Autor: MARÍA FLORENCIA POLANCO
“Los estudiantes no aman universalmente la escuela, porque no la encuentran interesante”
En 2017, Daniel T. Willingham Daniel T. Willingham, académico de la U. de Virginia y experto en ciencia cognitiva: N Según el académico, para que los escolares se interesen por las clases y logren aprendizajes profundos es necesario despertar su curiosidad. Y eso se logra, plantea, relacionando los contenidos que se enseñan con los conocimientos y experiencias previas de los alumnos. “Los estudiantes no aman universalmente la escuela, porque no la encuentran interesante” Daniel T. Willingham, académico de la U. de Virginia y experto en ciencia cognitiva:El psicólogo estadounidense Daniel T.
Willingham, académico de la U. de Virginia y autor de libros como “¿ Por qué a los estudiantes no les gusta ir a la escuela?”, es enfático en señalar que para enseñar, primero es necesario comprender cómo el cerebro aprende.
En exclusiva con “El Mercurio”, el especialista en ciencia cognitiva aborda el desafío de mantener a los alumnos interesados en las clases, la diferencia entre memorizar y lograr aprendizajes profundos y el impacto de las nuevas tecnologías.
Ayer, el académico participó virtualmente del researchED Chile 2024, organizado por Aptus, y el 14 de octubre se emitirá una entrevista online en el seminario “Calidad y Gestión en Educación”, convocado por Libertad y Desarrollo junto a la U. del Desarrollo. ¿Por qué a los estudiantes no les gusta ir a la escuela?designado por el expresidente Barack Obama para la Junta Nacional de Ciencias de la Educación. La memoria ama intentas aprender algo el significado. Cuandonuevo, si entiendes lo que significa, es más probable que lo recuerdes. Por eso es que la memorización mecánica es tan terrible”. “Muchos criticaron el título del libro, porque no trata exactamente sobre eso. Se supone que gustar debe ir en cursiva y la pregunta sugiere que los estudiantes deberían amar la escuela, pero no todos lo hacen. La razón es porque somos curiosos, pero la curiosidad es frágil y fácil de perder. Los estudiantes no aman universalmente la escuela, porque no la encuentran interesante.
Por eso, el trabajo de un maestro es tan desafiante”. Sobre cómo aprovechar esa curiosidad innata y lograr que las clases sí sean interesantes, el psicólogo señala que primero es importante entender cómo el cerebro aprende: “Los seres humanos somos curiosos cuando creemos que se nos ofrece la oportunidad de aprender algo y para sentir que estás aprendiendo, la nueva información debe ser comprendida e integrada con los contenidos que ya tienes”, plantea. Para explicarlo da un ejemplo: “Ante la preguntasobre cuántas latas de refresco se venden en los Estados Unidos cada año, puedes imaginar dos extremos de tu conocimiento. Uno es que ya sabes cuán-tas se venden y, por supuesto, no te interesa. El otro es que si te lo digo, y ese dato está aislado de todo lo demás, que sabes, no es interesante. Sabes cuántas latas hay, pero no sabes cómo interpretarlo, es algo sin sentido. Imagina ahora que tu conocimiento está en un punto intermedio, donde quizás eres un distribuidor de refrescos en Chile, sabes mucha información sobre cuánto se vende allí, pero no sobre Estados Unidos.
Es un poco más interesante, ¿verdad?”. Dice que el cerebro humano no está diseñado para pensar todo el tiempo. ¿Cómo pueden los docentes motivar a los estudiantes en un entorno que exige precisamente eso?“Hay muchas maneras diferentes. Una es, como dijimos, presentar el nuevo contenido en el contexto de lo que los estudiantes ya saben. Otra es ofrecer a los estudiantes una sensación de elección y control, por ejemplo, en lugar de asignar un solo libro para que lean, darles a elegir entre tres. Permitir que los estudiantes tengan tiempo para realizar proyectos por su cuenta también puede ayudar.
