Autor: Guillermo Ávila Nieves La Estrella de Valparaíso
“Narcocultura de países vecinos acá cambió las reglas del juego 3)
IDA. EN CHILE SE HA INTENTADO DEMOLER LOS MAUSOLEOS NARCOS.
EL CONGRESO INTENTÓ PROHIBIR LA NARCOCULTURA PERO EL PROYECTO “LEY PESO PLUMA" FUE ARCHIVADO, La investigadora Ainhoa Vásquez, especialista en el tema, explica cómo en Chile han cambiado los ritos de los grupos criminales, aborda el tema de los narcomausoleos y apunta a la masculinidad precaria en el fenómeno.
“Narcocultura de países vecinos acá cambió las reglas del juego 3) Narcofunerales hoy se ha transculturado con otras prácticas colombianas y mexicanas, como consumir drogas enel ataúd o hacer fiestas en el cementerio”. A “LANARCOCULTURA DE MÉXICO, COLOMBIA, VENEZUELA ES TREMENDAMENTE SANGRIENTA.
EN CHILE ERA PATERNALISTA, DE BAJO PERFIL” ha asociado más a lo que mún dentro del mundo criminal quese usaba para fuela mafia italiana, a tradespedir a ladrones (con vés de clanes familiares”. De allí que en Chile se música, balas y la parada en la cárcel para que famiacostumbraba a un narco debajo perfil, muy paternalía y amigos despidieran a quien había muerto), hoy lista al estilo de la mafia itase ha transculturado con liana, confiere la escritora. otras prácticas colombia“Hoy, los traficantes más nas y mexicanas, como jóvenes, por la mezcla con el consumir drogas en narcoculturas de países veataúd o hacer fiestas en el cinos, han cambiado las reglas del juego”, explica. cementerio”, explica. Recalca que ese paternalismo ya no existe, “no tienen interés de contribuir con la comunidad de ninguna manera”. Al contrario, dice que han entablado una guerra frontal con los vecinos. “En lugar de comprar lealtades con narcos mexicanos, pero esos están en espacios privados. Acá se hizo una mezcla con las animitas y tumbas fastuosas, por eso se ubican en las plazas”. Otra de las diferencias, acota, es en relación a la violencia. “La narcocultura de países como México, Colombia, Venezuela es tremendamente sangrienta, incluye ritos de iniciación caníbales, desmembramiento, etcétera. Mucho de ellos vinculados a sus creencias religiosas”. Chile no Y agrega: “En tenemos tradición de este tipo de eventos ni de ritos iniciáticos ni religiosos.
Nuestra narcocultura se Si la medimos con otros países continente, del Ainhoa dice que los narcomausoleos chilenos que localizan en plena plaza pública “son similares a las tumbas fastuosas de losesde pequeña, su D gusto por la literatura y las películas le despertó ese lado curioso al hoy en tinta impresa. “Una vez mi mamá llegó del trabajo con una escoba. Le pregunté sorprendida si se había venido volando... ” recuerda Ainhoa Vásquez Mejías, autora del “Narcocultura. Masculinidad precaria, violencia y espectáculo”, Paidós, 2024. Vásquez, libro académica chilena, doctora en Literatura y actualmente investigadora en la Universidad Nacional México de (UNAM), se ha especializado en este tema. De entrada, aclara que la narcocultura es la cultura de los narcos. “Su forma de vida, de relacionarse entre ellos, sus creencias, ideologías, códigos, su religión, prácticas, sus ritos”, dice. Tras más de diez años de navegar en lecturas sobre cárteles latinoamerica nos, supo de primera manoconocer en terreno ajóvenes de grupos criminales en países como México, Colombia y Chile, prin palmente.
“Me permitió probar ideas que yo tenía en la teoría y ampliar el horizonte hacia otros temas”, Vásquez, señala quien estuvo en Viña del Mar hablando sobre su nuevo libro en el espacio de diálogo del ciclo “Pluma y Jazz”, en restorán Merci.
Abordar la investigación y su proceso hasta plasmarlo en esta obra lo califica de “un desafío”. Asu juicio, en Chile la narcocultura es una variación de la cultura criminal tradicional que se ha mezclado con los códigos yritos de la narcocultura latinoamericana. “Son tradiciones del hampa: los narcofunerales en que tenemos un rito co-HOJA DE RUTA Ainhoa Vásquez es Doctora en Literatura porla Pontificia Universidad Católica de Chile. Durante diez añosfue profesora e investigadora de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Mexicanos. Ha publicado más de 40artículos en revistas académicas y capítulos delibros entomoa la la violencia de narcocultura y género, con enfoqueen estudios culturales. Acostumbrada a escribir en papers académicos, la libertad de su editora, Ana Rodríguez (de Planeta) dice la ayudó con una escritura diferente, cercanaal ensayo en este libro. “Encontré rápido el tono en el que quería narrarlo”, dice. dinero buscan amedrentar, la gente les teme.
