La derecha sin convicciones
La derecha sin convicciones El sentido común nos dice que si mi objetivo es ir al norte de Chile, por ejemplo a Arica, cualquier viaje orientado a ese fin, aunque solo me lleve a Los Vilos, es un avance positivo y conducente al logro. Por el contrario, si me dirijo a San Fernando, aun cuando el viaje sea corto, me estoy alejando de mi objetivo y no debería hacerlo.
Este simple concepto es el que no entiende la dirigencia de Chile Vamos y una buena parte de la derecha tradicional, que ahora en el debate de la reforma de pensiones parece estar disponible para aprobar un cambio que apunta en el sentido exactamente contrario de un pilar básico del sistema de AFP: la propiedad individual de las cotizaciones previsionales.
El actual estado de paralización y retroceso de Chile tiene su origen, en buena parte, en esta conducta permanente de la centroderecha de desviarse del rumbo, porque todos sabemos que en materia política, económica y social la izquierda quiere llevar al país a un destino diferente del que nos enorgulleció por cuarenta años. Lo paradójico es que una parte de la derecha colabore para que eso ocurra. Así pasó con la reforma al sistema electoral, donde fueron senadores de derecha los que dieron su voto para terminar con un sistema que daba estabilidad y gobernabilidad al país. También ocurrió así en educación escolar con la creación de la tómbola, que también contó con votos de derecha para limitar sustancialmente el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos. Lo mismo con las reformas tributaria y laboral en los últimos gobiernos de izquierda, que contaron con votos de derecha para ser aprobadas y que terminaron estancando al país en la última década. Esta conducta de un sector de Chile Vamos tiene a lo menos tres orígenes: algunos llegan a acuerdos con la izquierda porque sus convicciones son débiles y, en ciertos casos, francamente son de izquierda. Otros en cambio no resisten el asedio de lo políticamente correcto y se entusiasman en aparecer llegando a acuerdos, sin importar su contenido, frente a los medios de comunicación o buena parte de la élite.
Sin embargo, el caso más inexplicable es el de los que caen en la trampa de los líderes de izquierda, que les ofrecen "cerrar de una vez por todas los temas", para que en un futuro gobierno puedan "gobernar tranquilos", como si no se hubiera demostrado que para ellos esto será un "primer paso" sobre el que volverán una y otra vez para avanzar en sus objetivos. ¿Cuántas veces se ha "cerrado" el tema tributario, laboral o el debate constitucional? En un momento en que Chile se encuentra en una profunda crisis política, económica y social, y ad portas de definiciones fundamentales para el próximo ciclo político, es indispensable que exista total claridad acerca de cuáles son las convicciones que guían las propuestas de cada sector y hasta dónde se está dispuesto a transarlas. En nuestro caso, la máxima flexibilidad en todo lo accidental, pero la decisión inquebrantable de defender las convicciones. Por eso votaremos en contra de cualquier reforma que no respete la propiedad individual de las cotizaciones previsionales. Porque no hay mayor populismo y demagogia que presentarse al electorado como defensor de una posición y terminar dando los votos para apoyar el avance de la contraria. ARTURO SQUELLA OVALLE Presidente Partido Republicano.