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Sebastián Navarro: Potenciar la zona sur
Sebastián Navarro: Potenciar la zona sur Sebastián Navarro es ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Valparaíso y comenzó a trabajar con avellanos europeos hace casi ocho años, cuando se instaló en Osorno a formar el área sur del vivero Grupo Hijuelas, que tiene la representación de las variedades de avellanos americanas, desarrolladas por la Universidad Estatal de Oregon.
Resalta que, al comenzar a plantar estas nuevas variedades en una zona que tradicionalmente no estaba dedicada a la fruticultura, sino que más bien a la ganadería, vio la oportunidad de hacerse camino como asesor y especializarse en este frutal en la zona sur, por lo que en 2022 partió como asesor independiente y hoy maneja unas dos mil hectáreas entre Los Ángeles y Purranque.
“En el avellano no hay un peso cultural de cómo hacer las cosas, lo que da la oportunidad de formar una línea técnica orientada a las variedades de alta productividad, como son las americanas, que están adaptadas a la producción en zonas de clima frío”, dice.
Para llegar a obtener productividades altas, por encima de los 3.500 kilos por hectárea, asegura que lo primero es elegir la variedad adecuada para cada clima, considerando la ubicación del huerto desde cordillera a mar, dentro de la zona sur, porque tienen un potencial distinto.
“Un punto clave en el sur es analizar la química de los suelos, relacionada con los PH ácidos, con saturaci ón de aluminio y fertilidad de base, porque es sabido que en los suelos volcánicos de la zona sur, por su alta pluviometría, se lavan las bases del suelo, como el calcio, potasio y magnesio, por lo que van perdiendo fertilidad y solo va quedando como protagonista el aluminio, que es fitotóxico para las plantas Yo, cuando tengo problemas generalmente para el desarrollo de la planta o productivos, es cuando me encuentro con la acidez en los suelos”, explica Sebastián Navarro, ya que en algunos casos se ha confundido esta situación con ataques de bacterias u hongos. Frente a esa realidad, asegura que es fundamental nutrir bien a las plantas, incorporando calcio, magnesio, potasio y fósforo en los momentos adecuados, ya que se relacionan directamente con la productividad. “Esta temporada mi mejor productor cosechó 5.040 kilos por hectárea en una zona que en teoría es más limitada climáticamente que producir avellanos entre Talca y Los Ángeles”, destaca. Un desafío pendiente para esa zona en particular es la capacidad de secado y almacenamiento de las avellanas, ya que comienza a llover temprano y las cosechas normalmente se retrasan. De hecho, Sebastián Navarro comenta que uno de sus productores este año terminó recién a mediados de junio.
“Cosechar y secar rápido en la zona sur es imposible para una variedad como la Giffoni, por ejemplo, porque habría que sobredimensionar mucho la infraestructura y no conozco plantas que presten servicios, sino que algunos productores arman su propia planta en función de su volumen de fruta Por eso, el avellano hoy necesita su escala y para entrar a producir debes tener entre 50 y 70 hectáreas como mínimo”, plantea.. Sebastián Navarro insiste en la necesidad de manejar una escala adecuada.