Música y cancelaciones EN MEDIO DE LA GUERRA
Música y cancelaciones EN MEDIO DE LA GUERRA L o reveló hace poco más de una semana "El Mercurio". Como parte de la temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile --cuya octava fecha estaba programada para el 7 y 8 de junio en el Teatro de la Universidad de Chile--, se produjo un cambio sorpresivo: el director argentino-israelí Yeruham Sharovsky, invitado para presentarse en ambas jornadas, no pudo conducir y en una emergencia fue rápidamente reemplazado por el músico David del Pino Klinge.
Dominique Thomann, directora del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Casa de Bello, confirmó a este diario que decidió reprogramar la invitación a Scharovsky, quien ya había dirigido a la Sinfónica Nacional de Chile en su temporada 2000. "Esta decisión se toma en consideración a la tensión actual global y a fin de resguardar la seguridad de todos los participantes, incluido el mismo maestro, quien en otros escenarios del mundo ha recibido amenazas personales", manifestó Thomann en referencia al conflicto en el Medio Oriente. Las reacciones a esta noticia no se hicieron esperar.
La contralto Carmen Luisa Letelier Valdés, Premio Nacional de Artes Musicales 2010, escribió una carta a este diario y expresó su preocupación por "las amenazas de muerte en contra del director". Dijo que "es un gran músico" y como "argentino, no tiene ninguna injerencia ni responsabilidad en las brutales acciones del gobierno de Israel en Gaza y en Palestina". Junto con ello, Letelier criticó que "en un futuro próximo tal vez sea imposible escuchar obras de Mahler, Schoenberg, Alban Berg o Mendelsohn por ser judíos!... No sea que haya alguna funa... ". La profesora emérita de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, a través de un contacto telefónico, profundiza en su carta. "El gran problema son las minorías vociferantes que terminan imponiendo su opinión. Hay una intolerancia espantosa. A Yeruham Sharovsky se lo contrató, además, para tocar a Verdi y a RimskyKorsakov. ¡Es de locos! ", apunta Carmen Luisa Letelier.
El Círculo de Críticos de Arte también emitió un comunicado en el que lamentaba la suspensión de esta batuta y manifestó que "creemos que las tensiones globales, que siempre han existido en el mundo, no deben ser un obstáculo para el desarrollo de la actividad artística.
Muy por el contrario: es a través del arte que resulta posible el entendimiento entre los seres humanos". El conductor Juan Pablo Izquierdo, Premio Nacional de Artes Musicales 2012, confiesa que "mantiene un profundo vínculo musical con Israel" y que hay que tener "mucho cuidado, porque no hay que etiquetar a todos los músicos como abanderados de Benjamin Netanyahu. Lo mismo se puede decir de los alemanes y afirmar que todos son cercanos a Hitler.
Ahora mismo tengo miedo a opinar porque a uno lo pueden tildar de terrorista". Izquierdo concluye que "no habiendo razones específicas, no hay que suponer intenciones políticas detrás de un acto cultural". Rodolfo Fischer, director de la Orquesta de Cámara de Valdivia, declara a "Artes y Letras" que siempre ha creído que los artistas se "representan a sí mismos, y no necesariamente a `naciones', a diferencia de las instituciones. Además, por principios, estoy en contra de la cancelación como método de protesta", acota. A juicio de Fischer, aunque un concierto generalmente no es "un foro para presentar mensajes políticos, puedo entender la preocupación de las autoridades por evitar exponer involuntariamente a un artista a una situación compleja. Aun así, espero que hayan ofrecido al maestro una fecha alternativa en el mediano plazo, ya que es un excelente profesional", manifiesta. Desde Argentina, la batuta brasileña Silvio Viegas (titular de la Orquesta de Santa Fe) comenta que "se siente muy triste cuando un grupo de personas mezclan música y política.
El arte no puede discriminar". Jaime Torres, miembro del Círculo de Críticos de Arte, se suma al análisis y complementa que como axioma, tanto la academia como el arte en su conjunto suponen instancias universales de diálogo intercultural que debiera discurrir hacia una debida reflexión de la realidad y del conocimiento. "En el caso del arte, esta dimensión adquiere mayor connotación, y en consecuencia, un catalizador de inestimable eficacia. Con esta premisa, en el caso de la música, es absolutamente necesario abstraerse de todo tipo de condicionamiento político y religioso, en el entendido que el fenómeno musical lo trasciende", explica Jaime Torres. Un arte que desafía Para el dramaturgo Marco Antonio de la Parra, director del Círculo de Críticos de Arte, "un fantasma persigue al mundo del arte. La mirada censuradora que parece soñar con el conflicto mundial puesto en las salas de conciertos, en las galerías, en el mundo académico. De pronto todo se vuelve persecutorio y maniqueo.
