Autor: NATALIA ÁVILA REYES Profesora asociada y directora de Postgrado Facultad de Educación UC
Actualización curricular
Señor Director: Las bases curriculares vigentes cumplen 12 años. Hoy enfrentamos desafíos impensados cuando se formularon, como la emergencia climática, la irrupción de la inteligencia artificial o los rezagos educativos pospandemia. Al cumplirse el doble de la duración mínima establecida por la Ley General de Educación (LGE), su actualización es una noticia prometedora. El currículum chileno tiene alta calidad técnica, y es elaborado en diálogo con especialistas y la academia como política de Estado mandatada por la LGE que trasciende gobiernos de turno. Aunque los mayores desafíos educativos de Chile no radican en su currículum, su calidad se ha logrado justamente gracias a la actualización continua. En este sentido, destaca en la propuesta de Mineduc la reducción de objetivos de aprendizaje. Por ejemplo, en Lenguaje en Educación Básica, la propuesta baja de 30 al9 objetivos por año; un aprendizaje de la priorización curricular en pandemia, que focalizó la labor docente en objetivos esenciales y abarcables.
Adicionalmente, la propuesta presenta énfasis como la educación ambiental en Ciencias o la ciudadanía digital en Tecnología, que abordan los desafíos del presente y del futuro, fundamentados en cerca de una veintena de mesas técnicas con especialistas. Uno de los mayores aciertos es la inclusión de la lectura y escritura en todas las asignaturas, basada en el modelo "Escribir a través del Currículum”, que destaca su rol crucial para el aprendizaje. Se proponen dos objetivos por nivel en cada área que fomentan la adquisición del código, el vocabulario disciplinar o formas de razonamiento escrito. La pospandemia ha evidenciado un fuerte rezago en estas habilidades centrales para la participación social, por lo que su inclusión revolucionará la forma en que la escuela recupera aprendizajes. Cuando se enfrentan acuciantes necesidades en educación, podría pensarse que actualizar el currículum es un esfuerzo mal focalizado. No obstante, necesitamos una política educativa de futuro y no solo reactiva. Lo responsable es avanzar en estas modificaciones y, al mismo tiempo, atender a las urgencias, máxime si estos ajustes aportarán a la reactivación educativa.