Autor: CAMPO SUREÑO
"Los programas de son el corazón del trabajo de innovación del INIA” mejoramiento genético
"Los programas de son el corazón del trabajo de innovación del INIA” mejoramiento genético n su reciente visita a la Región de La Araucanía, el director nacional del Instituto de Investigaciones (INIA), Agropecuarias Carlos Furche, destacó la relevancia del Centro Regional de Investigación Carillanca y reafirmó su compromiso de recorrer sistemáticamente los centros del país. La visita coincidió con actividades junto a la subsecretaria de Agricultura, Ignacia Fernández, donde se lanzaron iniciativas de alto impacto para el territorio. En entrevista con Campo Sureño, Furche subrayó tres líneas estratégicas del trabajo de INIA: el mejoramiento genético, la conservación de recursos genéticos y la transferencia tecnológica.
“Los programas de mejoramiento genético son el corazón del rabajo de innovación del INIA”, señaló, resaltando que casi todo el trigo, arroz, avena y buena parte de las papas en Chile se producen a partir de semillas desarrolladas por el instituto. Respecto al contexto regional, Furche definió a La Araucanía como una “región bisagra” entre la agricultura tradicional y las nuevas fronteras productivas, como la fruticultura intensiva. Ejemplificó con cultivos como la avellana europea y los arándanos, que ya se están consolidando, impulsados también por el cambio climático. Frente a este fenómeno, aseguró que el rol de INIA es facilitar la adaptación de la agricultura: producir más con menos recursos, cuidando el suelo, el agua y reduciendo la huella de carbono. En esa línea, destacó la importancia de la sustentabilidad y la incorporación de herramientas tecnológicas, incluyendo inteligencia artificial, para fortalecer la transferencia hacia los agricultores.
Consultado por los desafíos de conectividad digital y la atomización en el sur, mencionó el inminente inicio de un programa piloto de digitalización agrícola, impulsado junto a INDAP, FAO y CEPAL que incluirá una experiencia en Carahue centrada en el cultivo de papas y en Ñuble, vinculada a la producción de vides viníferas parte de una estrategia articulada entre distintas instituciones: Indap e Iniase entregaron semillas de papa de alta calidad, certificadas en su condición sanitaria por el Servicio Agrícola y Ganadero [SAG], a pequeños productores de la región. La idea es que los productores puedan desarrollar sus procesos productivos de manera adecuada y oportuna, asegurando el uso de semillas sanas y de buen rendimiento. Ahora se sumó la entrega de variedades de papas nativas, lo que no solo contribuye a la mejora productiva, sino también al resguardo del patrimonio genético y cultural asociado a estos cultivos tradicionales.
Asimismo, se abrió la posibilidad de ampliar este programa a otros cultivos, especialmente leguminosas como porotos y arvejas, que no solo diversifican la oferta agrícola del territorio, sino que también cumplen un rol clave en la rotación de cultivos, mejorando la salud del suey la sustentabilidad del sistema lo productivo local. “Para nosotros es fundamental proteger tanto el patrimonio genético como el patrimonio cultural que existe en estas comunidades. Este tipo de iniciativas permite avanzar en ambas direcciones, fortaleciendo las capacidades productivas y reconociendo el valor de la tradición agrícola en la región”, destacó.
COMERCIALIZACIÓN DE TRIGO Finalmente, detalló un nuevo proyecto: un prototipo de comercialización de trigo en La Arauco: nía, enfocado en la entrega de semilla certificada, asistencia técnica y conexión con los requerimientos de la industria molinera.
Se trata de un proyecto piloto de 600 hectáreas, impulsado por Investigaciones el de Instituto Agropecuarias, en colaboración con la Subsecretaría de Agricultura que apunta a una futura agricultura de contrato, asegurando la demanda de la producción por parte de los compradores. Esta iniciativa busca fortalecer la cadena triguera nacional, promoviendo relaciones más equitativas entre pequeños productores y la industria molinera. El convenio, firmado en abril de 2025, beneficia directamente a las comunidades mapuche Fermín Manquilef y Trapilwe, de la comuna de Freire, y Huichahue, de Padre Las Casas.
Estas comunidades recibirán semillas certificadas de alta calidad, asistencia técnica especializada, asesoramiento comercial y apoyo CONVENIO TRANAPUENTE Furche relevó la experiencia del Convenio Tranapuente, vigente hace más de 20 años, que involucra a siete municipios de la zona costera de La Araucanía.
Gracias a esta iniciativa «que forma En su visita a La Araucanía, el director nacional de INIA, Carlos Furche, reafirmó el rol estratégico del instituto en la adaptación al cambio climático, la conservación de recursos genéticos y la innovación tecnológica, destacando iniciativas con comunidades mapuche y programas piloto que apuntan a una agricultura más sustentable, equitativa y conectada con las nuevas demandas del territorio y la industria. Carlos Furche, director nacional de INIA.
