Autor: Pedro Cisterna Osorio Doctor en ingeniería Ambiental
Crisis hídrica en Ñuble: desafíos complementarios
Crisis hídrica en Ñuble: desafíos complementarios Al recorrer las plantas productivas de agua potable rural (APR) de la región de Ñuble se constata que algunas de ellas y sus respectivas comunidades son abastecidas por camiones aljibes, los que consideran un suministro de 50 litros/día para cada habitante, muy por debajo de los 150 litros/día que es la cantidad de agua por persona en condiciones normales.
Hoy debemos abordar la escasez de agua creciente que nos toca enfrentar en la región de Ñuble, la que tiene diferentes causas: cambio climático, normativas permisivas, actividades productivas contaminantes y/o que alteran las condiciones ecosistémicas y la deficiente gestión de recursos naturales.
Aspectos relevantes vinculados a lo ya planteado, un 29,1% de la superficie regional está destinada a plantaciones forestales, lo que tiene un impacto considerable en la disponibilidad de agua; por otra parte, Chillan y la mayoría de las comunas de Ñuble poseen plantas de tratamiento de aguas servidas, que llevan a cabo procesos de depuración de las aguas servidas, con lo que son potencialmente reusables en riego, humectación del suelo etc. Sin embargo, estas aguas residuales tratadas son descargadas a cursos receptores, principalmente ríos, sin ningún tipo de reúso. Esto es una constatación empírica de una mirada retrograda y no sustentable de la gestión del agua, que profundiza y agrava la crisis hídrica que sufre la región. Se requiere que los distintos actores asuman el desafío en sus respectivos espacios de configurar escenarios que pongan en el centro del debate público, la gestión integral del agua, más en esta zona eminentemente agrícola.
Es necesario y urgente un acuerdo y compromiso entre los distintos actores para dar curso a medidas inmediatas de corto plazo, y otras de largo plazo, que le den sostenibilidad a la producción y uso de este vital recurso. Por tanto, se debe incentivar por parte del Estado, la articulación y diálogo de los distintos estamentos, comunidades territoriales, academia, industria, organismos del Estado y organizaciones no gubernamentales.
Es la vía que facilita conocer y transparentar la historia del agua al día de hoy, las responsabilidades y roles respectivos, con una lógica constructiva y de futuro que debe tener como objetivo el diseño y desarrollo de una gestión integral y sostenible del agua. También impulsar un nuevo trato, que le de valor al agua en su amplia dimensión.
Para esto es fundamental una educación en los distintos niveles que ponga en el centro al agua como un elemento sustantivo en las cadenas de economía circular, que en zonas rurales es una gran oportunidad de crecimiento productivo y sustentabilidad ambiental.
Por último, es clave trabajar por la ampliación y profundización del conocimiento y la investigación en la búsqueda de soluciones tecnológicas innovadoras y sostenibles, muchas de ellas ya avanzadas y consolidadas, potenciando y priorizando aquellas que están basadas en la naturaleza, para implementarlas con agilidad y eficacia. Todos estos desafíos son complementarios y sinérgicos, se pueden trabajar en forma simultánea, en distintos espacios y tiempos. La carencia y escasez de agua no se resuelve solo con la denuncia, hay que agregarle conocimiento, proactividad y propuestas. Opinión. Opinión