Un chileno entre LOS DINOSAURIOS DE SPIELBERG
O LOS DINOSAURIOS DE SPIELBERG Os sueños se cumplen, y eso es algo que el cineasta y documentalista de vida silvestre Ignacio Walker tiene muy claro.
Hace cinco años, Walker recibió una llamada telefónica quizás esperada, aunque sorprendente por los detalles: desde Netflix lo contactaban para integrarse al equipo de una nueva serie de naturaleza que se filmaría en distintos lugares del mundo, entre ellos el desierto de Atacama, en Chile. Especificamente —le dijeron—, necesitaban a un especialista local que se encargara de la producción en terreno y la grabación con drones en esta zona.
Walker, que ya había trabajado en producciones de Esta semana se estrenó La vida en nuestro planeta, nueva serie que tiene en la producción a Steven Spielberg y a los creadores de Jurassic Park, quienes lograron revivir digitalmente especies ya extintas y las pusieron en locaciones reales.
Parte de ella se grabó en el desierto de Atacama y tuvo a un chileno detrás de las cámaras: el cineasta lgnacio Walker, que aquí entrega detalles exclusivos de una obra que, como pocas, explica cómo ha sido la evolución de la vida en la Tierra desde sus inicios hasta hoy. POR Sebastián Montalva Wainer. E AA TE O. Arriba, el equipo de producción en Atacama. De izquierda a derecha, al fondo, Jonathan Privett, Joe Feredat, lgnacio Walker y Jamie McPherson; adelante, Barny Revill. En la foto inferior, Ignacio Walker en una de las cuevas San Pedro.
IGNACIO WALKER IGNACIO WALKER netflix como Nuestro planeta (2019) o Nuestros grandes parques nacionales (2022), además de otras para la BBC, National Geographic y Discovery, aceptó la propuesta entusiasmado, pero la sorpresa vino unos minutos después.
Esta nueva serie, que se llamaría La vida en nuestro planeta, sería coproducida ni más ni menos que por Steven Spielberg, en alianza con Industrial Light 8: Magic (ILM), la empresa de efectos visuales y gráficos fundada por George Lucas en 1975 que fue responsable, entre otras famosas producciones hollywoodenses, de la creación digital de los dinosaurios de Jurassic Park. “Para mí fue un sueño hecho realidad”, cuenta hoy ignacio Walker desde su casa en Santiago, a días de haber visto por primera vez los resultados de este trabajo, que en total demoró cuatro años. “Cuando era chico vi Jurassic Park y me volvió loco. Me obsesioné con los dinosaurios quizás como cualquier niño, pero cambió mi vida a tal punto que terminé trabajando en cine y filmando animales debido a esta película.
Mi sueño era hacer Jurassic Park algún día”. Narrada por el actor Morgan Freeman, La vida en nuestro planeta se estrenó esta semana y es una serie de 8 capítulos que cuenta cómo ha sido la evolución de la vida en la Tierra, desde la primera forma celular hasta hoy, y cómo lo han hecho las especies para sobrevivir a lo largo de millones de años.
La producción se organiza a través de las cinco extinciones masivas que ha sufrido el planeta —además de la sexta que enfrentamos actualmente— y recrea digitalmente especies que hasta ahora solo se conocian como fósiles, trayéndolas nuevamente a la vida en escenarios reales del planeta que de algún modo se mantienen tal como en el pasado. IGNACIO WALKER IGNACIO WALKER IGNACIO WALKER ESCENARIO. Lugares como la laguna Chaxa, el valle de la Luna, el valle de Catarpe y el salar de Pujsa se usaron como locaciones. Científicos locales e internacionales asesoraron a la producción. A ANTIGUOS. Estos son los antepasados de los mamíferos.
Su hábitat se recreó en San Pedro. de hecho, la serie entrega un dato muy impresionante: hoy existen unos 20 millones de especies en el planeta, pero eso solo representa una instantánea en el tiempo, ya que el 99 por ciento de los seres que alguna vez habitaron la Tierra están perdidos en el pasado profundo.
