Ñuble rural
Ñuble rural EDITORIAL Ñuble rural Para Ñuble, la región con la mayor tasa de ruralidad del país (30,6% ), la evolución de la pobreza rural obliga a plantear nuevos esfuerzos para seguir avanzando en su reducción, tanto como una política de Estado, y como un desafío estratégico de la propia región.
Para ello, el trabajo coordinado del sector público es fundamental en materia de focalización de beneficios, pero más allá del asistencialismo, lo que se requiere es un impulso integral que, de la mano de la inversión pública y privada, convierta a las comunas rurales en zonas de oportunidades.
C apacitación, emprendimiento y atracción focalizada de inversiones parecen ser los elementos clave para que la región de Ñuble se desarrolle integralmente, y sus comunas más atrasadas superen las altas cifras de pobreza y migración que han revelado dos principales estudios socioeconómicos, como la encuesta Casen y el Censo. Según la primera, la pobreza por ingresos alcanza una tasa de 13,8% en zonas rurales, superior al 10,4% que promedia en zonas urbanas.
Entre los principales factores para explicar esta brecha destacan los bajos salarios, debido a que los trabajadores rurales tienen menores niveles de estudios que los urbanos, una realidad que obedece a las menores oportunidades de educación, pero principalmente a que los empleos en el campo están mayoritariamente relacionados con oficios elementales y remuneraciones menores al promedio.
Otro factor clave -que muestra el último Censoes la migración campo-ciudad y el envejecimiento de la población rural, lo que se evidencia en la fuga de profesionales y técnicos en busca de mejores oportunidades laborales y en una mayor proporción de adultos mayores que se quedan en las comunas, cuyos ingresos dependen en gran medida de sus bajas pensiones.
A 5 años de se creación, la región de Ñuble requiere de un impulso al crecimiento, pero con sentido de equidad territorial, y para lograr aquello se necesita generar incentivos para potenciar áreas geográficas estratégicas para el desarrollo de los rubros agropecuario y agroindustrial, mejorar la infraestructura para aumentar la competitividad, contar con una masa crítica de profesionales y técnicos que sean capaces de aportar a este desafío, y superar la atomicidad de roles y descoordinaciones en la aplicación de políticas públicas.
En efecto, hoy existe una amplia batería de instrumentos que apuntan al fomento productivo, al emprendimiento y a la innovación, pero no es menos cierto que aún existe el desafío de descentralizar la asignación de los recursos dentro de Ñuble y, fundamentalmente, de capacitar a los profesionales municipales y emprendedores locales, a fin de superar brechas de acceso a fondos públicos, tecnologías y conocimientos de administración.
Para Ñuble, la región con la mayor tasa de ruralidad del país (30,6% ), la evolución de la pobreza rural obliga a plantear nuevos esfuerzos para seguir avanzando en la reducción de las tasas, tanto como una política de Estado, como un desafío estratégico de la propia región.
Es por lo anterior que resulta clave la sensibilidad social y voluntad política de las autoridades para trabajar en una adecuada focalización de los recursos públicos, que contribuya al desafío de hacer despegar la economía de las comunas que han ido quedando rezagadas, con nuevos emprendimientos y más y mejores empleos que le brinden a sus habitantes, sobre todo los más jóvenes, la oportunidad de quedarse en la tierra que los vio nacer..