El trabajo que devuelve el brillo a las joyas de Tutankamón
El trabajo que devuelve el brillo a las joyas de Tutankamón El sarcófago dorado de Tutankamón (reinó entre 1342 a. C. y 1325 a. C. ) en el laboratorio de restauración del Gran Museo Egipcio.
KHALED DESOUKI / AFP E n su adolescencia, Eid Mertah pasaba horas leyendo libros sobre el faraón egipcio Tutankamón, trazando jeroglíficos y soñando con tener en sus manos la máscara dorada del monarca. "Estudié arqueología por Tut", contó a AFP Mertah, de 36 años. "Mi sueño era trabajar con sus tesoros, y ese sueño se hizo realidad". Mertah es uno de los más de 150 curadores y 100 arqueólogos que han trabajado en silencio durante más de una década para restaurar miles de artefactos del Gran Museo Egipcio (GME), un proyecto de 1.000 millones de dólares en la meseta de Guiza, cuya inauguración oficial iba a ser el 3 de julio. Pero, como ya ocurrió en dos ocasiones, la fecha fue reprogramada para los últimos meses del año. En esta ocasión, el gobierno egipcio adujo los problemas de seguridad en la región por el conflicto entre Israel e Irán. Ya es posible visitar 11 salas del GME, y cuando finalmente abra será el mayor museo arqueológico del mundo consagrado a una sola civilización. Albergará más de 100.000 artefactos, la mitad de ellos en exhibición, e incluirá un laboratorio de conservación en directo. A través de las paredes de vidrio, los visitantes podrán ver a los expertos restaurando un bote de 4.500 años que fue enterrado cerca de la tumba del faraón Jufu. Pero la estrella del museo será la colección de Tutankamón, con más de 5.000 objetos, muchos de los cuales serán exhibidos juntos por primera vez. Incluye su máscara funeraria de oro, ataúdes y amuletos de oro, collares de cuentas, carros ceremoniales y dos fetos momificados, que se cree que son sus hijas nacidas muertas. Muchos de estos tesoros no han sido restaurados desde que fueron descubiertos por el arqueólogo británico Howard Carter, en 1922. Los métodos de conservación empleados por el equipo de Carter buscaban proteger los objetos, pero más de un siglo después, su preservación es un desafío.
Cubrir superficies de oro con cera, por ejemplo, "preservó los objetos en su momento", dijo el curador Hind Bayoumi, "pero ocultó los detalles que queremos que todo el mundo vea". Durante meses, este restaurador de 39 años y sus colegas removieron la cera aplicada por el químico británico Alfred Lucas. El ataúd dorado de Tutankamón, trasladado desde su tumba en Luxor, fue uno de los trabajos más complejos.
En el laboratorio de madera del GME, la curadora Fatma Magdy, de 34 años, utilizó lupas e imágenes de archivo para rearmar sus delicadas láminas de oro. "Fue como resolver un rompecabezas gigante", comentó. "La forma del corte, el flujo de los jeroglíficos, cada detalle importaba". La restauración ha sido un esfuerzo conjunto entre Egipto y Japón, que aportó créditos por 800 millones de dólares y apoyo técnico.
El trabajo que devuelve el brillo a las joyas de Tutankamón La apertura definitiva del Gran Museo Egipcio se volvió a posponer, pero se sigue trabajando en los más de cinco mil objetos del famoso faraón. MÁS DE 150 CURADORES: AFP.