¿Poca tolerancia a la frustración? Con el fin de semestre llega la angustia de reprobar ramos
¿ Poca tolerancia a la frustración? Con el fin de semestre llega la angustia de reprobar ramos P ara dar inicio al año académico 2025, el Instituto Profesional Iplacex invitó a la atleta Natalia Ducó a dirigirse a sus estudiantes. "Le pedimos que como deportista de alto rendimiento contara sobre su experiencia, incluyendo sus fracasos, las cosas que le han costado y cómo se ha levantado y reinventado.
Que comentara lo normal que esto es", señala Paz Matus, directora de Experiencia del Estudiante de la institución. "Para nosotros es fundamental que los alumnos aprendan a lidiar con la frustración, que normalicemos que algo te puede costar", continúa en referencia a un tema que se hace notar cuando llega el cierre de semestre: la angustia que genera en muchos estudiantes no aprobar un ramo. "Es muy común ver a estudiantes con síntomas de ansiedad", indica Daniela Muñoz, académica de la Facultad de Educación de la U.
San Sebastián y directora de su diplomado en Neuroeducación y Vínculo para el Aprendizaje. "En general, el comportamiento que presentan está asociado a una hipercognición o un hiperfoco respecto del puntaje de las evaluaciones, los requisitos de aprobación o las décimas a obtener". Sobreprotección En estudiantes de más edad, el temor puede relacionarse con el hecho de atrasarse mientras al mismo tiempo se debe mantener a una familia, cree Matus.
Pero en el caso de los más jóvenes, el miedo a no aprobar un ramo puede asociarse con otras actitudes que se tienden a vincular con las nuevas generaciones. "Observo una mayor conciencia respecto de los estados emocionales por parte de los estudiantes universitarios actuales.
Sin embargo, esta mayor conciencia no está vinculada a mayores herramientas de enfrentamiento de dicha emocionalidad, por lo tanto, nos encontramos con estudiantes que se ven muy removidos frente a la crítica y el fracaso", plantea Muñoz. "Estamos criando con mayor foco en el respeto, los buenos tratos y la colaboración, lo que muchas veces se puede confundir con la falta de límites, sobreprotección y permisivismo, que nos puede traer como consecuencia una generación de adultos y jóvenes sin herramientas para enfrentarse a los desafíos propios de la vida adulta". Efectivamente, existe evidencia "que muestra que las generaciones actuales se declaran y se sienten más sensibles que sus padres", añade Evelyn Cordero, académica de la Facultad de Educación de la U. Andrés Bello y doctora en neurociencia. "Lo que para las generaciones anteriores te hacía más fuerte --como tener que repetir cierta asignatura--, para estas puede eventualmente ser aversivo, violento o agresivo.
Entonces hay un choque generacional importante (... ). Los estudiantes sienten que dada esta mayor conciencia emocional, reclamar por lo que sienten y pedir oportunidades es algo normal". De esta forma, son varios los académicos que en estos meses se encuentran con alumnos que "ruegan" por pasar los ramos en los que no tienen buenos resultados. Mientras unos piden trabajos extras, otros demandan repetir pruebas o derechamente que les suban las notas. Incomodidad "Esta es una generación que puede que sea menos inhibida al momento de plantear inquietudes", agrega Felipe Burrows, director del Departamento de Psicología Educacional de la U. Alberto Hurtado, quien también cree que toparse con estudiantes que abiertamente manifiestan su descontento con reprobar un ramo, puede tener relación con la masificación del sistema de educación superior.
Los especialistas consultados concuerdan en que es importante que los jóvenes no eludan la experiencia de "tropezar" para aprender a levantarse. "Como profesores, tenemos la responsabilidad de sacar lo mejor de nuestros estudiantes y exigirles en función de las herramientas que les entregamos. Sin embargo, hay veces en que, por diversas circunstancias, no logran responder a ese desafío. Eso no significa que hayan fracasado como alumnos. A veces, no pudieron dedicarle a ese ramo el tiempo que requería o pasaron por temas personales que les impidieron dar lo mejor de sí.
