos elementos, tal co-mo, a propósito de la elección deTrump, hoy lo hacen gobernantes detodo el mundo.
Lo ocurrido en los ini-cios de esta administración, cuandoempecinadamente se optó por nom-brar en Brasil a un político que explí-citamente había denostado al gober-nante brasileño de esa época, signifi-có que durante un año al no recibirel beneplácito diplomático Chileno tuviera un embajador en ese país, con los costos respectivos para el inte-rés nacional. Las lecciones de esa ex-periencia no debieran olvidarse..