Autor: Por Ignacio Briones R. Universidad Adolfo Ibáñez y Horizontal. Exministro de Hacienda
COLUMNAS DE OPINIÓN: Explorar Chile
COLUMNAS DE OPINIÓN: Explorar Chile Por Ignacio Briones R. Universidad Adolfo Ibáñez y Horizontal. Exministro de Hacienda Explorar Chile a minería es un negocio de información: para extraer mineral, primero hay que descubrirlo. Somos expertos en explotar cobre --tenemos historia, profesionales y tecnología--, pero ese saber necesita buenos yacimientos. Por eso, para reactivar una producción estancada, es clave explorar más. El problema es que exploramos relativamente poco. Explorar Chile debiera ser una política de Estado. Una apuesta de futuro articulada en un plan nacional que profundice la exploración en concesiones inactivas y promueva una política de geociencia precompetitiva que reduzca costos y riesgos, maximizando nuevos hallazgos.
Entre 1990 y 2004, nuestra producción de cobre se multiplicó por 3,5 gracias a nuevos proyectos privados (la de Codelco se mantuvo estable). Pero en los últimos veinte años, la producción total se estancó en torno a 5,5 millones de toneladas métricas. Aunque surgieron nuevos proyectos, no bastaron para elevarla.
Y no hay señales de cambios mayores: solo un 10% de la inversión minera en cobre proyectada para la próxima década es en nuevas faenas. ¿Se acabaron los buenos proyectos mineros en Chile? Una hipótesis alternativa es que no estamos explorando lo suficiente para descubrir nuevos yacimientos de clase mundial. Por cada US$100 de producción de cobre, Chile invierte solo US$1,4 en exploración: un quinto de lo que invierte Canadá, un tercio de EE.UU. y menos de la mitad de Australia. Cerca del 80% del territorio minero de Chile está cubierto por concesiones: 53% de explotación y 47% de exploración, concentradas en las principales compañías, siendo Codelco el mayor tenedor en minería metálica. Pero una cosa es tener la concesión y otra usarla. En 2022 el Ministerio de Minería estimaba que se utilizaba menos de 10% de las concesiones. Un desperdicio que bloquea la entrada de nuevos actores y desaprovecha oportunidades para el país. A fines del gobierno anterior (y adecuaciones posteriores), se introdujeron cambios para enfrentar este "perro del hortelano", tanto en exploración como en explotación. En exploración, se encareció la patente y se estableció el sano principio de *si no usa, devuelve": concesiones por cuatro años, prorrogables una vez si se acredita trabajo. Además, se exige entregar la información geológica tanto para prorrogar como al finalizar, fortaleciendo el valioso repositorio público de datos geológicos Sigex de Sernageomin. Un tema pendiente es la "permisología", que, según la CNEP, toma más de tres años. tres años. En explotación también se elevó el valor de la patente, haciéndolo creciente en el tiempo en caso de no uso. En cambio, las concesiones con actividad, RCA o evaluación ambiental acceden a una patente reducida. Esto apunta en la dirección correcta, pero hay espacio de mejora. Como en otros países, debiera contemplarse el fin de concesión tras años sin actividad o ingreso al SEIA. Además, estas patentes no exigen exploración previa, pero bloquean nuevas prospecciones. Por eso, para incentivar la búsqueda de yacimientos y la generación de información geológica para el país, la patente reducida debiera considerar también labores de exploración. Y a propósito de información, una política ambiciosa de exploración debe ir más allá: financiar un plan nacional de geociencia que mapee exhaustivamente las regiones mineras clave y genere datos precompetitivos. Sería un buen uso de parte de los recursos del royalty. Ello se justifica en que estos datos tienen componentes de bien público que hacen más eficiente, menos costosa y riesgosa la exploración. Ayudan a afinar la puntería para descubrir. Australia muestra un camino notable. Este año Australia anunció el hallazgo del mayor yacimiento de hierro del mundo. ¿Valor estimado? Tres veces su PIB, o casi veinte el de Chile.
Lo notable no es solo el tamaño, sino cómo se logró: colaboración entre universidades y empresas, apoyada en ciencia de punta, volúmenes masivos de datos (incluidos los de un exitoso programa gubernamental de geociencia) e inteligencia artificial. La minería como negocio de información. Este no es un caso aislado.
Desde hace nueve años, el gobierno australiano ha invertido cerca de US$200 millones en el programa nacional de geociencia "Explorando Australia", con un objetivo claro: crear un inventario nacional abierto de datos precompetitivos que reduzcan los costos y riesgos de explorar minería, energía y aguas. Desde entonces, la participación de Australia en la exploración global se duplicó. Más importante: siete de los diez hallazgos de clase mundial en el país vienen de ese programa, con retornos estimados de 1500 veces por dólar. Chile debiera emular este modelo de datos y hacer de la exploración una prioridad nacional.
Una prioridad que también requiere más incentivos, un fast track de permisos y fomentar la exploración en concesiones de explotación inactivas. ¿Cuántas nuevas Escondida quedarán por descubrir? Quizás no pocas, si nos tomamos en serio el desafío de explorar. Después de todo, la minería es y seguirá siendoun negocio de información. negocio de información..