Autor: POR PAPA FRANCISCO
Caminemos juntos en la esperanza
Caminemos juntos en la esperanza HUMANITAS Este Miércoles de Ceniza iniciamos un nuevo camino cuaresmal donde nos preparamos para celebrar la alegría del triunfo pascual.
En su tradicional Mensaje para la Cuaresma =fechado el 6 de febrero, memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártiresel Santo Padre reflexiona sobre el significado de esta invitación a "caminar juntos en la esperanza", planteando tres llamados a la conversión. POR PAPA FRANCISCO Queridos hermanos y hermanas: Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa cuaresma, en la fe y en la esperanza.
La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo, el Señor, sobre el pecado y la muerte, como exclamaba san Pablo: «La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿ Dónde está tu aguijón?» (1 Co 15,5455 ). Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf.
Jn 10,28 ; 17,3 )*. En esta cuaresma, enriquecida por la gracia del Año jubilar, deseo ofrecerles algunas reflexiones sobre lo que significa caminar juntos en la esperanza y descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria. Antes que nada, caminar.
El lema del Jubileo, "Peregrinos de esperanza", evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo; el difícil camino desde la esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida.
Cada uno puede preguntarse: ¿ cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿ Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿ Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen "examen" para el viandante. En segundo lugar, hagamos este viaje juntos.
La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales*. Los cristianos de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales*. Los cristianos El mensaje de Cuaresma sintetiza algunos de los acentos que el Papa Francisco no pierde ocasión en resaltar: unidad, pertenencia, confianza, comprensión, comunidad. Como ejemplo, compartimos fragmentos de su discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, del y de enero de este año, donde también desarrolló estos temas. Excelencias, señoras, señores: Nos reunimos esta mañana para un momento de encuentro familiar. Un momento en el que la familia de los pueblos se cambiar una felicitación fraterna, dejando atrás los conflictos que dividen y redescubriendo más bien lo que une.
Reunirnos al inicio de este año, que para la Iglesia católica posee una el sentido mismo del Jubileo es el de "hacer una pausa" en el frenesí que caracteriza cada vez más la vida cotidiana, para reponer fuerzas y nutrirse de lo que es realmente esencial: redescubrirnos hijos de Dios y, en Él, hermanos, perdonar las ofensas, sostener a los débiles y a los pobres, dejar descansar la tierra, practicar la justicia y renovar la esperanza.
A ello están llamados todos los que sirven al bien común y ejercitan esa alta forma de caridad --quizás la forma más alta de caridadque es la política. (... ) que, más allá de su carácter institucional, quiere ser sobre todo congrega simbólicamente a través de su presencia, para interrelevancia particular, tiene un especial valor simbólico, porque En Cuaresma se refuerzan los temas cruciales para este año En numerosos países hay contextos sociales y políticos cada vez más exacerbados por contraposiciones crecientes. Estamos frente a sociedades cada vez más polarizadas, en las que se alberga un sentimiento general de miedo y desconfianza hacia el prójimo y hacia el futuro.
Eso se ve agravado por la creación y difusión continua de noticias falsas, que no sólo distorsionan la realidad de los hechos, sino que terminan por distorsionar las conciencias, suscitando falsas percepciones de la realidad y generando un clima de sospecha que fomenta el odio, perjudica la seguridad de las personas y compromete la convivencia civil y la estabilidad de naciones enteras. (... ) Mi deseo para este nuevo año es que el Jubileo pueda representar para todos, cristianos y no cristianos, una ocasión para repensar también las relaciones que nos unen, como seres humanos y comunidades políticas; para superar la lógica del enfrentamiento y abrazar en cambio la lógica del encuentro; para que el tiempo que nos aguarda no nos halle como vagabundos desesperados, sino peregrinos de esperanza, es decir, personas y comunidades en camino comprometidas a construir un futuro de paz.
Por otra parte, frente a la amenaza cada vez mayor de una guerra mundial, la vocación de la diplomacia es aquella de favorecer el diálogo con todos, incluidos los interlocutores que se consideran más "incómodos" o que no se estiman legítimos para negociar. Este es el único camino para romper las cadenas para negociar. Este es el único camino para romper las cadenas.
