Autor: GeOrGina merinO, DIrECTOrA DE VENTAS rEGIONES, OHIO NATIONAL
Columnas de Opinión: Nadie está libre de lo inesperado
Columnas de Opinión: Nadie está libre de lo inesperado Tomar una cobertura o seguro de vida en nuestros primeros años de vida laboral no solo es un acto de responsabilidad, sino también una decisión financiera inteligente.
A diario vemos ejemplos concretos de la utilidad de este instrumento: una madre soltera que falleció repentinamente y su hijo pudo seguir estudiando; o un padre, único proveedor del hogar, cuya decisión responsable ayudó a que su familia pudiera mantener su estándar de vida y darle liquidez inmediata para cubrir sus gastos básicos.
De acuerdo a últimos informes que describen el perfil del usuario en Chile, la pandemia supuso un punto de inflexión para considerar estos instrumentos como lo que verdaderamente son: una herramienta para proteger a nuestro entorno ante un evento no deseado y ahorrar para disponer de recursos en momentos de dificultad.
La industria ha avanzado en diseñar productos más accesibles, personalizados y flexibles, con el propósito de ampliar el interés por su contratación y revertir las tradicionales barreras a menudo emocionales de desconocimiento y percepción de su elevado precio; así como también la premisa de que “nunca nos ocurrirá algo”. Hoy, existen alternativas que otorgan adelantos en caso de enfermedades graves, seguros con componente de inversión o asistencias adicionales que son más tangibles en vida. En términos de flexibilidad, los contratantes pueden elegir beneficiarios, aumentar o reducir coberturas, y, en algunos casos, utilizar el seguro como un instrumento de ahorro o planificación patrimonial. Personas mayores de 30 años, con hijos o responsabilidades familiares, son los tradicionales usuarios de los seguros de vida. Sin embargo, en la realidad observamos un aumento en el interés de jóvenes profesionales que toman conciencia de planificar su futuro y dejar un respaldo en caso de cualquier eventualidad.
Afortunadamente, la población chilena está avanzando en el fomento de una cultura que priorice la protección familiar por sobre el resguardo de los bienes materiales, destinando un porcentaje significativamente mayor que el resto de los países latinoamericanos para el pago de seguros.
Aunque todos somos vulnerables ante eventos de gran magnitud, como podría ser el cambio climático o los desastres naturales, la buena noticia es que tenemos en nuestras manos la posibilidad de acceder a un instrumento de protección con amplios beneficios.
Organismos internacionales así lo reconocen: para el Banco Mundial, los seguros de vida son fundamentales para familias de segmentos medios en países emergentes, minimizando el riesgo de caer en la pobreza ante eventos inesperados; mientras que la OCDE destaca que son componentes esenciales de cualquier planificación financiera..