Elecciones en KidZania
Elecciones en KidZania E l momento más bajo del debate de primarias del domingo pasado fue cuando la candidata del PC, Jeanette Jara, interrogó a su rival Jaime Mulet por el cuidado de los animalitos. Me parece que sólo buscaba una confirmación por parte de su adversario, quien, sonriendo, le dijo que estos siempre habían sido una prioridad en su corazón. Mejor le preguntaba por su marca de manjar favorito, con qué pokemón se identificaba más, o con cuál peluche prefería dormir.
Suena divertido, pero algo crujió entonces en el techo de la vida política chilena, pero sin hacer ningún ruido o que más bien pasó inadvertido: en esta versión invertida de KidZania, esa especie de parque temático donde los niños juegan a ser adultos, se vive una intensa jornada de elecciones, y las y los candidatos juegan a ser niños o tratan a sus electores como si lo fueran. Andan disfrazados de lo que no son y prefieren chacotear en las redes en lugar de responder preguntas incómodas. Hacen toda clase de promesas sin importar cómo van a ejecutarlas. La candidata Jara baila como un trompo y sonríe, haciendo lo posible para disimular su militancia comunista y que nadie vea lo evidente.
Gonzalo Winter le pregunta a la ciudadanía si acaso "¿ siente que Chile no va para ningún lado?", como sí la coalición que representa no hubiera estado gobernando y sentada en la mesa del poder durante los últimos años. Juega a enojarse detrás de sus gruesos mostachos que ocultan al revolucionario del Verbo Divino. Carolina Tohá se hace la niña que nunca pudo ser, ensayando looks y bailando en un programa de las redes. Mientras los candidatos a estas primarias se divierten, en otro rincón de Ciudad Gótica sus rivales de la oposición prueban posturas diferentes. Evelyn Matthei ensaya con una banda de voceros a los que cambia a cada rato. Johannes Kaiser se amurra, haciéndose el interesante.
José Antonio Kast se pone traje de superhéroe de Marvel y lanza sus planes: "implacable", "reinicia", "generación dorada" o "escudo fronterizo", entre otros, con los que pretende hacer añicos los problemas que aquejan a esta desdichada república.
Según decía este mismo diario, todo esto forma parte del llamado "streaming blando" que opera en las redes sociales, donde la política adversarial que caracterizó a nuestro pasado reciente de país polarizado se diluye en "reels", cápsulas, y virales chacoteros. ¿No será mejor que cada candidato se resigne a ser quien es? O, como dijo el otro día el diputado Diego Schalper, que dejen de empeñarse en tratar a sus votantes como si no fueran mayores de edad.
Pero también existe otra posibilidad inquietante: que el país haya terminado por infantilizarse y ahora todos seamos niños, lo que, sin herir la sensibilidad de los infantes, sería catastrófico, porque como exclamó Winter, en una penetrante reflexión ante sus partidarios: "¡ los niños, niños son!". Elecciones en KidZania Marcelo Somarriva Q. "Existe otra posibilidad inquietante: que el país haya terminado por infantilizarse y ahora todos seamos niños"..