Autor: Dra. Agnieszka Bozanic Leal, docente investigadora Escuela de Psicología UNAB y presidenta Fundación GeroActivismo.
Columnas de Opinión: Pepe Mujica y el derecho a decidir: el desafío pendiente de la eutanasia en Chile
Columnas de Opinión: Pepe Mujica y el derecho a decidir: el desafío pendiente de la eutanasia en Chile OPINIÓNEnlos últimos días, elex Presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, generó un intenso debate en América Latina al manifestar su decisión de nosometerse a más tratamientos debidoala progresión delcáncerdeesófago quelo aqueja: “Hasta acá llegué. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, meestoy muriendo.
Y el guerrero tiene derecho a su descanso”. Este pronunciamiento, lleno de valentía y coherencia, vuelvea ponerenel centro del debate un tema que muchos países, incluyendo Chile, han preferido relegar a un segundo plano: el derecho a morircon dignidad. En Chile, el proyecto de ley de eu: tanasia lleva años estancado en el Congreso, reflejando un panorama político y social donde los avances en derechos individualesenfrentan resistencias profundamente arraigadas. Aunque la discusión ha logradofienden la eutanasia: el respeto por la autonomía individual.
Este principio fundamental en las democraciasmodernas implica que cada persona pueda tomar decisiones infor madassobresu cuerpo y su vida, especialmente en situaciones límite. encarMujica, consu declaración, na precisamente este ideal: la posibilidad de elegir una muerte dignacode libertad personal y de mo unacto coherencia con los valores que han guiadosu vida. Nose trata de un ca pricho, sinode una decisión profundamente reflexionada que interpela a nuestras instituciones y a la sociedaden su conjunto.
La experiencia de otros países, co molos Países Bajos, Bélgica o el propio Uruguay, que cuentan con leyes que regulan la eutanasia y el suicidio asistido, desmiente los temores de que estas legislaciones conduz-ciertos avances en algunas comisiones, el proyecto se encuentra atrapa do entre barreras ideológicas y culturales que impiden un debate abierto y transparente. Mientras tanto, miles de personas enfrentan sufrimientos innecesarios en la eta: pafinal desus vidas, atrapadasen un sistema que prioriza la prolonga: ción dela vida, muchas veces acos ta de la calidad de esta. En nuestra sociedad, el temor a hablar de la muerte sigue siendo una barrera importante. Se la trata como un tema tabú, como siel silencio pudiera evitar lo inevitable. Sin embargo, la realidad es que la falta de legislación no elimina el sufrimiento, sino que lo perpetua. En este contexto, el caso de Mujica no solovisibiliza la urgencia de abordarel tema, sino que también destaca el argumento central de quienes de-canaabusoso descontrol.
Porelcontrario, han demostrado que un mar. colegal adecuado puede garantizar queestas decisionessean tomadas de manera informada, libre y segura, priorizando el bienestar y la dignidad de las personas. ¿Por qué, en: tonces, Chile sigue relegando esta conversación a los márgenes, cuando tantas personas están pidiendo serescuchadas? El caso de Mujica también pone de relieve el ol fundamental delas instituciones en garantizar derechos. En una sociedad que envejece aceleradamente y donde una cre ciente población mayorenfrenta en: fermedades crónicas y discapacidades agravadas porlas desigualdades sociales en salud, ignorar el debate sobrela eutanasia es también unactodenegligencia. Reconocerel derecho a una muerte digna no es solouna cuestión de compasión, sino también de justicia social. Hablar de la muerte es también hablardela vida: de la posibilidad de el último vivirla con dignidad hasta momento. Mujica, con su habitual lucidez, ha puestoel dedoenla llaga: el derecho a decidircómo vivirtambiénincluyeel derecho adecidircómo y cuándo morir. Es hora de que Chile enfrente este desafío con valentía, dejando de lado prejuicios y avanzando hacia una legislación que prioricela autonomía yla digni dad delas personas.
Nosetrata de imponerunavisión única, sino de garantizar que quie nes deseenejercereste derecho pue dan hacerlo sin temor ni barreras En ello radica el verdadero respeto porla libertad humana y la posibilidad de construir una sociedad más justa y empática.. OPINIÓN