Carlos Furche, director nacional de INIA "Los programas de son el corazón del trabajo de innovación del INIA” mejoramiento genético para fomentar la asociatividad, con el objetivo de mejorar suscondiciones de producción y acceso al mercado. La iniciativa, que cuenta con una inversión de $143 millones, está a cargo de investigadores del INIA Carillanca. Se espera que este modelo piloto siente las bases para una agricultura más justa y sostenible en territorios mapuche, con la posibilidad de escalarlo a otras regiones del país.
Este esfuerzo se enmarca en una estrategia más amplia del Ministerio de Agricultura para abordar los desafíos del sector triguero, incluyendo la promoción de variedades adaptadas a las condiciones locales, la mejora de la calidad del grano y la implementación de prácticas agrícolas sostenibles.
DESAFÍOS INIA enfrenta una etapa crucial marcada por la necesidad de adaptarse con mayor rapidez a los impactos del cambio climático, avanzar en sostenibilidad y la contribuir de forma decisiva a seguridad y soberanía alimentaria del país. Así, lo planteó Carlos Furche, quien delineó los principales desafíos de esta institución clave para el agro chileno. Uno de los ejes estratégicos del trabajo de INIA es contribuir a que los sistemas agroalimentarios logren una adaptación rápida y eficiente al cambio climático. “Todo el desafío de INIA es contribuir a la adaptación más rápida y eficiente posible de los sistemas productivos agroalimentarios al cambio climático”, señaló Furche. Sin embargo, no basta con adaptarse: también es indispensable avanzar hacia una producción más consciente. “Esos procesos deben apuntar de manera muy decidida a la sustentabilidad”, añadió. En un contexto de transformaciones rápidas, Furche enfatizó la necesidad de que la innovación se genere en los plazos adecuados: “a veces tenemos procesos de innovación que toman tiempo, y nosotros necesitamos acortar esos tiempos.
Hay instrumentos como para que eso ocurra”. La capacidad de generar conoy aplicable en el corcimiento útil to y mediano plazo es vital para mantener la competitividad del agro chileno y responder a los cambios tecnológicos, climáticos y de consumo. Uno de los activos más estratégicos de INIA es su red de bancos de germoplasma.
“Allí está la base, el material genético que nos va a permitir, en el tiempo que se requiera, tener los recursos adecuados para este proceso de adaptación”, subrayó Furche, refiriéndose al valor de conservar y potenciar estos reservorios de diversidad genética. Furche también valoró el rol del sector privado como aliado indispensable: “son los que hacen la producción.
Sin ellos no es posible”. En esa línea, destacó que el impacto de INIA ha sido tangible en la historia agrícola reciente del la país: “Es bien difícil imaginar agricultura de hoy si no hubiéramos tenido al INIA en los últimos 61 años”. De hecho, muchas de las semillas utilizadas en cultivos tradicionales han sido desarrolladas por el instituto. “El trigo que se hace en Chile se hace con semilla producida con el INIA. La avena también, las legumbres también”, puntualizó. Para Furche, el trabajo no termina con el desarrollo de una tecnología.
El verdadero éxito ocurre cuando esa innovación llega al terreno: “el desafío es seguir entregando ese conocimiento y conseguir que las innovaciones lleguen a los procesos productivos”. La innovación también debe responder a nuevas exigencias del consumidor. “Hoy no se trata solo de que los alimentos no hagan mal. Se trata de que hagan bien a la salud”, afirmó Furche, recalcando el rol de la investigación para garantizor no solo seguridad alimenta: ria, sino también calidad de vida. La región de La Araucanía también está en el centro de los esfuerzos de diversificación productiva, con varios proyectos financiados por el Gobierno Regional orientados a la fruticultura y especies con alto potencial. Entre ellas destacan el avellano europeo, con más de 10.000 hectáreas plantadas, los arándanos, y especies emergentes como el castaño. “Es la segunda región de Chile más importante en producción de avellano europeo”, detalló Furche, quien cerró con una visión de largo aliento.
“Ojalá cuando INIA cumpla 100 años, uno mirara para atrás y dijera: “la agricultura chilena cambió por un conjunto de factores, entre otros, por las contribuciones que ha hecho INIA”. INIA Y UACH BUSCAN RENOVAR Y AMPLIAR SU CONVENIO DE COLABORACIÓN Carlos Furche, visitó la Universidad Austral de Chile (UACh) en Los Ríos con el objetivo de fortalecer y actualizar el convenio vigente entre ambas instituciones, adaptándolo alos desafíos actuales del entorno socio-productivo. Durante su visita destacó el interés mutuo por ampliar áreas de colaboración como los recursos genéticos, investigación conjunta, formación de estudiantes y cotutela de tesis. También estuvo en el Centro de Innovación Colaborativa (CIC) Los Ríos en Máfil, donde valoró la articulación entre instituciones del agro y el Gobierno Regional..