Volteretas corporativas
Volteretas corporativas Las declaraciones del fundador de Facebook lamentando que las empresas desarrollen "culturas castradas" que toman distancia de las "energías masculinas" son increíbles. "Tener una cultura que celebre un poco más la agresión tiene sus propios méritos", manifestó Mark Zuckerberg, líder woke de una de las empresas que más ha abrazado las políticas identitarias y de libre expresión en los últimos años. Pero Zuckerberg no está solo en este brutal cambio de paradigma.
El triunfo de Trump ha remecido los directorios de grandes corporaciones en el mundo, que no solo están devanándose los sesos para evaluar las consecuencias sobre los negocios de las decisiones del nuevo gobierno norteamericano, sino también para revisar las estrategias de sostenibilidad y responsabilidad social de las compañías.
El trasfondo de este debate es simple: las empresas no solo deben preocuparse de maximizar los beneficios para sus accionistas --respetando las leyes, por cierto--, sino que también deben preocuparse por los grupos de interés con que interactúan, como trabajadores, proveedores, clientes, comunidades y el medio ambiente.
Como si estos objetivos fuesen incompatibles --que por cierto no lo son--, el compromiso con estos grupos se ha multiplicado y ha llevado a las empresas a abrazar otros principios, llamados DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). Estos implican compromisos explícitos con una fuerza laboral más diversa, la promoción de grupos históricamente excluidos y el financiamiento de ONG que promueven diferentes causas sociales. En un santiamén, el tablero se ha dado vuelta. En pocas semanas, gigantes como Amazon, Walmart, Facebook y BlackRock, por nombrar algunos, han empezado a reevaluar sus programas y, en algunos casos, han comunicado abiertamente su fin.
Así, lo que parecía una marea identitaria ha dado paso a una reversión de las políticas que los mismos direct o r i o s h a b í a n aprobado recientemente. ¿Qué explica este cambio de posición? El miedo a la r e p r e s a l i a d e Trump es alto. Así como la ola woke es amenazante con quienes no comulgan con ella, Trump y Musk también lo son con quienes se les cruzan por delante. Además, los vientos identitarios vienen de vuelta, y si hasta hace poco los consumidores valoraban productos de empresas entusiasmadas con estas políticas, ahora parece suceder lo opuesto. Por último, es posible que muchas empresas hayan genuinamente cambiado su opinión sobre el valor de esta agenda.
Cualquiera sea la razón, es evidente la falta de convicción con que estas políticas fueron implementadas. ¿Estaremos frente al renacimiento de Friedman? C O L U M N A D E O P I N I Ó N Volteretas corporativas Así como la ola woke es amenazante con quienes no comulgan con ella, Trump y Musk también lo son. Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. Por Sebastián Claro.