Y nuestro rol no es juzgarlos, sino acompañarlos en ese proceso, ayudándoles a entender que si eso implica reprobar, no es un castigo, sino una oportunidad de aprendizaje porque cada asignatura cumple una función clave en su formación, y avanzar sin haber adquirido estas competencias les genera vacíos que más adelante en su carrera se hacen evidentes", dice María Isabel Pavez, vicedecana académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de los Andes.
Y agrega: "De hecho, tenemos estudiantes que cuando llegan a la titulación nos agradecen la exigencia". "El fracaso viene a enseñarte c o s a s ", r e c u e r d a C o r d e r o. "Cuando es una consecuencia de que no fuiste suficientemente responsable o autorregulado, eso te permite aprender, sin lugar a dudas.
Por ejemplo, faltar a clases se correlaciona mucho con el fracaso académico". Así, reprobar debido a ausencias puede ser una forma de descubrir que "en la universidad hay ciertos grados de autonomía e independencia que eventualmente no hemos trabajado antes" y que se deben reforzar.
Contar con una segunda oportunidad para repetir un ramo también puede ser una oportunidad para darse cuenta de que "tal vez esa no era la carrera que tú querías; es una advertencia que tienes que considerar", agrega. Paz Matus cree que es importante normalizar que se puede reprobar. "Tampoco es como que se te va a acabar la vida, puede pasar. Y opciones hay. En el fondo, no eres la primera persona a la que le pasa, ni vas a ser la última", dice.
Experimentar un traspié es importante, "ya que gracias a esas experiencias podrán desarrollar estrategias de afrontamiento", advierte Daniela Muñoz. "Es muy relevante que tanto padres como docentes permitamos que los niños y jóvenes experimenten situaciones de incomodidad emocional, ya que es esa experiencia la que les permitirá enfrentarse a los desafíos emocionales de etapas de vida posteriores", concluye.
Especialistas recuerdan que las caídas ayudan a formar personas más resilientes: ¿ Poca tolerancia a la frustración? Con el fin de semestre llega la angustia de reprobar ramos MARGHERITA CORDANO n Aunque las nuevas generaciones tienden a expresar más sus emociones, esto no siempre se condice con mayores herramientas para enfrentarlas, dice una entrevistada. "Nos encontramos con estudiantes que se ven muy removidos frente a la crítica y el fracaso". En 2020, la encuesta #PulsoEstudiantil mostró que 6 de cada 10 estudiantes de educación superior sentían que reprobar y atrasarse en la universidad era una de sus grandes preocupaciones. Este año, la encuesta Estudiantes y Acceso a la Educación Superior señaló que 73% de los escolares de alta vulnerabilidad teme perder la gratuidad por reprobar ramos. CRISTIAN CARVALLO Retroalimentación "Lo que es importante es que los estudiantes logren los objetivos de aprendizaje", plantea Felipe Burrows, de la UAH.
En ese sentido, "tener un cierto margen de flexibilidad no es algo que se contraponga con el proceso educativo", señala a propósito de cómo los profesores pueden ayudar a sus estudiantes a disminuir su angustia al cierre del semestre. Siguiendo con esta idea, Evelyn Cordero, de la UNAB, señala que los estudios muestran que los jóvenes "prefieren ser evaluados regularmente; de forma seguida.
Les tienen miedo a las evaluaciones gigantes en donde se juegan todo a fin de semestre". Asimismo, la académica recuerda que hoy se promueve la evaluación formativa, donde más que solo poner una nota sin mayor contexto, se fomenta la retroalimentación por parte del profesor, con explicaciones y análisis de los procesos previos. Contar con programas de apoyo al estudiante, donde estos puedan conectarse con psicólogos o psicopedagogos, también es clave, indica Paz Matus, de Iplacex..