Y en vez de tratar de mantener un bajo perfil (como lo hacía, por ejemplo, el Cabro Carrera) lo que hacen es exhibirse, buscando ese temor en la población”. Sobre este cambio apunta a la masculinidad precaria: “Muchos de estos jóvenes crecieron en un mundo muy diferente al de sus padres, con la cuarta ola del movimiento feminista.
Los hombres han cambiado sus roles y con ello han perdido una parte desu identidad”. Y añade: “Encuentran en la pandilla masculina, en el mundo del crimen, un espacio en el que pueden sentirse muy machos, usar armas, comprar mujeres, tener dinero para obtener bienes materiales, enfrentarse a los enemigos. En el fondo, hay gran vacío en la identidad masculina”. Ainhoa Vásquez adora a sus gatos.
Su escritora favorita es la mexicana Lilia-narcotráfico”. En Chile cree que se está a tiempo, pero con medidas a mediano y largo plazo, como “combatir los capitales de la droga, dar un vuelco hacia políticas de salud pública y preocuparse de las adicciones”, entre otras.
Apela a fortalecer las identidades en la niñez y la juventud: hacer talleres de género y masculinidades, buscar forma de no segregación y estigmatización de los territorios, incluso usar las narcoficciones para hablar sobre estos temas y sensibilizar a la población al respecto. para viene Ainhoa Vásquez Mejías: le que Lo interesa reconstruir la historia de Amanda Huasaf, la primera mujer narco líder de un cártel en Chile. “Ella operaba en Valparafso en los años sesenta”. Además apuesta a recuperar estrategias exitosas contra el narcotráfico en Latinoamérica para ser puestas en práctica.
“Estoy escribiendo del cómo ha cambiado Santiago (arquitectónico, visual, sonoro e identidades juveniles) producto dela narcocultura”. Sobre Viña del Mar y Valparaíso, alerta: “Espacios sensibles en temas de criminalidad: son ciudades grandes y de puerto”. Ona Blum. Cuenta que allí vivió muchos años mientras trabajaba en temas de femicidio.
“Hablando con hombres que habían asesinado a mujeres, descubrí que en la mayoría de casos estaban muy vinculados al narco y tenían este factor común de la masculinidad precaria; sentirse que no eran lo suficientemente hombres, el asesinar y pertenecer a una cofradía los hacía sentirse mejor con su virilidad.
Ahí fui uniendo los puntos”, relata. la narcoAcentúa que cultura es difícil de parar, “en la medida en que no tengamos herramientas concretas para combatir elEsEncuentran en la pandilla masculina, en el mundo del crimen, un espacio en el que pueden sentirse muy machos, usar armas, comprar mujeres, tener dinero... ”.. “Narcocultura de países vecinos acá cambió las reglas del juego 3) Narcofunerales hoy se ha transculturado con otras prácticas colombianas y mexicanas, como consumir drogas enel ataúd o hacer fiestas en el cementerio”. A “LANARCOCULTURA DE MÉXICO, COLOMBIA, VENEZUELA ES TREMENDAMENTE SANGRIENTA.
EN CHILE ERA PATERNALISTA, DE BAJO PERFIL” ha asociado más a lo que mún dentro del mundo criminal quese usaba para fuela mafia italiana, a tradespedir a ladrones (con vés de clanes familiares”. De allí que en Chile se música, balas y la parada en la cárcel para que famiacostumbraba a un narco debajo perfil, muy paternalía y amigos despidieran a quien había muerto), hoy lista al estilo de la mafia itase ha transculturado con liana, confiere la escritora. otras prácticas colombia“Hoy, los traficantes más nas y mexicanas, como jóvenes, por la mezcla con el consumir drogas en narcoculturas de países veataúd o hacer fiestas en el cinos, han cambiado las reglas del juego”, explica. cementerio”, explica. Recalca que ese paternalismo ya no existe, “no tienen interés de contribuir con la comunidad de ninguna manera”. Al contrario, dice que han entablado una guerra frontal con los vecinos. “En lugar de comprar lealtades con narcos mexicanos, pero esos están en espacios privados. Acá se hizo una mezcla con las animitas y tumbas fastuosas, por eso se ubican en las plazas”. Otra de las diferencias, acota, es en relación a la violencia. “La narcocultura de países como México, Colombia, Venezuela es tremendamente sangrienta, incluye ritos de iniciación caníbales, desmembramiento, etcétera. Mucho de ellos vinculados a sus creencias religiosas”. Chile no Y agrega: “En tenemos tradición de este tipo de eventos ni de ritos iniciáticos ni religiosos.