Las recreaciones digitales, además, son combinadas con unas espectaculares secuencias de especies actuales —esto ya más en el estilo de los documentales tradicionales de vida silvestre—, que muestran cómo han heredado ciertas conductas de sobrevivencia de sus antepasados.
“Esta es la enciclopedia de la vida en la Tierra: yo nunca había visto una serie como esta, porque te cuenta cómo ha sido toda nuestra evolución, y los capítulos son secuenciales, no unidades independientes como sucede en otras producciones: debes ver el primero para entender el segundo, y así sucesivamente”, explica Walker. “La Tierra tiene cuatro mil millones de años, pero es recién en los últimos 600 millones cuando apareció la vida que hoy podemos identificar mejor. El plancton, por ejemplo, aparece entre 500 y 800 millones años atrás, pero tenemos distintas épocas donde hubo diferentes reinos animales. Así como los dinosaurios reinaron durante 150 millones de años, hubo otras especies que reinaron en otras épocas. La serie va hacia atrás y adelante, mostrando de dónde venimos y hacia dónde vamos constantemente.
Eso es fascinante”. Viaje al pasado Filmada durante cuatro años en distintas locaciones de todo el mundo, La vida en nuestro planeta se produjo de una forma diferente a los tradicionales documentales de naturaleza, y esto básicamente por el tipo de historia que se cuenta, que incluye aspectos de ficción para mostrar cómo vivían las especies extintas. Lo explica el propio Ignacio Walker: “En otras producciones donde se filman animales no siempre es necesario que esté el director en terreno, pero en este caso teníamos un storyboard con escenas para recrear.
Así que fuimos con él (el inglés Barny Revill) dos meses antes de la filmación a recorrer todo el desierto de Atacama y ver los lugares donde ibamos a filmar”. Los capítulos 4 y 6 de la serie son los que incluyen escenas filmadas en Chile, en las cuales participó Ignacio Walker como productor en terreno y autor de tomas aéreas.
Hay una secuencia donde se recrea al listrosaurio, un antepasado de los mamíferos que vivió en el período Pérmico, hace unos 250 millones de años (es decir, antes de los dinosaurios del Jurásico, que son los más conocidos), al cual se le muestra saliendo de una cueva y caminando por el desierto. Esa escena se realizó en el valle de la Luna, San Pedro de Atacama. “El director tenía claro que el listrosaurio debía salir de una cueva y encontrarse en una pradera con otros listrosaurios”, explica Walker.
“Así que fuimos a buscar la cueva y la pradera a un lugar que se viera como en el período Pérmico”. Tal como explica Walker, elegir la locación no era aleatorio, sino que debía corresponder a un sitio que realmente se pareciera a cómo era la Tierra en aquella época. “En esta producción es tal el nivel de precisión que hay un equipo de científicos que asesora para que cada lugar sea una representación de la época que queremos mostrar. De hecho, les sacábamos fotos hasta a las hierbas que saldrían en las tomas y se las mandábamos a los científicos para saber si efectivamente existían en ese período”, dice el cineasta.
Tal como si estuviesen trabajando una producción hollywoodense con animaciones digitales, el equipo primero debía hacer una toma general del paisaje limpio, luego repetirla con una persona que caminara por donde lo haría el animal, más tarde con una persona llevando una pantalla azul (que luego permitiría recortar la figura del saurio) y, finalmente, la misma toma, pero grabada con una chrome ball, un aparato que permite que en posproducción se iguale la luz que rebotará en la figura digital, para que todo se vea lo más real posible. “Es la misma tecnología que se usa para filmar Jurassic Park, aunque, a diferencia de las 200 personas que trabajan en una producción de Hollywood, aquí éramos solo cinco”, explica Walker. “Como sea, debías imaginarte las tomas antes de que estuviesen terminadas, y cuando las vi finalmente fue una gran emoción. Ayudamos a plasmar la visión del director y Ae, GUIÓN. La historia se organiza en torno a las cinco extinciones masivas que ha vivido la Tierra, y la sexta que enfrentamos ahora IGNACIO WALKER TÉCNICA.
