De partidos a sectas
Robert Funk Académico Facultad de Gobierno U. De Chile 'n mitín en el Madison Square Garden con 20 mil asistentes. Afuera, 1.700 policías intentan separar a los manifestantes antifascistas de quienes están dentro de la arena. Las banderas gigantes de Estados Unidos sirven de telón de fondo para discursos racistas. Sus líderes no ocultan su admiración por los regímenes autoritarios en otras latitudes. La película remite a febrero de 1939, cuando la Federación Alemana-Americana (Bund), organizó una manifestación en el mismo Garden para apoyar al gobierno nazi de Adolf Hitler. En la reunión de campaña de Trump el domingo pasado no hubo esvásticas, pero los paralelos son demasiado obvios. En la versión actual, los oradores hicieron eco del mismo racismo: se burlaron de afroamericanos, judíos y puertorriqueños. El público aplaudía, tal como en 1939. Pero el mundo ha cambiado. Hoy esos grupos votan en grandes números, y en una elección reñida, uno creería que, en vez de atacarlos, un candidato y sus secuaces estarían interesados en atraerlos. El partido republicano parece haber transitado desde un razonable cuestionamiento a la participación estadounidense en guerras extranjeras al aislacionismo total, de una sana discusión sobre políticas de diversidad hacia un racismo abierto y peligroso. Pero, ¿fue un error? Si hay algo que hemos aprendido es que El caso del Partido Republicano es extremo, pero ilustrativo de un fenómeno actual. Los partidos tradicionales eran vehículos para representar grandes bloques de intereses, transformarlos en votos y, posteriormente, gobernar. Es decir, ganar y ejercer el poder.
Hoy, gracias a cambios en las estructuras sociales y de clase, la polarización y la influencia de las redes sociales, los lo que parece “El acto de partidos actúan más code Donald Trump son campaña de mo barras bravas de futcalculados, y lo que pabol. Para los que perterecen ser errores le suelen traer rédito político. Manifestación igual, y cambiar de banTrump sabe que la en 1939, en el do sería casi impensacampaña —es decir el mismo Garden, ble. Es cosa de ver el Coesfuerzo por convencer legio Electoral: hasta oganaradherentes—esPAYA APOYAar al mediados del siglo XX tá básicamente cerrada. Gobierno BAZA de no era raro que un presi La ciudadanía conoce Adolf Hitler”. Dente ganara una elecbien a Trump, incluso los detalles de su vida íntima. El desafío en la semana que queda se trata de animar a la base; GOTV como dicen en EEUU: Get Out the Vote. Y el expresidente sabe que nada anima más a su base que la xenofobia. El temor —ya lo sabía Maquiavelo— es una forma eficiente de asegurar disciplina. Ción con 450 o 470 votos electorales. En las últimas dos elecciones, el ganador ha sacado apenas 300. Pero no necesitan más. Es más cómodo ganar con poco y no tener que convencer a los indecisos. Así, los parti dos se convierten en sectas, y sus mitines en declaraciones de lealtad hacia su querido líder.