Autor: Por Antonio Amado
En el jubileo de Santo Tomás
En el jubileo de Santo Tomás Santo Tomás HUMANITAS El Antonio Amado, profesor de Metafísica y Antropología, escribe este artículo para Humanitas n*108 a propósito del triple jubileo de Santo Tomás de Aquino, que concluye este año. E Compartimos aquí la primera parte, el texto completo y todas las referencias están disponibles en www.humanitas.cl.
Por Antonio Amado Entre el año 2023 y 2025 se celebra el triple jubileo de Santo Tomás de Aquino que conmemora sucesivamente los 700 años de su canonización, los 750 años de su muerte y los 800 años de su nacimiento.
El papa Francisco ha querido que este sea un jubileo de oración y de acción de gracias por la admirable providencia con la que Dios dispuso iluminar al mundo mediante las enseñanzas del Doctor Angélico y Maestro Común. El Magisterio de la Iglesia ha recomendado en nu'merosas ocasiones el estudio del pensamiento y de las enseñanzas de Santo Tomás. El Concilio Vaticano II señala expresamente la conveniencia de acudir a su doctrina en la declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana, y en el decreto Optatam totius sobre la formación delos sacerdotes.
Juan Pablo II en la encíclica Fides et ratio explica que la razón por la que el Magisterio ha elogiado su pensamiento y lo ha propuesto como guía de los estudios teológicos es "mostrar cómo Santo Tomás es un auténtico modelo para cuantos buscan la verdad"*. En el Catecismo de la Iglesia Católica es el escritor eclesiástico más citado después de San Agustín, y el Papa Francisco ha recordado recientemente la actualidad de su pensamiento para nuestro mundo globalizado.
La claridad y penetración de su inteligencia, su apasionada búsqueda de la verdad, la admirable síntesis que logró en el conjunto de su obra y particularmente en la Summa Theologiae, y los elogios recibidos pora brillantez y amplitud de su pensamiento podrían hacer olvidar que la principal obra de Santo Tomás, aquella que motivó todo su trabajo, oración, enseñanza y predicación, y en la que principalmente buscó la gloria de Dios, no fue otra que su propia santificación. Santo Tomás nace, posiblemente, en el año 1225, en el seno de una familia noble.
Desde muy pequeño fue enviado por sus padres ala abadía benedictina de Monte= cassino donde preguntaba con insistencia a sus maestros "¿ quid est Deus?". Se traslada después a la Universidad de Nápoles donde empieza a tomar contacto con la filosofía de Aristóteles y conoce la naciente orden mendicante de Santo Domingo, en la que ingresa a pesar de la oposición familiar.
A partir de entonces, y siempre en obediencia a sus superiores, realizó una vida orientada a la búsqueda y comunicación de la Verdad, "contemplata aliis tradere"*, primero siguiendo a su maestro San Alberto a Colonia y, posteriormente, como profesor en distintos períodos de las universidades de París y Nápoles. Murió en marzo de 1274 en la abadía cisterciense de Fossanova, cuando iba camino de Lyon a participar en un concilio ecuménico.
Resulta particularmente elocuente y conmovedora la profesión de fe que, ya enfermo, realizó ante el Santísimo Sacramento poco antes de su muerte: ATi te recibo, precio de la redención de mi alma; a Ti te recibo, viático de mi peregrinación, por cuyo amor estudié, velé, trabajé, prediqué y enseñé. Nunca dije nada contra Ti, pero si algo dije fue por ignorancia y no permanezco obstinado en mi parecer.
Y si algo dije mal de este Sacramento y de otros, todo lo dejo a la corrección de la Santa Iglesia Romana, en cuya obediencia abandono ahora esta vida. * Santo Tomás de Aquino fue canonizado en 1323 por Juan XXI y declarado Doctor de la Iglesia en 1567 por San Pío V.
La Iglesia aprueba el carisma de Doctor de la Iglesia en quienes, tras haber sido canonizados, reconoce que hablaron de Dios con una ciencia que viene de lo alto porque estaban connaturalizados con el amor divino.
