CARTAS: ¿Se deforma el lenguaje?
¿ Se deforma el lenguaje? e Porque poseemos el don de hablar, creemos que todo lo que decimos encierra verdades.
Pero las “formas egoicas” de expresarnos, desfiguran siempre las ideas como lo vemos en los discursos políticos, incluso en la “jerga científica”. Asícomo el sonido de un cañón puede destruir los vidrios de un ventanal, una palabra o un discurso grosero, inarmónico, puede producir enojo, tristeza u odio. En cambio, una palabra suave es siempre capaz de apaciguar cualquier demostración grosera. Se dice que el silencio es oro, pero es mejor decir “es tan incorrecto hablar cuando se debe callar, como callar cuando se debe hablar”. Hay silencios delictuosos y discursos infames.
En las cadencias del verbo también se esconde el delito, lo ha dicho R, Steiner, Las mentiras o vanidades intelectuales, producen “asesinatos en el mundo de la mente” dice Tenzin Gyatso (Dalai Lama). La maledicencia, el chisme y la injuria y la calumnía han llenado al mundo de dolor y amargura. Miremos el medio Oriente, Demócratas y Republicanos en EE.UU. O la nueva izquierda y la nueva derecha, o los discursos que nos llegan de Maduro.
En tiempos de “cambios profundos”, debería enseñarse una “pedagogía de la palabra”. De algún texto sagrado recordemos que “no es lo que entra por la boca lo que hace daño, sino lo que sale”. Debemos hacernos conscientes de nuestro “verbo”. Así, desde la facultad del lenguaje y los usos lingúísticos, siendo esencialmente humano, puede surgir la injuria, la intriga, la difamación, la calumnia, que perjudican al “ser humano”. Dice O.
Uzcategui, en “El Hombre Absoluto” (AGEAC, España, 1999), que la palabra siempre debe estar impregnada con el “aroma de la sinceridad” proveniente de un “corazón libre de egos” o “guerreros de la mente” que surgen siempre desde los “fondos negros” de nuestra condición humana, como las adulaciones falsas de la política o “convicciones insinceras” como decía Jorge Millas. El doble sentido o “doble hablar” de Orwell, el cinismo, la pedantería, los sofismas de distracción que son los “animales feroces” escondidos en la letra chica de la economía o de la ciencia. Herimos a nuestros interlocutores también con el tono de voz, acento inarmónico y arrítmico como lo apreciamos en los espacios de atención de público de las distintas instituciones. Debemos evitar el lenguaje inclusivo pues es la “degeneración ideológica del verbo”. Omer'Silva Villena, lingiiista, exacadémico ufro/uach