Autor: CATALINA PINELA ESPINOZA
Radiografía a la situación hídrica de nueve cuencas
Radiografía a la situación hídrica de nueve cuencas JUAN CARLOS GONZÁLEZ En Copiapó la situación hídrica es crítica. La disminución de las lluvias y de nieve en la cordillera es casi permanente, lo que además ha impactado en la recarga natural de los acuíferos. Así, la zona vive desde hace ya años un déficit estructural. “Gran parte del caudal que llega al valle se infiltra en el Embalse Lautaro y tramo medio aguas abajo del embalse, lo que significa que no se puede gestionar ni distribuir de forma controlada.
Actualmente, se estima que más de 15 millones de metros cúbicos al año no se pueden gestionar, y no pueden aprovecharse para el riego u otros usos”, explica Juan Carlos González, gerente Junta de Vigilancia del Río Copiapó. Es debido a esta situación que desde la Junta de Vigilancia afirman que necesitan contar con seguridad hídrica para reducir al máximo las pérdidas por el poco control que se tiene de esas aguas. “Para eso es fundamental contar con infraestructura de acumulación y regulación, como el Embalse Lautaro.
Si tuviéramos la capacidad de almacenar y regular esa agua que hoy se infiltra, podríamos disponer de volúmenes significativos durante la temporada de mayor demanda, asegurando el riego agrícola y el abastecimiento a otros usos”, dice González. Dice también que es clave modernizar los canales y avanzar en la tecnificación para usar cada litro de manera más eficiente. Asimismo, el principal desafío es adaptarse a la variabilidad climática, que debido a la sequía que provoca, presenta menos disponibilidad de agua. “Necesitamos optimizar el uso del recurso, mejorar la eficiencia, reducir pérdidas y construir obras de infraestructura que permitan acumular y regular el agua, disminuyendo la dependencia de eventos climáticos. En definitiva, se trata de pasar de un sistema dependiente de la disponibilidad natural a uno gestionado técnicamente, que nos permita enfrentar la sequía y sostener la vida y la producción en el valle”, enfatiza. Juan Carlos González Compleja. Es lo que se repite como la situación que afecta a distintas c u e n c a s h i drográficas cuando se busca conocer cómo viene la disponibilidad hídrica para la temporada. Es lo que se intenta plasmar en esta radiografía a las juntas de vigilancia de nueve cuencas desde Copiapó al Ñublerealizada por Revista del Campo. En la zona norte, sin considerar a Copiapó donde la situación de escasez hídrica ya es estructural, Coquimbo es una de las más afectadas por la sequía.
A pesar de que es una de las regiones con alta capacidad de embalsado, en lo que va de este año algo de agua (y nieve) ha caído, en el Limarí, por ejemplo, el embalse Paloma está apenas con 53 millones de metros cúbicos de agua (Mm³), de una capacidad total de 750 Mm³. Por otro lado, si bien la zona centro sur enfrenta un mejor panorama, este aún no es suficiente para dar tranquilidad a los agricultores, puesto que hasta el momento el invierno no ha traído las lluvias y nieve suficientes. Lo que se repite, en distintas regiones, es la urgencia de mejorar y generar infraestructuras para almacenar el agua. Por ejemplo, en Ñuble celebran la aprobación del embalse Nueva La Punilla, que debería comenzar su construcción en 2027 y que promete entregar solución al principal problema de la región en términos hídricos.
El desafío permanente es generar mayor regularización en torno a los derechos de agua y generar conciencia no solo a nivel agrícola, sino más bien general para así concretar trabajos en conjunto en pos de superar la escasez hídrica y amortiguar los efectos negativos que implica el cambio climático. Aquí la mirada por cuenca.
Copiapó: urgente modernización Un breve recorrido por cómo se perfila la disponibilidad de agua para la temporada muestra que si bien hay algo más de agua, muchas zonas aún viven una situación crítica que lleva a mantener restricciones para que se pueda seguir produciendo. El problema principal en varias de ellas es la falta de infraestructura..