Pero el mayor problema es que los maestros no tienen tanta fle-xibilidad, porque se espera que cubran ciertos contenidos”. Es común oír que a las personas se les olvida lo que aprenden en la escuela. ¿Cómo lograr que lo que se enseñe perdure?“La memoria ama el significado. Cuando intentas aprender algo nuevo, si entiendes lo que significa, es más probable que lo recuerdes. Por eso es que la memorización mecánica es tan terrible y extremadamente difícil. Lo otro es que querer recordar algo no contribuye prácticamente nada en si realmente lo recordarás. Si conectas una experiencia con cosas que ya conoces, es muy probable que la recuerdes. Por eso tenemos todo tipo de información en nuestra memoria que no necesariamente queríamos aprender. Lo que sí ayuda es pensar en las cosas profundamente, pensar en lo que significan.
Ese es, probablemente, el principio cognitivo más importante que los maestros deberían conocer”. ¿Cómo la ciencia cognitiva puede ayudar a cerrar las brechas de aprendizaje entre estudiantes de diferentes orígenes socioeconómicos?“Ese es un gran foco de investigaciónen Estados Unidos. Lo que la ciencia cognitiva puede hacer es ayudar a resaltar por qué ocurren esas brechas en primer lugar, para que podamos estar mejor informados cuando intentamos abordarlas.
Por ejemplo, se ha mostrado que el factor más importante en comprensión lectora, una vez que los niños son capaces de decodificar rápida y confiablemente, es lo que saben sobre el tema del texto antes de leerlo. Todos experimentamos esto cuando leemos algo sobre un tema del que no sabemos nada; es más confuso. En cuanto a los niños que provienen de hogares más pobres, tienen menos oportunidades de adquirir este tipo de conocimiento previo, que es muy útil para la comprensión lectora.
Esto no resuelve el problema, pero evidencia que si la escuela va a ser el principal espacio para que estos niños adquieran este conocimiento previo, hay que asegurarse de que existan muchas oportunidades”. ¿Cómo debería ser un sistema de evaluación teniendo en cuenta lo que sabemos entre aprendizaje y motivación?“Si hablamos de lectura, las evaluaciones funcionan mejor cuando están alineadas con el currículo. Con frecuencia, no lo están. Por ejemplo, los niños de 10 años en la clase de ciencias estudian sobre ecosistemas en las montañas y sobre ballenas. Luego, el examen de lectura no es sobre ballenas, sino sobre arañas. Y hemos enfatizado que el éxito en la comprensión lectora depende en gran medida de lo que ya sabes. Parece mucho más sensato que el examen de lectura siga lo que los niños estudiaron en el currículo”. El uso de la tecnología en la educación ha aumentado. ¿Ve algún riesgo?“Definitivamente, hay riesgos.
La mayoría de las veces, la tecnología entra al aula no porque un líder escolar la vea como una nueva herramienta para abordar una necesidad, es al revés, la tecnología aparece e intenta averiguar qué hacer con ella o siente que si no la adopta, no se está manteniendo al día. Esa no es la forma correcta de pensar al respecto. Un riesgo, precisamente, es que no sabes qué va a pasar cuando introduces una nueva tecnología. No tienes una buena razón para pensar que va a ayudar a los niños a aprender y, en cambio, lo vas descubriendo sobre la marcha. Uno de los problemas más comunes es que la tecnología termina siendo una distracción”. ¿Qué cambios espera ver en el sistema educativo en los próximos 10 años?“La mejor predicción es que nada cambiará. Mi respuesta es bastante cínica, pero bastante precisa. La educación es muy conservadora. Las cosas, generalmente, no cambian en absoluto y cuando lo hacen, cambian muy lentamente. Así que si tuviera que adivinar cómo va a ser la educación en 2034, diría que se va a parecer mucho a cómo es en 2024”. SUTPAADIDEC.