Autor: DANIELA SILVA ASTORGA
“Podría hacer 500 obras por minuto, esa es mi sensación”
“Podría hacer 500 obras por minuto, esa es mi sensación” Aunque jamás la abandonó por completo, ya que siempre ha pintado alguna cosa, pero sobre todo porque todas sus instalaciones están enraizadas en asuntos pictóricos, Gonzalo Díaz (1947) cuenta que volvió a la pintura, a lo primero que hizo. Fue a fines de 2024, cuando le faltaba poco para terminar la composición de su archivo digital, que ya está en Gonzalodiaz. cl con más de 700 registros de obras y muestras. Es un proyecto Fondart desarrollado por Macarena Murúa y Paloma Molina, que revisa desde 1978 hasta 2023, y lo mantuvo sumamente abrumado por dos años. “Ellas son increíblemente tenaces, metódicas, inmisericordes. Me obligaban a hacer memoria. Para mí, eso significaba meterme en el momento de mayor aislamiento de la escena artística, en plena dictadura, terrible. Me llevaban a la rastra, porque ya no quería más”, confiesa. No quería más, pero se embarcó otra vez en la pintura... “Puede ser el último estertor. También hago bromas con eso, jajaja. Pero a la gente le baja un entusiasmo excesivo justo antes de estirar la chala.
Ahora, es raro porque no sé de dónde viene esta energía, que uno no debiera tener a esta altura de la vida, menos después de esta revisión agotadora de las mil quinientas huevadas que uno ha hecho. Uno quisiera decir basta, e irse para la casa, pero sale algo nuevo que conduce a etapa inicial”. ZAÍDOLAZNOGOVIHCRA¿ La pulsión por hacer obra?“Eso es, exactamente. Y que ahora se conduce de esta forma, porque da lo mismo cómo se conduzca: la cosa es la pasión de obra. Como que uno no pudiera estarse tranquilo... He encontrado libretas donde tengo proyec-Gonzalo Díaz:Con esa frase, el Premio Nacional de Arte 2003 grafica cómo su voluntad de hacer obra tomó últimamente una inusitada fuerza. Le faltan “presupuestos y asistentes infinitos”, dice, con humor. tos esbozados, que no hice, ahora podría. Si tuviera presupuesto infinito y asistentes infinitos, podría hacer 500 obras por minuto.
Esa es mi sensación”. Autor de series icónicas, como “Historia sentimental de la pintura chilena” (1982), y de instalaciones agudas y obsesivamente compuestas, como “Rúbrica” (2003), “Unidos en la gloria y en la muerte” (1997) y “Lonquén” (1989), Gonzalo Díaz se formó en la U. de Chile donde lleva 50 años haciendo clases, y continuó sus estudios becado en Florencia. Allí se enfrentó cara a cara con una historia del arte y una escena con la que nuestro país tenía una distancia abismal. De ahí provino un remezón identitario, o lo que lo condujo a profundizar lo que venía haciendo, a través del proyecto “Marcación del territorio”. Corría 1987. La señora del detergente Klenzo, el mozo de Santa Carolina; el mar, el desierto y la cordillera; textos y écfra-sis se cruzaron en las telas de la serie que ahora retoma. Económico como siempre, Díaz recobra símbolos, textos, materiales y citas para construir obras nada ilustrativas. Dice que echaba de menos la pintura, que quedó postergada por el ánimo eficiente y la rigurosidad matemática de las instalaciones que, en su mayoría, hizo durante 40 años. Llegó a eso tras sentir que “pintar en una torre de marfil era totalmente impertinente, era perder el tiempo. Eso me llevó a esta obra dura, terrible, pesada, que tiene que ver con los objetos e instalaciones”. ¿Cómo le va frente a la tela?“Me encontré con dificultades físicas. No es lo mismo que cuando tenía 30 años y pintaba cuadros de 2,5 metros. Se me agarrota el brazo. Espero que estos problemas físicos se traduzcan en un tiritón específico al poner una mancha. Que esa dificultad sea, al final, un tipo de pintura interesante. Estoy en esa batalla; pinto varias obras”. En medio de esos afanes, recibió una invitación de Il Posto para presentar sus pinturas en marzo. La idea surgió cuando se sumó a la Colección Solari del Sol un cuadro suyo de los años 80. Él creyó que sería una muestra de obras anteriores, pero cuando los organizadores supieron que había vuelto a pintar, le pidieron algo inédito. “Tengo la intención, y creo que lo lograré, de contar con una pintura nueva para marzo. Aunque el cuadroDíaz en el MAC, donde expuso en 2023. A la izquierda, con fragmentos de “Banco/Marco de pruebas” (1988). esté mojado cuando lo cuelgue, jajaja. Habría cuadros del año 80 y uno de 2025. Sería bonito: un arco de tensión grande”, dice. Más o menos por la misma fecha, Díaz dará por finalizado otro proyecto, en el que lleva seis años. Otra vez: una abrumadora revisión hacia atrás, “y quizás más fuerte todavía que la del archivo”, revela. Con Consuelo Rodríguez ha recopilado sus escritos, que serán publicados por la editorial Metales Pesados: “¡ 600 páginas! Veo textos míos y no los reconozco. No puedo creer que yo haya escrito eso”. ¿Por qué?“Siento que es un genio el que escribió eso. Yo no lo soy o estoy más tonto que un zapato. O me volví un poquito así.
No lo puedo creer: me parecen increíbles”. “Gonzalo Díaz, escritos 19802020, y textos en obra” tendrá seis capítulos, que compilarán lo que ha redactado sobre la obra de otros y la propia, además de líneas más políticas y un apartado con todos los textos que ha usado en su obra. Hölderlin, Heráclito, Freud, la lista es larga. A partir de marzo, Díaz ofrecerá su ya clásico taller de pintura en la U. de Chile. Está pensado para tres momentos de la carrera y fue ideado como un taller base: él considera que la pintura es la lengua madre para entrar al aprendizaje del arte. En la universidad es académico referencial, ha ejercido cargos e incluso fue candidato a decano de Artes. Dice que no tiene habilidades políticas o diplomáticas. ¿La edad no lo ha puesto más diplomático?“Sí y no. Meto las patas y tengo fama por eso, y por ser antipático. Es que encuentro que la gente es muy cobarde y falsa. Nadie se atreve a decir las cosas. Se escandalizan por lo que uno dice, y uno termina corriéndose. Ya he dado demasiadas peleas”.. Gonzalo Díaz: “Unidos en la gloria y en la muerte” (1997), en el MNBA., el artista intervino con frases de neón la Casa Central de la Universidad de Chile.