Autor: MAURICIO SILVA
Las redes de apoyo permitieron a emprendedores que perdieron todo levantar cabeza tras megaincendio
Las redes de apoyo permitieron a emprendedores que perdieron todo levantar cabeza tras megaincendio Pyme cervecera se apresta a volver a producir y serigrafía ya superó su nivel precatástrofe:SETNEUFICAÍRAMLos amigos me entregaron esa me dijo: Ven, te regalo las materiasfuerza para seguir produciendo. Unoprimas, el espacio. Haz tu cerveza. Y eso me dio una inyección de energía”. El Estado nos apoyó con unos pudimos partir. Fundaciones, con proyectos de emergencia y con esocomputadores e insumos.
Nos ayudaron familiares, amigos y desconocidos”..................................................................................................... MARÍA JÉSSICA CIFUENTESCERVECERA.................................................................................................... MIGUEL TABORGASERIGRAFISTA“Están recontratadas todas las personas”La satisfacción de Miguel Taborga, por su parte, es haber cumplido la palabra que empeñó a sus 10 empleados frente a los restos aún humeantes de la industria serigráfica que perdió con las llamas que consumieron el barrio industrial de El Salto en Viña del Mar el 5 de febrero. “Están recontratadas todas las personas de ese día y no solo recu-peré mi nivel de facturación, $50 millones al mes antes de la catástrofe, sino que incluso un poquito más”, comenta. “Lo perdimos todo, pero con ayudas del Estado, de la familia, de amigos, nos pudimos parar nuevamente”, dice, satisfecho, instalado hoy en el barrio industrial El Belloto de Quilpué, donde se reinventó. Sercotec le apoyó con $15 millones en proyectos de emergencia, “con lo que pudimos partircon algo, volviendo a instalar el taller en la casa, como en los inicios. Teníamos facturaciones pendientes que las aceleramos para cobrar. ONGs y fundaciones como la Luksic y Levantemos Chile nos ayudaron con computadores e insumos. Familiares y amigos, desde España donde viví algunos años, e incluso gente desconocida se pusieron también”, acota. Los proveedores, a los que siempre pagó al contado, tam-bién se cuadraron y mantuvieron sus contratos a crédito, mientras se recuperaba. Y los clientes, a los que brinda servicios de publicidad a través del estampado, mantuvieron su c o n f i a n z a.
“ T e n í a m o s q u e aguantar hasta agosto, que empieza la demanda fuerte, y con lo que los proveedores nos iban pasando, íbamos haciendo capital y recontratando gente”, cuenta.
“Te regalo el espacio”Una situación similar vivió María Jéssica Cifuentes, quien al bono de Sercotec sumó el apoyo de otras pymes cerveceras que le facilitaron maquinarias con capacidad disponible para elaborar su producto mientras se recuperaba. “Estoy muy agradecida de mis amigos, que me dieron fuerzas para seguir produciendo. Uno me dijo: Te regalo el espacio, las materias primas. Haz tu cerveza. Eso me dio una inyección de energía”, relata. “Mi capacidad productiva, muy bajita, con ese poquito nos ha servido para ir haciendo caja, volver a tener lucas y eso es una reactivación”, añade.
Un socio, que al final se retiró del rubro, le arrendó un sitio y maquinarias que está sumando a las que ha ido adquiriendo y se apresta no solo a proveer a restoranes de la región de su cerveza artesanal, sino convertir el local, cercano al hospital Gustavo Fricke, en un centro de degustación de su producto. Sercotec informó que a octubre ha destinado casi $3.600 millones en subsidios no reembolsables para reactivar 415 empresas afectadas por el megaincendio de Viña y Quilpué. De ellas, 362 han completado su plan de inversiones.
“Hubo una lluvia de chispas y por el ventanal se veía una ventolera de llamas”, recuerda la microempresaria María Jéssica Cifuentes de ese 2 de febrero, día en que las ollas elaboradoras de mosto, los fermentadores y la cámara de frío de su fábrica de cerveza artesanal se redujeron a cenizas, allí junto a la casa familiar que había diseñado a su gusto en la calle Pezoa Véliz, en el sector de Achupallas, en Viña del Mar.
La tarde había sido extremadamente calurosa y junto a su marido y hermana disfrutaban un vaso del producto que elaboraban, para paliar la temperatura y el nerviosismo que les causaba un cada vez más cercano incendio forestal. Con su pareja pensaron que el humo afectaría a sus hijos de 12 y 9 años, por lo que la hermana se los llevó.
La lluvia y el remolino de chispas, el viento caliente que hacía funcionar al revés los extractores de aire de la casa los empujaron a emprender también la huida, justo al tiempo en que las llamas desataron la estampida general. Su esposo se llevó la camioneta de la empresa y ella, el auto familiar, “subiéndome a las veredas, esquivando a las personas que pedían subirse a los vehículos. Era desgarrador. En mi calle falleció una abuelita que no pudo salir”, recuerda. Su marido regresó de madrugada. Por mensaje de audio le envió la noticia: “Se quemaron la casa, nuestras mascotas, la cervecería.
El barrio entero”. A ocho meses de esa tragedia, sin haber recuperado aún la casa, se apresta a poner a producir 1.500 litros de cerveza al mes en unas nuevas instalaciones en el centro de Viña del Mar. No tan lejos de los 2.300 litros que elaboraba antes de la tragedia.. De 415 pymes siniestradas que recibieron ayuda por $3.589 millones del Estado, 362 culminaron su plan de inversiones. Estas son dos historias contadas por sus protagonistas.
Pyme cervecera se apresta a volver a producir y serigrafía ya superó su nivel precatástrofe: Jéssica Cifuentes y su marido apostaron por insistir en la industria cervecera, pese a la pérdida total sufr En el barrio industrial El Belloto, Miguel Taborga volvió a instalar la industria serigráfica que él megaincen