San Pablo VI recordaba que Santo Tomás aprendió más en la oración que con el estudio y por eso "aun remontándose con agudísima especulación a las cumbres más altas de la razón, era como un niño ante los sublimes e inefables misterios de la fe"*. Y el Papa Francisco también menciona que "su espiritualidad le ayudaba a descubrir el misterio de Dios, mientras que sus talentos hacían posible que lo plasmara por escrito"*. plasmara por escrito"*. plasmara por escrito"*. Trascendencia y deseo de Dios Esta connaturalidad con las realidades divinas y las verdades de la fe posibilitó que Santo Tomás estuviera siempre atento a la trascendencia de Dios.
Conocemos bien a Dios en la medida que reconocemos que Él está más allá del horizonte objetivo de la razón humana: "Pues sólo poseemos un conocimiento verdadero de Dios cuando creemos que su ser está por encima de todo lo que sobre El puede ser pensado por el hombre"*. En efecto, en la medida que se reconocela trascendencia divina es posible aceptar su revelación y la comunicación de la vida divina, así como la aceptación de esta por la fe, nos confirma en su infinita perfección por encima de todo lo que podamos concebir.
El hombre no podría ser sujeto del don de la fe si el conocimiento de la trascendencia de Dios respecto a todo lo que se puede pensar no fuera algo al alcance de su razón, pero sólo gracias a la fe la razón concibe con más firmeza la hondura de aquella trascendencia.
Asimismo, la conciencia de la trascendencia de Dios respecto a nuestro conocimiento estimula el deseo natural de llegar a un pleno conocimiento de su esencia, pues este deseo, inseparable del deseo natural de saber, se ha abierto desde el horizonte propio del conocimiento humano. Por ello, para poder pensar rectamente sobre Dios, Tomás de Aquino descubre la necesidad de pensar adecuadamente sobre la totalidad del universo.
En realidad, el ser humano, porque está radicalmente destinado al conocimiento de Dios, se esfuerza con su entendimiento en alcanzar una comprensión sintética y unitaria del universo: "Esta es la última perfección que puede alcanzar el alma en este mundo según los filósofos, describir el orden entero del universo y desuscausas"*, El supremo esfuerzo dela razón humana, contando sólo con sus capacidades, en orden a. OPINIÓN En el jubileo de Santo Tomás esa completa descripción del universo desde sus causas constituye la sabiduría filosófica.
En este conocimiento pusieron los filósofos antiguos, con razón, la suprema felicidad que se puede alcanzar en esta vida*. Para Santo Tomás, sin embargo, esta felicidad es todavía imperfecta, pues en la medida que el conjunto de las artes y ciencias nos permite descubrir una causa trascendente al universo se acrecienta nuestro anhelo de conocer la esencia de aquella causa.
El deseo natural de perfección y felicidad del hombre y de cualquier inteligencia creada sólo puede realizarse en el conocimiento de la esencia divina, porque sólo así queda saciada la inclinación radical de la creatura intelectual. "Hay en el hombre un deseo natural de conocer la causa cuando ve un efecto, y de ahí surge la admiración en los hombres.
Si el entendimiento de la creatura racional no lograse alcanzar la causa primera de las cosas, quedaría defraudado un deseo natural"*, Para Santo Tomás todo ente finito de naturaleza intelectual es capax Dei, capaz de verla esencia divina. Sin embargo, debido ala infinita trascendencia de Dios, el hecho mismo de que pueda realizarse este anhelo es algo que sólo puede conocerse si Dios lo manifiesta.
Poreso Santo Tomás muestra gran comprensión respecto a las angustias que ""(... ) la principal obra de Santo Tomás, aquella que motivó todo su trabajo, oración, enseñanza y predicación, y en la que principalmente buscó la gloria de Dios, no fue otra que su propia santificación". padecieron aquellos preclaros ingenios que nos precedieron y que no conocieron la fe. * La revelación aceptada por la fe supone y eleva la capacidad natural de la razón y su orientación a Dios: "Así como la gracia no anula la naturaleza, sino que la perfecciona, es necesario que la razón natural esté al servicio de la fe, así como la natural inclinación de la voluntad sirve a la caridad"*. Sin la fe no podríamos saber que nuestro deseo natural de ver a Dios se realizará en la visión de su esencia.