OPINIÓN Caminemos juntos en la esperanza "Mi deseo para este nuevo año es que el Jubileo pueda representar para todos, cristianos y no cristianos, una ocasión para repensar también las relaciones que nos unen, como seres humanos Y comunidades políticas; para superar la lógica del enfrentamiento y abrazar en cambio la lógica del encuentro". la Personas se juntan a rezar ante febrero de 2025. O Alberto Pizzoli, AFP estatua de Juan Pablo 11 fuera del hospital Gemelli donde está hospitalizado el Papa Francisco en Roma. Imagen del 22 de están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios.
El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos*. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos alos otros con amor y paciencia.
En esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades.
Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos*. Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad. En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), mensaje central del Jubileo*, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser humano necesita un amor incondicionado.
Necesita esa certeza que le hace decir: "Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, de odio y venganza que aprisionan y para desactivar las bombas del egoísmo, del orgullo y de la soberbia humana, que son la razón de toda voluntad beligerante que destruye. (... ) Toda la comunidad internacional está aparentemente de acuerdo con el respeto al derecho humanitario internacional, sin embargo, el hecho que este no se implemente plena y concretamente nos cuestiona.
Si nos olvidamos de lo que está al origen, es decir, los fundamentos de nuestra misma existencia, de la sacralidad de la vida, de los principios que mueven el mundo, ¿cómo podemos pensar que este derecho sea eficaz? Es necesario un redescubrimiento de estos valores, y que, a su vez, se encarnen en preceptos de la conciencia pública, de modo que sea el principio de humanidad el que rija nuestro obrar.
Por lo tanto, hago votos para que este año jubilar sea un tiempo propicio en el que la comunidad internacional se esfuerce para que los derechos inviolables del hombre no sean sacrificados ante las exigencias militares. (... ) Entre las otras esclavitudes de nuestro tiempo, una de las más terribles es aquella practicada por los traficantes de seres humanos: seres sin escrúpulos, que se aprovechan de la necesidad de miles de personas en fuga por la guerra, las carestías, las persecuciones o los efectos de los cambios climáticos en busca de un lugar seguro para vivir. Una diplomacia de la esperanza es una diplomacia de libertad, que requiere el compromiso común de la comunidad internacional para eliminar este miserable comercio.
Al mismo tiempo, es necesario hacerse cargo de las víctimas de estos tráficos, que son los mismos emigrantes, obligados a recorrer a pie miles de kilómetros en América central como en el desierto del Sahara, o a tener que atravesar el mar Mediterráneo o el canal de la Mancha en embarcaciones improvisadas y abarrotadas, para luego terminar rechazados o encontrarse clandestinos en una tierra extranjera.
Olvidamos fácilmente que nos encontramos ante personas que es necesario acoger, proteger, promover e integrar*, Con gran desconsuelo percibo, sin embargo, que las migraciones están todavía cubiertas por una nube oscura de desconfianza, en vez de ser consideradas una fuente de crecimiento. Se considera a las personas en movimiento sólo como un problema que se debe gestionar. Estas personas no pueden ser asimiladas a objetos que se deben colocar, sino que tienen una dignidad y recurso que pueden ofrecer a los demás; tienen sus propias historias, necesidades, miedos, aspiraciones, sueños, capacidades, talentos. Sólo desde esta perspectiva se podrán dar los pasos necesarios para afrontar un fenómeno que requiere un aporte conjunto por parte de todos los países, incluso a través de la creación de itinerarios regulares seguros.
Sigue siendo crucial afrontar las causas profundas del desplazamiento, de modo que dejar la propia casa para buscar otra sea una elección y no una "necesidad de supervivencia". En esa perspectiva, me parece fundamental un compromiso común para invertir en el ámbito de la cooperación al desarrollo, de modo que se contribuya a erradicar algunas de las causas que inducen a las personas a emigrar. (... ) * Todas las referencias y texto completo disponible en www.vatican.va. "SVivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?" nos pregunta el Papa Francisco esta Cuaresma. ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rm 8,38-39)»*. Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado*, y vive y reina glorioso. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo. Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna.
Debemos preguntarnos: ¿ poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿ Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿ Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás? Hermanas y hermanos, gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza que no defrauda (cf.
Rm 5,5). La esperanza es "el ancla del alma", segura y firme*. En ella la Iglesia suplica para que «todos se salven» (1 Tm 2,4) y espera estar un día en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo. Así se expresaba santa Teresa de Jesús: ««Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora.
Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo» (Exclamaciones del alma a Dios, 15,3)*. Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino cuaresmal. AS AS Veintiséis años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura www.humanitas.cl www.humanitas.cl.