Autor: EFe/ Redacción
El amargo legado de Wuhan a cinco años del coronavirus
El amargo legado de Wuhan a cinco años del coronavirus miento, y quienes perdieran a sus familiares estarán muy tristes estos días”, señala al hablar del encierro impuesto hace cin-coaños. pasaba: “Tampoco había forma de saber si estabas contagiado. rientes, amigoso compañeros de do empezaron a contraerlo paLo peor, asegura, ocurrió cuantrabajo, sin saber realmente qué casa y rezar”. No había camas en los hospitales.
Solo podíamos quedarnos en El llamado “misterioso broteNose ha comprobado si acá comenzó todo pero el mercado de Huanan sigue clausurado. de neumonía" se propagaba con velocidad y muchosse protegían entre ellos para evitar que se supiese quién estaba contagiado. Los wuhaneses tampoco olvidan las deficiencias en el suministro de alimentos: “Las familias siempre tienen un poco de todoen la despensa, pero tras varías semanas, los aprovisionamientos empezaban a escasear. En uno de los permisos que daban paraira comprar, meencontré las estanterías de los supermercados prácticamente vacías”, recuerda Liu. Al miraratrás, también alude al sacrificio que realizó el personal sanitario, los militares o los voluntarios que llegaron de otras partes de China para detener el entonces imparable avance del coronavirus. “La situación se salvó porque se movilizaron recursos.
Seconstruyeron hospitalesexprés, legaron médicos, enfermeros, medicinas, alimentos... Pero hay que reflexionar qué se podría hacer mejor”, dice, UNA NUEVA WUHAN ZhangJun, barista de una cafetería, no olvida las postales de Wuhan completamente vacía, fantasmagórica:“Ha pasado mucho tiempo. Se siente muy lejano, comosi hubiera ocurrido en un mundo paralelo”. “No, nunca supimos cuánta gentefalleció”, comenta. Oficialmente, murieron 3.689 personas enesos primeros compases, cifra cuestionada ante la falta de transparencia, cambios metodológicos, testimonios locales y lo bajo del número en comparación con la mortalidad registrada en otros lugares. La vida ya volvió ala normalidad en Wuhan, hogar de más de 11 millones de personas. Estos díasse prepara la inminente llegada del Año Nuevo lunar, y sus avenidas lucen adornos para acogeracientos de turistas. “Wuhan es más popular ahora que nunca”, exclama Zhang.
Algunos compran globos con forma de corazón impresoscon el nombre de laciudad, otros visten como personajes de cómic, algunos pides en los templos buenos auguriosen. el año de la serpiente y las familias pasean frenteal lago que separa los distritos de Hanyang, Hankou y Wuchang, “La pandemiaes cosa del pasado. Hay que mirar hacia adelante”, zanja el barista mientras atiende a sus clientes.
Los residentes de Wuhan recuerdan con amargura el confi namiento de más de dos meses al que fueron sometidos hace cinco años, durante los primeros compases dela pandemia del covid-19, la que China hizo frente con una férrea política que la aisló durante tres años y lastró su economía. “Volvía Wuhan desde Pekín el 15 deenero de 2020 para celebrar el Año Nuevo lunar. Entoncessolo había rumores de quese estaba extendiendo una enfermedad respiratoria.
Días después, me llamó un amigo a las 7 de lamañana para decirme que iban a confinarla ciudad y quecomprara provisiones”, rememora a Efe Liu Xuan, diseñadora y oriunda deesta ciudad en la que surgió la enfermedad.
Hacerfrente al estigma tampo“Antes de la pandeco fue fácil: mia, cuando viajaba al extranjero y me preguntaban de dónde era, nadie sabía dónde estaba Wuhan. de ¿ Está cerca Shanghái? ¿ De Pekín? Ahora, cuando salgo y digo que soy de aquí, la gente se queda como petrificada”, relata. “Hay gente que ya no quiere hablar, pero debemos recordarlo. Pasó, mucha gente murió, algu: hos en casa durante el confina-. Hablan habitantes de la ciudad que estuvo 76 días confinada por el covid-19.