En la concepción de Santo Tomás la razón última de la existencia de todas las cosas es la semejanza con Dios que alcanzarán las creaturas inteligentes al ver la esencia divina: "el fin último del universo es el bien del entendimiento que es la verdad"*, y por eso "ningún deseo conduce tan alto como el deseo de conocer la verdad"*. Por tanto, la inteligencia creada tiende a la plena posesión de la verdad por ser inteligencia. En su índole propia la razón natural le ha sido dada al ser humano para que sea sujeto apto para la recepción de la fe y capaz de la visión de Dios. Por ello le pertenece al ser humano, en la medida de lo posible, el pleno uso de la razón natural.
Y por ello Santo Tomás sostendrá que entre aquello que el hombre puede alcanzar con las fuerzas de su inteligencia y lo que sabemos por la fe "Esta doble actitud posibilitó en él una gran apertura en la investigación, audacia para enfrentar los nuevos problemas que se planteaban en la época, libertad para no someterse a ningún autor, sino únicamente a la verdad, y dotilidad extrema a la enseñanza de la Iglesia". En la imagen, detalle del vitral de Santo Tomás de Aquino en la Iglesia de los santos Pedro y Pablo en Clonmel, Irlanda. no puede haber contradicción, pues tanto la virtud natural de la inteligencia como la fe proceden de Dios. La recepción de Aristóteles La inteligencia tiende por su propia naturaleza a una comprensión unitaria de toda la realidad. La realización de esta tarea según las posibilidades de la razón es para Santo Tomás también una exigencia de la fe.
Todo aquello que la razón pueda llegar a comprender puede servir para demostrar los fundamentos de la fe, ola intrínseca armonía de las verdades naturales con las verdades de fe, o para mostrar la conexión y armonía delos misterios, o finalmente, para mostrar cómo no concluyen racionalmente los argumentos que se proponen contra la verdad de fe.
Como la verdad no puede contradecir a la verdad, la recta comprensión del mundo se requiere para profundizar en lo que Dios ha querido revelarnos, principalmente porque ha preparado aquella revelación situándonos en un mundo en el que "a partir de las obras se puede reconocer al artífice"*. Desde esta perspectiva se puede comprender cómo Santo Tomás descubrió y asumió la filosofía de Aristóteles. Santo Tomás conoció la obra de Aristóteles en un momento en que había gran controversia en el mundo latino respecto a su aceptación.
La obra de Aristóteles presentaba por una parte una visión secular y completa de la totalidad del universo, alcanzada por métodos puramente racionales y que en gran manera se imponía a la inteligencia; por otra parte, era la visión de un pagano precristiano yen la lectura realizada porel pensamiento árabe se presentaba con ideas incompatibles con la fe cristiana.
La genialidad de Santo Tomás fue descubrir en el pensamiento de Aristóteles algo de necesaria incorporación al pensamiento cristiano: lo que pertenece a la razón en su proceder y lo que ésta puede descubrir autónomamente acerca del universo sirve para la inteligencia de la fe y debemos tomarlo como si fuera nuestro. * Pablo VI señala que la radical novedad introducida por Santo Tomás al aceptar el pensamiento aristotélico "consiste en conciliar la secularidad del mundo con las exigencias radicales del Evangelio, sustrayéndose así a la tendencia innatural de despreciar el mundo y sus valores, pero sin eludir las exigencias supremas e inflexibles del orden sobrenatural"*, (... )* del orden sobrenatural"*, (... )* * Continúe leyendo y encuentre todas las referencias en www.humanitas.cl. referencias en www.humanitas.cl. Veintiséis años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura www.humanitas.cl www.humanitas.cl.