Gastar menos: el resto... es música
Gastar menos: el resto... es música Simplemente no hay plata. La falta de crecimiento económico, la estrechez de las cuentas fiscales y los recientes errores en las proyecciones de ingresos del Estado nos han conducido a vivir una especie de fiebre de responsabilidad fiscal. Antes de que se nos pase esta enfermedad benigna, tenemos que aprovechar el impulso para hacer un ajuste severo a los gastos del Estado. Y debemos comenzar ahora. Se han conocido diversas propuestas. Acá una que consideramos apropiada técnicamente y viable políticamente, porque decir dónde cortar es fácil, lo difícil es hacerlo y en un plazo acotado. Primero un objetivo: en el corto plazo (2025) tenemos que recortar 1% del PIB, la misma plata que dejó de recaudar el fisco durante 2024. En el mediano plazo (2026-2029), tenemos que llegar a déficit 0, lo que implicará recortar a lo menos otro punto más. En total, US$ 6 mil millones menos de gasto permanente. Ojo, permanente, porque no podemos sembrar la expectativa de que se ahorrará en un bolsillo para gastar más en otro. La buena noticia es que hay experiencias recientes de bastante éxito. Entre ellas el presupuesto base cero ajustado de 2021, que permitió reasignar 0,6 puntos del PIB, y la consolidación fiscal de 2022, que contrajo el gasto en un 24% real. Para la tarea de corto plazo (2025), es necesario hacer recortes en gastos en personal, compras públicas, programas y gestión de inversiones. En personal, el crecimiento anual del empleo público ha sido del 4,3%, más del doble que en el resto de la economía. Si se estableciera una regla simple que ancle el crecimiento del empleo público al crecimiento del empleo privado (2%), se generarían ahorros anuales cercanos a los US$ 400 millones para el Gobierno Central.
En el mercado público, todos los años se transan cerca de US$ 13 mil millones en compra de bienes y servicios, de los cuales casi US$ 1.000 millones corresponden a sobreprecios (FNE, 2020). Un recorte promedio por servicio público del 5% permitiría ahorrar US$ 650 millones anuales en compra de asesorías, que abundan y aportan poco, en contratos de trabajo camuflados y en bienes que no son imprescindibles para la ciudadanía. El Estado ejecuta cerca de 700 programas, por más de US$ 39.000 millones. Esto incluye desde la PGU hasta programas de microemprendimiento. El 45% de ellos presenta algún "hallazgo" o problema que debe ser corregido, y 187 de ellos son pequeños programas o que muestran alguna duplicidad. Estos últimos deben fusionarse o eliminarse, y para aquellos programas que no sean corregidos se debe reducir su presupuesto progresivamente. Otro ámbito fundamental es el gasto en capital (inversiones). En 2024 su ejecución fue de apenas un 86%, lo que contrasta con la sobreejecución de gasto corriente. Debemos sincerar que el Estado es ineficiente gestionando inversiones y dejar de asignar recursos que luego sabemos serán destinados a hacer caja para pagar sueldos y burocracia. La implementación de estas medidas administrativas permitiría al Estado rebajar el gasto en 1% del PIB en forma permanente y viable.
Para la tarea de mediano plazo, el escenario es más desafiante, pues incluye "entrar a picar" en áreas de compleja gestión, muchas de las cuales implican cambios legales, entre ellas una reforma integral al régimen de empleo público, la evasión del Sistema Red (Transantiago) y el masivo mal gasto en el sector salud, que hoy representa cerca de un quinto del presupuesto de la nación. Por Ley de Responsabilidad Fiscal, el Gobierno debe explicar al Congreso el abultado desvío de su propia meta de balance estructural. Pero más importante que eso serán las acciones que tome la autoridad para corregir el rumbo. La recomendación del CFA de reducir 0,5% del PIB en gastos es solo para cumplir la meta de 1,1% de déficit para 2025, pero la tarea es aún mayor. Llevamos demasiado tiempo gastando más de lo que generamos. Por cierto, hay que volver a crecer al 4%, pero la primera señal reactivadora es que el Estado gaste menos y mejor la plata de todos los contribuyentes. El resto... es música.
Gastar menos: el resto... es música "... la tarea de mediano plazo incluye `entrar a picar' en áreas de compleja gestión, muchas de las cuales implican cambios legales, entre ellas una reforma integral al régimen de empleo público, la evasión del Sistema Red (Transantiago) y el masivo mal gasto en el sector salud... ". ALEJANDRO WEBER Decano Economía y Gobierno USS.