Revolución de octubre de 2019
Carlos Maillet Académico USS y exsubsecretario de Patrimonio Cultural cinco años después del 18 de octubre de 2019, es fundamental reflexionar sobre el impacto del estallido social, no solo en el ámbito de las políticas públicas, sino también en el patrimonio cultural. Según la Encuesta Nacional 2024 de la carrera de Arte y Conservación del Patrimonio de la USS, el 74% de la población percibe que estos eventos causaron un daño significativo al patrimonio cultural. Esta cifra nos obliga a reconsiderar cómo protegemos los simbolos de nuestra identidad.
Los monumentos, antes testigos silenciosos de nuestra historia, se convirtieron en escenarios de conflicto que exponían las demandas sociales, Su destrucción subraya que el patrimonio no es una mera colección de objetos inertes, sino un reflejo profundo de nuestras tensiones y fracturas como sociedad. El debate sobre cómo conmemorar el estallido es complejo.
Más de la mitad de los encuestados rechaza la idea de crear un museo dedicado a este evento, lo que evidencia que muchos aún no están preparados para transformar este hito en un objeto de memoria oficial. A pesar de iniciativas como la conservación del eje Alameda, gran parte de las zonas afectadas sigue sin recuperarse, y casi el 50% de la población considera que las ciudades han empeorado.
Esto destaca la urgente necesidad de revitalizar estos espacios, no solo mediante la reconstrucción física, sino también a través de un proceso de reconciliación social que permita sanar las heridas abiertas durante el estallido, El patrimonio no debe ser un simple testigo pasivo de la historia, sino un vehículo activo para el diálogo, la reflexión y la reconciliación.
Al abordar la tensión entre el progreso, impulsado por actores de la sociedad civil como empresarios, arquitectos o desarrolladores inmobiliarios, y la conservación misma, es crucial reconocer que la intervención para preservar no basta por sí sola para fomentar la cohesión social.
La verdadera responsabilidad consiste en equilibrar el avance con el respeto a nuestro legado histórico, reconociendo que el patrimonio es una fuente esencial de identidad y cohesión social que debe trascender las urgencias del desarrollo material.
A. cinco años de la revolución de octubre de 2019, la tarea fundamental es reconstruir el respeto entre las instituciones públicas y la ciudad, entre el espacio público y las personas, y promover la tolerancia dentro de la comunidad.