Autor: EDITORIAL HUMANITAS 109
En homenaje al Santo Padre Francisco
En homenaje al Santo Padre Francisco Padre Francisco E El lunes de madrugada, tras haber dado el Domingo de Resurrección la bendición Urbi et Orbe y saludado desde el balcón y el papamóvil a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Su Santidad Francisco partió a la casa del Padre. La noticia se extendió rápidamente y, a pesar de que sabíamos que su salud estaba muy frágil, causó mucha consternación.
Se hace difícil asimilar que alguien con un mensaje tan vivo y una presencia tan poderosa en su sencillez, ya no está, y es inevitable recurrir a aquellas imágenes, frases y recuerdos que cada uno tiene especialmente grabados en su interior. Diferentes medios de comunicación hacen análisis a través de cifras --años, cartas, jornadas, viajes, encuentros--, de polémicas, de los temas nuevos que abordó, de los temas pendientes.
Muchas instituciones también se han sumado a las voces de síntesis y de pésame: fundaciones que trabajan con desposeídos, migrantes y privados de libertad; equipos de fútbol, instituciones de educación escolar y superior, gobiernos, dirigentes políticos y empresariales. Y sobre todo personas, fieles o no, cercanos o alejados de la Iglesia, pero a los que la impronta de este Papa no dejó indiferentes.
Se han celebrado misas y encuentros de oración a lo largo de Chile y el mundo, y son muchos quienes acuden para rezar por él y a la vez experimentarse parte de algo mayor, amparados como comunidad de Iglesia en momentos de tristeza y agradecimiento.
Desde Humanitas nos sumamos a estas muestras de respeto y reconocimiento compartiendo hoy, a horas de su funeral, dos textos escritos por Eduardo Valenzuela, director de la revista: el editorial que encabeza nuestro número de abril, escrito en marzo cuando, aunque delicado de salud, Francisco todavía estaba entre nosotros; y la presentación del libro que está en vías de publicación, y que recoge una selección de artículos sobre el Pontífice y su legado. EDITORIAL HUMANITAS 109 El Papa Francisco en horas difíciles HUMANITAS 1 Papa Francisco cumple doce años de pontificado que coinciden con una delicada enfermedad respiratoria que lo mantuvo hospitalizado en el Gemelli de Roma.
Un año que, de cualquier modo, se prestaba para el balance, porque se cumplen también diez años de Laudato si" seguramente la encíclica por la que será mejor recordado y se cierra, en medio de un año jubilar, el llamado sínodo de la sinodalidad, que él mismo ha querido que sea su gran impronta eclesial.
El Papa ha escrito por lo demás su propia biografía recoPilada por el periodista italiano Fabio Marchese en un libro hermoso por la sencillez y llaneza con que se entrelaza su propia vida con grandes acontecimientos de la época en que vivió, Mi historia a través de la historia (con Fabio Marchese Ragona.
Harper Collins, España, 2024). Los trazos de su vida están doblemente marcados por una religiosidad formada por una abuela piamontesa y una educación salesiana de la que ha conservado una piedad al mismo tiempo sacramental y popular, y una vocación sacerdotal que se ha modelado según el ejemplo jesuita del cura villero que vive en medio de los pobres. A veces las grandes personas son aquellas que representan lo mejor de una determinada tradición.
Lo más valioso de nuestra tradición católica -la que ha prevalecido y perdurado en el continente latinoamericano debe ser justamente la del cura misionero que se dedicó abnegadamente a servir y defender a los más pobres, y la del creyente puro y duro que nunca ha dejado que decaiga su fidelidad a la Virgen y no ha dejado jamás de creer en la eficacia inconmensurable de la oración. Lo más sorprendente, no obstante, es que Francisco, salesiano por educación, jesuita por vocación, ha terminado haciendo un papado franciscano.
No solamente por su elección de nombre pontifical, sino por sus dos grandes mensajes enteramente inspirados en el santo, uno en el Cántico de las Creaturas de Francisco (del que se cumplirán 800 años precisamente en este año jubilar) y el otro en el ideal franciscano de la fraternidad y de la paz universal. Laudato si" (2015) y Fratelli tutti (2020) son los dos textos más representativos de su pontificado, y los más sorprendentes también.
Ningún Papa había hablado de ecología de esta manera, del amor desmesurado por la Creación, de la obligación de cuidado humano de la naturaleza y de la responsabilidad que nos cabe en la supervivencia del planeta.
Después del poderoso llamado a renovar la misión de Aparecida, la conferencia de obispos latinoamericanos del 2007, el único documento continental de importancia ha sido la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, que entrelaza por lo demás los dos temas mencionados: el cuidado ambiental y la convivencia fraterna. De Aparecida recuerda que se quedaban hasta las tres de la mañana redactando el Documento Final con el trasfondo de las voces de los peregrinos que llegaban al enorme santuario brasileño.
He aquí los pilares de este documento tal como los describe él mismo: "la acogida a todo aquel que llega del pueblo; ser una Iglesia misionera en salida que va al encuentro de la gente... y la piedad popular que nos permite seguir transmitiendo la fe de manera sencilla y genuina" (p. 200). Tampoco se había hablado antes quizás con tanta claridad de la importancia de la amistad social entre las personas, los grupos sociales y las naciones, con el telón de fondo que nos sacude ahora, el exceso de individualismo que resiente las obras colectivas, el aumento de la polarización política y la amenaza de una tercera guerra mundial que se asoma cada vez más a través de masas desencantadas y líderes irresponsables.