El campo de batalla real se reproduce de manera FRANCISCO JAVIER OLEA primaria y rústica en todo lo que tenga alguna relación con los bandos implicados en las guerras devastadoras de hoy en día". El autor de "La secreta obscenidad de cada día" concluye que hoy "no se puede leer a Tolstoi porque es ruso ni a Amos Oz porque es judío (su libro contra el fanatismo es una lección para su propio pueblo). Al cine iraní se le supone libertario y conoció la más ruda censura. Alguien parece necesitar una épica blanco y negro rechazando la complejidad de los acontecimientos. La historia es borrada por los fanáticos de uno y otro bando y la crueldad se legitima. A todos se les supone terroristas y a todos asesinos", continúa el autor. De la Parra habla de un mapa dolorosamente complejo que "comienza a tomar ribetes fascistoides buscando la tentadora simplicidad de la persecución y la venganza. Un apellido, un origen, una cultura, inculpa de crímenes salvajes.
Qué hacemos con Einstein, Steiner, David Grossman, el cine de Panahi, el teatro de Wajdi Mouawad (qué estará escribiendo ahora mismo), Marjane Satrapi y la larga lista de artistas de ambas culturas", dice Marco Antonio de la Parra.
Germán Reyes Busch, crítico de discos de Revista Átomo, cree que estamos ante una problemática delicada y con matices. "Quizá haya que distinguir entre las cancelaciones justificadas o razonables, que pasan por un asunto legal o humanitario evidente, de las cancelaciones que obedecen a un marco ideológico que busca eliminar la disidencia o la incorrección política.
En las primeras hay juicios, pausas impuestas por participar de aparatos de propaganda o, abiertamente, incluso de crímenes; en las segundas hay escarnio público, invisibilización, incluso embustes por tener ciertas simpatías, dar declaraciones desafortunadas o políticamente incorrectas". Reyes afirma que "en un principio, un artista es un ciudadano más; si no hay delito ni proceso, debería poder dirigir, en este caso, donde sus méritos artísticos lo demanden y esto es independiente de cualquier variable en un estado liberal y democrático". Juan Antonio Muñoz, crítico de música de "El Mercurio" y decano de la Facultad de Comunicaciones de UNIACC, expresa que el arte siempre ha desempeñado un papel crucial en los conflictos sociales y políticos. "Y por cierto que tiene algo que decir respecto de los conflictos bélicos; así lo hicieron creadores como Goya en la pintura, Beethoven en la música o Samuel Beckett en el teatro. El arte desafía las percepciones dominantes, ofrece nuevas perspectivas sobre los conflictos y ayuda a humanizar a grupos marginados o estigmatizados.
En entornos de conflicto, la expresión artística es un medio de sanación individual y colectiva, y creo que, bien conducida, proporciona un espacio para la resistencia pacífica frente a la violencia". También señala que el arte puede ser una poderosa herramienta de movilización y activismo; la música, por ejemplo, y la expresión artística callejera y las obras de teatro pueden inspirar y unir a las personas para promover cambios. "El problema es que muchas veces sucede que algunos artistas, en vez de plantear el debate y estar dispuestos a debatir en igualdad de condiciones con quienes no opinan lo mismo, se convierten en otro foco de violencia que extrema el conflicto y que no ayuda en nada a solucionarlo", concluye el crítico.
REFLEXIÓN Arte, movilización y activismo: Música y cancelaciones EN MEDIO DE LA GUERRA MAUREEN LENNON ZANINOVIC Críticos de arte, directores de orquesta y premios nacionales se refieren a los desafíos del panorama musical, en el contexto de las tensiones en Medio Oriente, en Rusia y Ucrania. Se oponen a una "cultura de la cancelación" y afirman que la expresión artística es un medio de sanación individual y colectiva. Tras la invasión rusa a Ucrania y por su cercanía con Vladimir Putin, el director Valery Gergiev y la soprano Anna Netrebko fueron suspendidos en varios escenarios internacionales.
En otro ámbito de las artes, en la literatura, el pasado 16 de octubre, tras el mortífero ataque de Hamas contra territorio israelí, la escritora palestina Adania Shibli recibió un breve correo electrónico de la Feria del Libro de Frankfurt en el que se le informaba que se había aplazado la entrega de su premio y se había cancelado su encuentro con el público.
La asociación alemana LiProm, que iba a entregarle el galardón LiBeraturpreis, justificó la decisión alegando "la guerra entre Hamas e Israel". El crítico Juan Antonio Muñoz afirma que la cultura de la cancelación, una de cuyas expresiones es limitar la actividad de artistas e intérpretes (Anna Netrebko, Valery Gergiev, por ejemplo), "es el alimento perfecto para la cultura del odio y un atentado a la vida democrática. Es una cultura que incluso se aprovecha de las víctimas para expresar un nuevo odio y acrecentarlo; la propaganda de los bandos enfrentados en Medio Oriente es un ejemplo muy claro.
A partir de esto se produce una especie de victimización total, porque la víctima no solo es el que ha sido cancelado: en la idea de aniquilar al otro, el propio cancelador se vuelve víctima y se victimiza, instalando una tiranía del bien, o el supuesto bien, anclada en la propia ideología". La soprano Anna Netrebko en Chile, en 2018. MACARENA PÉREZ Otros resonantes casos recientes en el mundo.