Gustavo Gutiérrez, «padre» de la Teología de la liberación
Gustavo Gutiérrez, «padre» de la Teología de la liberación Esta teología representa la recepción latinoamericana del Concilio Vaticano u, y el teólogo peruano luchó por su formulación y nos la dejó en herencia. Jorge Costadoat e lIc c o Gustavo Gutiérrez ocupa un lugar de enorme importancia importancia en la Iglesia de América Latina y el Caribe. Es conocido como «el padre» de la Teología de la liberación. Este teólogo peruano no solo representa una corriente teológica específica, sino que llegó a convertirse en un ícono de la historia eclesial en el continente.
Gracias a su labor y a la de otros dominicos, como Bartolomé de las Casas hace ya quinientos años, puede afirmarse que la Iglesia no fue ni ha sido únicamente cómplice de la conquista del continente ni de las injusticias sociales del tiempo republicano. En ella también ha habido conciencia, conciencia, iluminada por el Evangelio, de que los despojos y atropellos cometidos son intolerables. En el posconcilio latinoamericano, la Iglesia discernió discernió los signos de los tiempos y denunció que la miseria, la injusticiayla violencia tenían causas estructurales. Este discernimiento se tradujo en conversiones personales y compromisos sociopolíticos. Se desarrollaron iniciativas notables, como la decisión de muchas congregaciones religiosas femeninas de abandonar colegios de élite para insertarse en barrios populares. Allí asumieron las vidas de los pobres, se solidarizaron con ellos y, en muchos casos, enfrentaron incomprensiones y persecuciones. En este contexto histórico surgió la Teología de la Liberación de Gutiérrez, de otros teólogos latinoamericanos latinoamericanos y europeos avecindados en el continente y, en los años sucesivos, de teólogas feministas. En el presente artículo abordaremos tres aspectos estrechamente relacionados. Despertar teológico de una Iglesia Entre las muchas transformaciones que el Concilio Vaticano Vaticano n produjo en la Iglesia latinoamericana, una de las más significativas fue el despertar de un inédito interés por la teología. A lo largo del continente se multiplicaron revistas, cursos, charlasy lecturas teológicas. El laicado comenzó a estudiar teología; las mujeres ingresaron a las facultadesy, en décadas recientes, han alcanzado los más altos cargos académicos. También la catequesis adquirió un nivel de formación teológica sin precedentes. ¿Qué hubo antes? Muy poco. Era teología importada enseñada a seminaristas.
Marcos McGrath, entonces decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, a un año del comienzo del Concilio Vaticano u, decía: Consúltese cualquier libro de nota publicado en Europa o Norteamérica en Filosofía o Teología. Búsquese la bibliografía. Entre centenares de títulos citados, es más que probable que no se encuentre siquiera una obra escrita y publicada en Latinoamérica. No es que nos desconozcan; es que no hay casi nada nuestro que merezca citarsel. Gustavo Gutiérrez y una pléyade de teólogos que habían estudiado en Europa influenciados por una teología nueva más consciente del carácter histórico del ser humano impulsaron este florecimiento teológico. teológico. Con el tiempo, ellos mismos se alimentaron de la experiencia teológica humilde y viva de la Iglesia en la región, estimulada por una lectura renovada y frecuente de la Palabra de Dios. Así promovieron un catolicismo ilustrado con algunos visos iconoclastas, al tiempo que fueron evangelizados progresivamente por cristianos y cristianas que interpretaron la Biblia desde sus vidas concretas y viceversa. De este modo, la Iglesia latinoamericana comenzó a transitar de una etapa infantil a la adultez. Esta Iglesia ya no dependería simplemente de Europa ni de Roma, en particular. Podría pensarse a sí misma, sacar sus propias conclusiones y organizar a su modo la pastoral. Según Gustavo Gutiérrez: «La Teología de la liberación es una de las expresiones de la adultez que comienza a. Gustavo Gutiérrez, «padre» de la Teología de la liberación otras, contextual.
En sus inicios, el teólogo definió su teología como «reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la Palabra». alcanzar la sociedad latinoamericana y la Iglesia presente en ella en las últimas décadas». Gutiérrez desempeñó un papel destacado en este proceso, especialmente en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968). Al respecto, añadió: «Medellín tomó acta de esta edad mayor y ello contribuyó poderosamente a su significación y alcance históricos». «Otra forma de hacer teología Gustavo Gutiérrez y, como él, otros caracterizaron la suya como «otro modo» de hacer teología. ¿En qué ha consistido esta novedad? Gutiérrez, formado al amparo de los teólogos de Le Saulchoir, Marie Dominique Chenu e Yves Congar, y conocedor de autores como Johann Baptist Metz, adhiere al vuelco formidable de la teología hacia la historia. La teología del siglo xx se interesó por la historia, y ella misma se concibió como histórica.