De su elección recuerda la breve nota que pronunció ante el colegio cardenalicio que selló su suerte, en que vuelve a conminar a una Iglesia que elude la mundanidad espiritual, como decía De Lubac, el afán de enaltecerse a sí misma, y que, al contrario, sale de sí misma hacia las periferias de toda clase a buscar a la gente, sobre todo la más vulnerable y desesperada. De todos los acontecimientos que han cruzado. OPINIÓN En homenaje al Santo Padre Francisco Gracias Papa Francis: Br tu último adiós, recorriendo laóPláza de-San Pedro tras ofrecernos la bendición Urbi et Orbi. Descansa, en paz.
OAP FOto/Gregorio Borgia y su pontificado recuerda especialmente la pandemia de Covid-19 y el arrojo de tantos sacerdotes que se acercaron y acompañaron a la gente en la desgracia, así como su gesto muy recordado de orar en solitario en la plaza de San Pedro portan= do el Salus Populi Romani, el crucifijo milagroso que había salvado al pueblo romano de la peste quinientos años antes. Todavía hay mucho por hacer. Todavía mucho más por una Iglesia sinodal, unida, sencilla y misionera que cumpla con la exigencia conciliar de ser genuinamente el pueblo de Dios.
También =dice Francisco "pienso en las mujeres, que cada vez encuentran más espacio y atención en el marco de la Iglesia; pienso en los laicos y en los jóvenes, que son un gran tesoro y una gran esperanza para el futuro" (p. 224). Una y otra vez insiste en el deber de reforma de la Iglesia con mil imágenes distintas, "una Iglesia moderada, humilde y servicial, con los atributos de Dios y, por tanto, también sensible, cercana y compasiva" (p. 253), "una Iglesia madre que abrace y acoja a todo el mundo" (p. 255), "una Iglesia más espiritual, más pobre, que se convirtiera en una casa para los indigentes" (p. 254). No se trata de alterar un ápice su doctrina, pero sí sus estructuras y su comportamiento, partiendo por el Vaticano "esa última monarquía absoluta de Europa" (p. 252). y la plaga del clericalismo que, en lugar de apoyar alos laicos, somete y destruye su iniciativa y expresión propia.
No tiene pelos en la lengua para lamentar la maledicencia que lo ha rodeado muchas veces, por ejemplo, las acusaciones infundadas de que no apoyó suficientemente a los jesuitas perseguidos por la dictadura argentina o las intrigas que se han sembrado en la curia durante su pontificado. Si las hubiera tomado en serio -dice habría tenido que ir al psicólogo todas las semanas.
Por eso hace gala de su buen humor y cierra su libro con su conocido ruego de que recen por él, pero --agrega esta vez a favor, no en contra. "Sueño con una Iglesia moderada, humilde y servicial, con los atributos de Dios y, por tanto, también sensible, cercana y compasiva? "una Iglesia madre que abrace y acoja a todo el mundo?" "una Iglesia más espiritual, más pobre, que se convirtiera en una casa para los indigentes" Papa Francisco. Francisco. Presentación libro Francisco, huellas de un pontificado HUMANITAS 1 Papa Francisco será recordado por su orientación y énfasis pastoral.
Pastor por excelencia, pastor sencillo y llano que honró a su manera la gran tradición petrina de la que se hizo cargo durante doce años (2013-2025). Pastor bueno, preocupado de llamar a todo el mundo a conocer el mensaje de Cristo, sobre todo a los que estaban más lejos (véase el gesto de invitar a Javier Cercas a compartir su viaje a Mongolia; apenas uno entre cientos de gestos parecidos y que resultaron siempre tan inauditos). Pastor del Sagrado Corazón de Jesús, que reconoce a Jesús en la ternura, la risa y los afectos, como recuerda en Dilexit nos, una carta intensamente antijansenista, esa actitud propia de una elite -dice el Papa que ve a Dios solo en lo alto y en lo distante y que desprecia las expresiones sensibles de la piedad, sobre todo de la piedad popular de la que siempre estuvo tan cerca (no en vano quiso que se lo sepultara cerca de María antes que en la fría cripta vaticana). Pastor de los inmigrantes y de los forasteros, porque -como recordaba es deber esencial del católico (tanto como el respeto incondicional de la vida del que está por nacer) el respeto y la acogida al que viene de lejos, sobre todo de los inmigrantes pobres como lo fue alguna vez su propia familia.
Pastor verde, porque también en esto rompió con el antropocentrismo exacerbado de nuestra propia tradición cristiana con su característico desdén ecológico, y nos recordó a todos que vivimos situados en el mundo con las demás creaturas sensibles y con toda la naturaleza animada e inanimada, respecto de las cuales tenemos una responsabilidad especial.
Pastor del Amor de Dios porque siempre decía que el corazón no se mueve con normas y doctrinas sino con el amor de Dios misericordioso, podemos cansarnos de decir no al aborto, pero no moveremos el corazón de nadie si no somos antes que nada testigos del amor vivo de Dios por todas las creaturas.
Pastor del Pueblo de Dios, porque amaba la unidad de la Iglesia y prevenía a los que quieren quedarse atrás (véase la corrección del motu proprio Traditionis custodes) tanto como alos que quieren ir muy rápido (el sínodo alemán, por ejemplo), y también porque promovía la comunión esencial entre clérigos y fieles que proviene del bautismo común, que prevalece sobre cualquier diferencia esencial que pueda surgir más adelante.
Pastor, en fin, de la Esperanza, que vive el Evangelio en la alegría y en la esperanza viva que proporciona la promesa que Dios hizo a toda la humanidad redimida en Jesucristo. toda la humanidad redimida en Jesucristo. Veintiséis años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura www.humanitas.cl www.humanitas.cl.