Autor: Magdalena Merbilháa
Columnas de Opinión: La insoportable e impresentable liviandad del gastar
Columnas de Opinión: La insoportable e impresentable liviandad del gastar Esta semana nos enteramos de que nuevamente de malos cálculos desde el Estado. Pareciera ser que los números no son algo amistoso para ellos. La “mejor directora de presupuesto”, según el ministro Marcel necesita, ante todo, sentido de realidad. En 2023, la Dipres reconoció un error de cálculo en el concepto de otros ingresos en $688.535 millones.
La Operación Renta, momento en el Estado desde la fuerza le quita a quienes trabajan el justo usufructo de su trabajo, recaudó 9,7% menos en 2024, debido a la desaceleración de la economía, causada por malas políticas públicas. Esto obligó a hacer un ajuste de alrededor de US$857 millones en el gasto, a mediados de 2024. En diciembre del año pasado, se informó de otro error de cálculo de US$4.400 millones que afectó los presupuestos de hospitales, municipios y GORES. Lo que evidencio que el Estado no prioriza, ya que la salud debiese estar ante todo. Por su parte, las medidas para paliar el menor ingreso tampoco funcionaron.
De hecho, la estimación de ingresos por repatriación de capitales alcanzó apenas el 15,6% de lo que buscaba recaudar, logrando sólo $92.496 millones A todas estas malas estimaciones, se le suma la baja en la recaudación por el litio y los impuestos específicos al tabaco. Los malos cálculos no ayudan a cubrir los compromisos adquiridos y las promesas de asistencialismo exigen gastar más de lo que el país produce.
De hecho, para 2025, la deuda nacional de Chile en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) se estima en un 39,44%. Con esto, sólo el pago de intereses, subirá a 12% y llegará a US$4.400 millones.
A todo este mal panorama, hoy de le suma el cálculo entregado por un estudio de Acción Educar en el que se muestra que el Estado podría perder US$9.500 millones en una década y de US$20.978 en los primeros 25 años por el sistema anunciado por el gobierno para reemplazar al CAE. Súmele a esto el pago de la “deuda histórica de los profesores”, simplemente insostenible. Proyectos y leyes hechas sin ninguna responsabilidad y anunciados, para efectos electorales. Falta realismo, falta sentido del valor del dinero y falta responsabilidad. Es una completa, insoportable e impresentable, liviandad del gastar. El futuro no se ve mejor, de hecho, Fitch Ratings proyecta un crecimiento del 2,1% para 2025, por debajo de la mediana de economías comparables. Esto evidencia que Chile lo está haciendo muy mal.
De hecho, en 2014 Niall Ferguson, historiador británico, dijo “Chile puede estar comenzando a ejercer su derecho a ser estúpido”. Las reformas del segundo gobierno de Bachelet, que tomaron el camino del socialismo, frenaron el crecimiento y el dinamismo de nuestro país. Dejamos de crecer y se quiere dar derechos sociales para aumentar el Estado y la dependencia de las personas hacia éste. Pero asumenque el dinero cae del cielo y no es así. No tienen sentido de realidad, ni responsabilidad ya que administran dineros que no produjeron. Es en este contexto, sin crecimiento, con menor recaudación, con mayor endeudamiento, literalmente quebrados, es que se está pensando la reforma de pensiones. La PGU no está financiada y eso generará más déficit. No se tiene claridad sobre verdadero costo fiscal de la nueva propuesta de Reforma a las pensiones, tampoco. Lo más increíble es que las reparticiones del Estado actúan como si el dinero sobrara. Los mismos informes del Estado revelaron la existencia de programas con bajas calificaciones y desempeños. O sea, programas con presupuestos que en rigor, no sirven. Pagan sueldos a burócratas, pero no mejoran la vida de las personas. O sea, no cumplen con lo establecido y se los financia igual. Tampoco hay claridad en los gastos en las Municipalidades, muchos nuevos alcaldes están iniciando acciones legales contra sus antecesores y las “fundaciones truchas” desfalcan dinero y nadie devuelve nada. En medio de falta de dinero, el gobierno trata de comprar las casas de los expresidentes, se aumenta el presupuesto de cultura, mientras se baja a la fiscalía, carabineros y la PDI. Nada parece tener mucho sentido. Es por eso que es esencial recordar a Milton Friedman, economista americano, padre del Monetarismo que tenía claro que hay cuatro formas de producir y de gastar. El Primer modo es “Gastar tú dinero en ti”, modo muy eficiente de gasto ya que se busca maximizar el costo / beneficio. Se busca, por todos los medios, obtener el máximo rendimiento y el mejor uso del capital. La idea de obtener más, pagando menos. Hay conciencia de cuánto cuesta producir el dinero, por eso se lo cuida. El segundo modo, es “Gastar tú dinero en otro”, este sigue siendo un alguien que produce ese dinero y sabe lo que le costó producirlo, por eso busca minimizar costos, evitando despilfarros.
El tercer modo, es “Gastar el dinero de otro en ti”, sin duda esta forma, que no tiene conciencia de lo que cuesta producir algo, busca primeramente maximizar el beneficio, quiere más para él y obtiene calidad. No cuida el dinero y ciertamente por naturaleza invita al derroche.
La cuarta forma de gastar, que es lo que hace el Estado, es “Gastar el dinero de otro en otro”. Esta es la peor de todas las formas de gastar dinero, ya que no solo, no se tiene conciencia de lo que costó producir el dinero, por lo que no importa la relación costo/ beneficio, sino que tiende al malgasto. Esta forma permite incurrir en un gasto excesivo a cambio de nula calidad (programas mal evaluados). De hecho, esta es la forma en la que los gobiernos gastan el dinero de los contribuyentes. Esto explica La insoportable e impresentable, liviandad del gastar.