Esta es la chrome ball que se usa para realizar las animaciones digitales, la misma tecnología de filmes como Jurassic Park. a un equipo internacional para lograrlo”. El potencial de Chile Además de la recreación de animales extintos y la grabación de locaciones reales, La vida en nuestro planeta también incluye secuencias de vida silvestre “normales”. Dos de ellas se filmaron en Chile: una sobre una especie de lagartijas (Liolaemus fabiani o lagartija de Fabián) que son capaces de sobrevivir en pleno desierto —tal como lo habrían hecho sus antepasados hace millones de años—, ya que cazan moscas de las cuales obtienen el agua que no pueden beber de los salares, y otra sobre los flamencos en el altiplano, que muestra cómo las aves son en realidad descendientes de los dinosaurios.
Con asesoría de científicos locales, como el herpetólogo Yery Marambio Alfaro y guardaparques de Conaf, ambas secuencias se filmaron en el sector de laguna Chaxa, pero también hubo otras tomas en el valle de Catarpe y en el salar de Pujsa.
“Para filmar a las lagartijas (una secuencia espectacular registrada en cámara lenta que muestra una pelea de tres individuos por conseguir su alimento y agua), los biólogos nos asesoraban para encontrar la laguna exacta donde estaban las moscas. Pero las lagartijas se ponen a pelear espontáneamente, así que teníamos que estar todo el día bajo el sol del desierto esperando que hicieran su gracia”, cuenta Walker. La grabación de los flamencos también requirió usar técnicas y realizar esfuerzos propios de este tipo de producciones. El equipo necesitaba registrar un baile muy coreográfico que realizan estas aves, pero para eso tenían que asegurarse de que su presencia no fuese advertida. “Para grabar alos flamencos pusimos una carpa caOBRA. La serie ya fue nominada a los Critics Choice Documentary Awards. Lol: 4 El Sl Lal SECUENCIA. La serie tiene 8 capítulos que deben verse en orden, ya que uno permite entender el siguiente. Fue creada por Silverback Films en asociación con Amblin Television, la productora de Steven Spielberg. muflada y unos palitos con unos flamencos de cartón”, recuerda Walker. “Teníamos que llegar una o dos horas antes de que amaneciera e ir hasta este escondite para filmarlos, pero el auto lo dejábamos unos 600 metros antes.
Desde allí, literalmente, debíamos movernos en punta y codo hasta la carpa, para no ahuyentarlos ni estresarlos”. Para Walker, que se haya escogido el desierto de Atacama para grabar estas secuencias y recrear allí ambientes antiguos de la Tierra —algo que quizás podría haberse hecho en otros lugares del mundo— demuestra el valor que tiene Chile para este tipo de producciones internacionales de naturaleza. Sin embargo, el cineasta cree que todavía hay mucho potencial por desarrollar. “Chile está en el radar de estas producciones por muchas razones. Obviamente, los paisajes son increíbles, variados y muy cinematográficos. Además, es un país donde las cosas funcionan y se puede filmar relativamente seguro”, dice Walker.
“A Chile se le está mirando constantemente desde afuera para filmar cosas tan ambiciosas como una producción de Spielberg, pero todavía hay mucho espacio para crecer y falta mucho que hacer a través de beneficios y facilidades, como incentivos tributarios, por ejemplo, para que se venga a filmar el doble. Finalmente, esto se transforma en una publicidad para Chile: cuando vayas a San Pedro de Atacama, te van a poder decir que allí se filmó la serie de Spielberg. Depende de Chile abrir las puertas o facilitar el acceso al país con incentivos de todo tipo. Tenemos un tremendo potencial, pero seguimos con las migajas de lo que realmente podríamos aprovechar”.