En este siglo hubo teólogos que abandonaron el modo «dogmaticista» (Claude Geifré) de hacer teología consistente en probary aclarar la fe de la Iglesia formulada en tesis, adoptando el giro hermenéutico de la filosofía en el campo de la teología. La Palabra de Dios comenzó a ser interpretada en función de contextos específicos. La Teología Latinoamericana de la Liberación compartirá esta característica con la teología negra norteamericana, norteamericana, y con las teologías india y feminista que surgieron en América Latina años después. De aquí que no sea fácil adscribir esta novedad de la teología del siglo pasado al despertar teológico de la Iglesia latinoamericana y a la de la liberación en particular. La teología de Gutiérrez es, como otras, contextual. contextual.
En sus inicios, el teólogo definió su teología como «reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la Palabra». Los teólogos de entonces insistían en que la suya no pretendía ser una teología sectorial, como ha podido serlo una centrada en el tema de la liberación, de la política, del progreso o de los mismos pobres, etc., sino un modo de pensar cualquier asunto en la perspectiva de los pobres y en función de una praxis transformadora. A propósito de esta praxis, su concepto, en los orígenes, se asemejaba al de los movimientos socialistas de los sesenta y setenta. El teólogo peruano participó en la reunión de los Cristianos por el Socialismo realizada en Santiago en 1972. La incipiente teología latinoamericana recurría a las ciencias sociales para comprender la realidad económica, socialy política, queriendo ir más allá de la mera constatación artesanal de los fenómenos. Y, a la vez, se interesaba por dar un rumbo a los acontecimientos. Se quería verificar la salvación escatológica como liberación intrahistórica. Los teólogos latinoamericanos hicieron de la categoría de Reino de Dios programa mesiánico de Jesús el polo articulador de un nuevo tipo de sociedad. Se abandonaba el paradigma de la cristiandady se asumía otro que, sin embargo, no lograba librarse del todo de la tentación de uncir a Dios a proyectos políticos específicos. Gustavo Gutiérrez revisó y evolucionó en su teología. Años después de la publicación de Teología de la liberación. Perspectivas (1971), reeditó este libro con un célebre prólogo titulado «Mirar lejos» (1988)5. En esta ocasión, indagó en los rudimentos teológicos estrictos i En una conferencia tenida en la Universidad Alberto Hurtado (Santiago de Chile. 2008), Gutiérrez hacía bromas con la expresión.
Él consideraba que muchos otros habían sido gestores, padres y madres, de la Teología de la liberación (Texto en edición). Marcos McGrath, La misióndela teologíaen Latinoamérica», Anales de la Facultad de Teología xii (ig6i) 16-17.15. 3 Cf. Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberaciónperspectioas, Sígueme, Salamanca, 1972,31. La cursiva es propia. Ibídem, 70.
Este prólogo respondía en buena medida a las dos instrucciones de la Congregación Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la liberación (Libe rl atis Nuntias. 1984) e Instrucción sobre lo libertad cristiana y la liberación liberación (Libe rl alío Conscientio. 1986). La teología de Gutiérrez es, como. Gustavo Gutiérrez, «padre» de la Teología de la liberación de la liberación que se deseaba, a saber, en la experiencia espiritual. El teólogo amplió el concepto de praxis: vinculó estrechamente éticay mística, compromiso sociopolítico y contemplación, mostrando que esta, para ser auténtica, auténtica, debía incorporar un momento profético. Afirma en ((Mirar lejos»: Nos encontramos, pues, ante un proceso que nos sitúa allí donde no es posible separar solidaridad con los pobres y oración. Eso significa ser discípulo discípulo d Cristo, Dios y hombre a la vez. Estamos ante una auténtica espiritualidad, es decir, una manera de ser cristiano. La conjunción de esas dos dimensiones, oración y compromiso, constituye estrictamente lo que llamamos práctica. De ella procede la Teología de la liberación6. El teólogo del Rímac distingue en la Teología de la liberación dos actos inseparables. El acto primero correspondiente correspondiente a la praxis (que integra ahora claramente en la oración la lucha social transformadora); y el acto segundo, atingente al momento teológico de reflexión sobre el acto anterior.
