Editorial: Del hielo al corazón: el chapuzón que une a punta arenas con el mundo
Editorial: Del hielo al corazón: el chapuzón que une a punta arenas con el mundo En el confín austral del continente, donde el viento es ley y el frío una constante, Punta Arenas celebra hoy una de sus tradiciones más singulares y esperadas: el Chapuzón del Estrecho. Esta ceremonia invernal, que desafía la lógica y abraza la identidad patagónica, reúne a miles de personas que, con entusiasmo y valentía, se lanzan a las heladas aguas del Estrecho de Magallanes.
Este año, más de 7.400 inscritos provenientes de 16 nacionalidades distintas se darán cita en la costanera para sumergirse en un mar que no perdona, con temperaturas que rondan los -2C y una sensación térmica de -6C.
Lo que alguna vez fue una curiosidad local, hoy es un evento de proyección internacional, parte esencial de las Invernadas 2025 y reflejo de una comunidad que no solo resiste el invierno, sino que lo celebra con orgullo. La jornada comienza con música en vivo, artistas locales y un ambiente festivo que transforma el hielo en calor humano. El Ejército reparte chocolate caliente, la empresa Blumar dona más de 7.000 poleras conmemorativas, y Cerveza Austral lanza una edición limitada de su tradicional lata, disponible solo para quienes retiran su kit a tiempo. La seguridad está garantizada con la presencia de ambulancias, salvavidas, Carabineros, Bomberos y personal municipal, porque esta fiesta, aunque extrema, es también familiar y segura. Este año, además, se suma una intervención artística que une literatura y tradición: un libro gigante instalado en la arena invita a los asistentes a escribir microcuentos inspirados en la experiencia. Es una forma de inmortalizar en palabras lo que el cuerpo siente al enfrentarse al Estrecho: el estremecimiento, la risa, el grito, la euforia. Pero el Chapuzón es más que un evento. Es un acto de pertenencia, una declaración de identidad. Es la Patagonia mirándose al espejo del agua y reconociéndose valiente, creativa, solidaria. Es una comunidad que, en vez de huir del frío, lo abraza como parte de su esencia. Porque aquí, en el extremo sur del mundo, el invierno no se sufre: se vive, se comparte, se celebra. “Miles de personas se reunen para sumergirse en las frías aguas del estrecho como parte de una celebración invernal cargada de identidad”..