Chiloé, pasado incierto
Chiloé, pasado incierto Entre los lugares del sur del país que atraen en época estival, el archipiélago de Chiloé ocupa el segundo lugar entre las preferencias de los chilenos, por su geografía con bosques nativos, lagos, costas, una flora y fauna originales y una tradición cultural derivada de españoles, huilliches y chonos, quienes debieron convivir aisladamente por siglos, después de la Conquista. De allí provienen su folclor, artesanía, cocina, leyendas y mitología.
Todo un "mundo" que fue integrándose paulatinamente al Chile formal recién el siglo XX, cuando se comenzó a disponer de mejor conectividad y sus ciudades antiguas --Ancud y Castro-y restantes se poblaron más y mejoraron su infraestructura, aunque conservando su arquitectura característica, palafitos e iglesias que llegaron a ser Patrimonio Mundial (2020). Hasta llegar a disponer de medios y actividades más modernas y dinámicas, entre ellas la empresa del turismo, que en la actualidad está empeñada en transformar a Chiloé como polo relevante de la Región de Los Lagos. Es una zona muy bien evaluada no solo para ser visitada, sino también para vivir en ella, según promocionan inmobiliarias y particulares.
Personas de distintas edades han adquirido viviendas o terrenos donde han construido, o pretenden hacerlo, para asentarse por largos meses o definitivamente, porque se cuenta con la tecnología apropiada, medios de transporte que aportan conectividad, así como las instituciones públicas y privadas que cubren las necesidades habituales.
Son quienes aspiran a dejar la agitación de las grandes ciudades y trasladarse a una zona con una vida urbana tranquila, en una comunidad cálida y acogedora, en contacto con ese ambiente natural, sano y seguro, de parques con bosque de alerce y tepas.
El panorama reseñado líneas atrás. ¡Y pensar que el archipiélago tuvo un pasado incierto en cuanto a su pertenencia! Porque fue conquistado en 1567 por un marino español que fundó la ciudad de Castro y un fuerte en Chacao que progresó corriendo los siglos, transformándose en emplazamiento defensivo ante las incursiones de corsarios holandeses e ingleses.
Y como pasó a tener importancia estratégica, la monarquía española decidió segregarlo de la Capitanía General de Chile, dejando su dependencia directa del Virreinato del Perú en 1767, reforzada en 1784, fundando la ciudad de San Carlos de Ancud como bastión y sede de una gobernación militar importante, que abrió ensueños de dominación de la Patagonia y el Estrecho de Magallanes. Mas, tras la independencia de Chile, en 1818, las autoridades chilenas comprendieron que el Archipiélago, en manos del Virreinato, representaba una amenaza, por lo que decidieron conquistar el territorio y eliminar la gobernación.
No fue fácil y significó sobrellevar grandes esfuerzos con distintos resultados parciales, buenos y malos, hasta lograr la victoria el 18 o 20 de enero de 1826 --según distintas fuentes--, propiciando se firmara el Tratado de Tantauco, con el cual el Archipiélago quedó definitivamente bajo la soberanía chilena, contando con el beneficio adicional de que el Virreinato peruano había sido derrotado por independentista. C O L U M N A D E O P I N I Ó N Chiloé, pasado incierto Fue integrándose al Chile formal paulatinamente recién en el siglo XX. Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. Por Álvaro Góngora.