En esta profundización, sin embargo, Gutiérrez llega a la afirmación exagerada de decir «nuestra metodología metodología es nuestra espiritualidad»; y por otra, en no haber profundizado en el recurso a las ciencias sociales para conocer la realidad y transformarla. Esto podría explicar que, un poco antes y ciertamente después, la Teología de la liberación se haya espiritualizado. La Caída del Muro de Berlín (1989) debió considerarse una sefial de que los tiempos habían cambiado. La Teología de la liberación había podido animar a católicos(as) a defender el respeto a los derechos humanos, pero se encontró en bancarrota para contrarrestar el neoliberalismo que se iba imponiendo doquier.
La pregunta de los pobres por Dios Aún en el caso de que la praxis histórica de liberación fuera prescindible para una teología que en dos mil años ha desarrollado muchos métodos, la Teología de la liberación ha querido elevar a concepto un contenido de la revelación judeo-cristiana que podría quedar alojado en el Credo: La opción preferencial de Dios por los pobres.
Para los teólogos y teólogas que la suscriben, toda teología ha debido incorporar aun sea tácitamente, podríamos decir el amor de Dios por los pobres (los últimos, los marginados, los descartados y otras maneras de ser insignificantes insignificantes o vulnerados). Dado que la teología es ante todo un discurso sobre Dios, los teólogos y teólogas se hicieron la pregunta por Dios correspondiente. Entre ellos esta pregunta tuvo dos versiones, dos planteamientos en todo caso convergentes: convergentes: el de Juan Luis Segundo, jesuita uruguayo, y el de Gutiérrez. El primero fue marcadamente ilustrado. Para Segundo, el asunto principal ha debido ser la imagen de Dios correspondiente a la revelación judeo-cristiana, pues una praxis efectivamente cristiana no se sigue de cualquier imagen de Dios8.
Su postura fue iconoclasta, ya que algunas de las imágenes que habitan en la fe del Pueblo de Dios, según Juan Luis Segundo y los demás teólogos, han conducido a reproducir la opresión de los pobres o han sido inocuas para su superación. Gustavo Gutiérrez añadió otro planteamiento, todavía más profundo, y que también fue asumido por los teólogos y teólogas de la liberación. Gutiérrez hizo suya la pregunta que los mismos pobres pueden hacerse legítimamente sobre Dios. Formula esta pregunta en su obra Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocentes.
Lo hace en estos términos: ¿ De qué manera hablar de un Dios que se revela como amor en una realidad marcada por la pobreza y la opresión? ¿ Cómo anunciar el Dios de la vida a personas que sufren una muerte prematura e injusta? ¿ Cómo reconocer el don gratuito de su amor y de su justicia desde el sufrimiento del inocente? ¿ Con qué lenguaje decir a los que no son considerados personas que son hijas e hijos de Dios? Estos son los interrogantes fontales de la teología que surge en América Latina y, sin duda, también en otros lugares del mundo en que se viven situaciones semejantes0.
Ambos planteamientos, el deJuan Luis Segundo y el de Gustavo Gutiérrez, han tenido un gran impacto en la teología latinoamericana del posconcilio”. Hoy podríamos interrogarnos de un modo semejante: ¿ cómo oye Dios la oración de los migrantes en las fronteras? La opción preferencial por los pobres de la Iglesia del continente, ratificada sucesivamente por los papas con ocasión de las conferencias generales del episcopado, constituye el título de la recepción latinoamericana del Vaticano u. Gutiérrez un teólogo que quiso, ante todo, ser un cristiano luchó por su formulacióny nos la dejó en herencia. I\l 6 Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación, 35-36.7 Gustavo Gutiérrez, La verdad los Itaró libreo, Sígueme, salamanca, 1990,266.6 Juan Luis segundo, Teología abierto, cristiandad, Madrid, 1963, Tomo 11,22.9 G. Gutiérrez, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente.
Una refleoión sobre el libro deJob, tnstituto Bartolomé de Las casas, Lima, sgB6. so Ibidem, sexta edición de Sígueme, su-sg. si El planteamiento de Gutiéccez haoido asumido porVieginia Arcuy: ccdmo hablar de Dios antelo inequidad de género, qué palabras pueden decir las mujeres para proclamar el advenimiento de la salvación y activar nuevas prácticas de transformación transformación ecleoialy social», de virginia Azcuy, «Teología e inequidad de género. Diálogo, interpretación y ética en el cruce de las disciplinas», en N. Bedford M. García Bachmann M. Strizri (edo. ),Pontoode encuentro. Foroaobre teologíaggénero, Instituto Universitario ISEDET, Burnoo Alees 2006,54. cf. Pedro Trigo, creación e historia en elproceso deliberación, Paulinas, Madrid, 1988,22-23;Jon sobrino, «Teología «Teología en un mundo sufriente. La Teología dr la liberación como intellectooamoris», en Elprincipio misericordia, sal Terrar, santander, 1992,47 -80,42..