Nuestra narcocultura se Si la medimos con otros países continente, del Ainhoa dice que los narcomausoleos chilenos que localizan en plena plaza pública “son similares a las tumbas fastuosas de losesde pequeña, su D gusto por la literatura y las películas le despertó ese lado curioso al hoy en tinta impresa. “Una vez mi mamá llegó del trabajo con una escoba. Le pregunté sorprendida si se había venido volando... ” recuerda Ainhoa Vásquez Mejías, autora del “Narcocultura. Masculinidad precaria, violencia y espectáculo”, Paidós, 2024. Vásquez, libro académica chilena, doctora en Literatura y actualmente investigadora en la Universidad Nacional México de (UNAM), se ha especializado en este tema. De entrada, aclara que la narcocultura es la cultura de los narcos. “Su forma de vida, de relacionarse entre ellos, sus creencias, ideologías, códigos, su religión, prácticas, sus ritos”, dice. Tras más de diez años de navegar en lecturas sobre cárteles latinoamerica nos, supo de primera manoconocer en terreno ajóvenes de grupos criminales en países como México, Colombia y Chile, prin palmente.
“Me permitió probar ideas que yo tenía en la teoría y ampliar el horizonte hacia otros temas”, Vásquez, señala quien estuvo en Viña del Mar hablando sobre su nuevo libro en el espacio de diálogo del ciclo “Pluma y Jazz”, en restorán Merci.
Abordar la investigación y su proceso hasta plasmarlo en esta obra lo califica de “un desafío”. Asu juicio, en Chile la narcocultura es una variación de la cultura criminal tradicional que se ha mezclado con los códigos yritos de la narcocultura latinoamericana. “Son tradiciones del hampa: los narcofunerales en que tenemos un rito co-HOJA DE RUTA Ainhoa Vásquez es Doctora en Literatura porla Pontificia Universidad Católica de Chile. Durante diez añosfue profesora e investigadora de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Mexicanos. Ha publicado más de 40artículos en revistas académicas y capítulos delibros entomoa la la violencia de narcocultura y género, con enfoqueen estudios culturales. Acostumbrada a escribir en papers académicos, la libertad de su editora, Ana Rodríguez (de Planeta) dice la ayudó con una escritura diferente, cercanaal ensayo en este libro. “Encontré rápido el tono en el que quería narrarlo”, dice. dinero buscan amedrentar, la gente les teme.
Y en vez de tratar de mantener un bajo perfil (como lo hacía, por ejemplo, el Cabro Carrera) lo que hacen es exhibirse, buscando ese temor en la población”. Sobre este cambio apunta a la masculinidad precaria: “Muchos de estos jóvenes crecieron en un mundo muy diferente al de sus padres, con la cuarta ola del movimiento feminista.
Los hombres han cambiado sus roles y con ello han perdido una parte desu identidad”. Y añade: “Encuentran en la pandilla masculina, en el mundo del crimen, un espacio en el que pueden sentirse muy machos, usar armas, comprar mujeres, tener dinero para obtener bienes materiales, enfrentarse a los enemigos. En el fondo, hay gran vacío en la identidad masculina”. Ainhoa Vásquez adora a sus gatos.
Su escritora favorita es la mexicana Lilia-narcotráfico”. En Chile cree que se está a tiempo, pero con medidas a mediano y largo plazo, como “combatir los capitales de la droga, dar un vuelco hacia políticas de salud pública y preocuparse de las adicciones”, entre otras.
Apela a fortalecer las identidades en la niñez y la juventud: hacer talleres de género y masculinidades, buscar forma de no segregación y estigmatización de los territorios, incluso usar las narcoficciones para hablar sobre estos temas y sensibilizar a la población al respecto. para viene Ainhoa Vásquez Mejías: le que Lo interesa reconstruir la historia de Amanda Huasaf, la primera mujer narco líder de un cártel en Chile. “Ella operaba en Valparafso en los años sesenta”. Además apuesta a recuperar estrategias exitosas contra el narcotráfico en Latinoamérica para ser puestas en práctica.
“Estoy escribiendo del cómo ha cambiado Santiago (arquitectónico, visual, sonoro e identidades juveniles) producto dela narcocultura”. Sobre Viña del Mar y Valparaíso, alerta: “Espacios sensibles en temas de criminalidad: son ciudades grandes y de puerto”. Ona Blum. Cuenta que allí vivió muchos años mientras trabajaba en temas de femicidio.
“Hablando con hombres que habían asesinado a mujeres, descubrí que en la mayoría de casos estaban muy vinculados al narco y tenían este factor común de la masculinidad precaria; sentirse que no eran lo suficientemente hombres, el asesinar y pertenecer a una cofradía los hacía sentirse mejor con su virilidad.
Ahí fui uniendo los puntos”, relata. la narcoAcentúa que cultura es difícil de parar, “en la medida en que no tengamos herramientas concretas para combatir elEsEncuentran en la pandilla masculina, en el mundo del crimen, un espacio en el que pueden sentirse muy machos, usar armas, comprar mujeres, tener dinero... ”.. La investigadora Ainhoa Vásquez, especialista en el tema, explica cómo en Chile han cambiado los ritos de los grupos criminales, aborda el tema de los narcomausoleos y apunta a la masculinidad precaria en el fenómeno. IDA. EN CHILE SE HA INTENTADO DEMOLER LOS MAUSOLEOS NARCOS. EL CONGRESO INTENTÓ PROHIBIR LA NARCOCULTURA PERO EL PROYECTO “LEY PESO PLUMA" FUE ARCHIVADO,