"Cotonas verdes", el colectivo que busca visibilizar el aporte de los hombres en la educación parvularia
"Cotonas verdes", el colectivo que busca visibilizar el aporte de los hombres en la educación parvularia n Formado por una veintena de educadores de párvulos, su misión es marcar presencia en un área históricamente femenina y aportar con su mirada al debate público para mejorar el nivel. Corría 1973 y él llegaba airoso a su primer día de clases en la Universidad de Concepción. Entró a la sala, se sentó en la primera fila y miró a su alrededor. Había 200 mujeres posando fijamente sus ojos sobre su figura, hasta que entró la profesora: "Caballero, necesito que se retire", le dijo. "Pero si soy alumno de esta carrera", respondió el novato.
Pensando que era una broma, ella le replicó, "no se haga el chistosito, ¿sabía usted que esta es una profesión de mujeres?". "Sí", remató el joven, "y yo me voy a formar como educador de párvulos igual que ellas". La docente seguía sin creerle, así que tuvo que revisar la lista de clases y ahí estaba su nombre: Ricardo González (70). "Y ella les grita: `¡ Chiquillas, van a tener a un hombre estudiando con ustedes! ¡Esto es histórico!'. Porque yo fui el primer hombre en esa carrera en la Universidad de Concepción y el segundo que obtuvo el título de educador de párvulos del país.
El primero es Leopoldo Muñoz, que se tituló el '73 en la Universidad de Chile". Además de ostentar ese récord, González, que es oriundo de Lota, es uno de los fundadores de "Cotonas verdes", un colectivo creado en 2019 que reúne a más de una veintena de hombres que, desafiando los estereotipos de género y los prejuicios tanto de sus familias como de su entorno, optaron por estudiar esta carrera. "El colectivo nació de la inquietud de un grupo de educadores de párvulos varones de Antofagasta. Dos me conocían, porque había ido a un congreso de estudiantes cuando eran alumnos. Me contactaron y me plantearon que querían armar una agrupación y empezamos a rastrear educadores. Logramos dar con 25 en 2019. Hace poco hicimos un sondeo y hay 67 inscritos en el Registro Civil", detalla González, quien hoy es coordinador regional de Educación Parvularia en la Seremi del Bíobío.
Explica que el objetivo de esta red, que se reúne anualmente para generar comunidad, es levantar opiniones desde la mirada masculina sobre la enseñanza preescolar y aportar al debate público. "Cuando nos constituimos estaba en plena discusión el proyecto de Sala Cuna Universal y coincidimos en que no nos parecía la forma en la que se estaba planteando y que como varones teníamos algo que decir, así que elaboramos un documento que fuimos a presentar al Congreso en Valparaíso", cuenta González. También generan alianzas con universidades para hacer seminarios. Francisco Santillana (35), director y educador en el jardín infantil Sueños de Videla, de La Serena, también es parte de este grupo. "Me sentía solo en el universo, y conocí el colectivo. Ahí supe que habían más personas como yo que querían aportar a la educación de los niños", comparte. Él también tuvo que enfrentar críticas y el temor de su familia, pero su pasión fue más fuerte. "Lo que yo hago es una revolución positiva en la vida de los niños y niñas. Cuando empecé a trabajar, advertí que no todos los párvulos tienen una figura paterna, y que vean a un hombre siendo sensible, empático, entregándoles cuidado, les permite crecer sin sesgos de género", añade Santillana.
Llamado a la equidad Según han investigado, que su carrera sea vista como una profesión femenina es un fenómeno más bien local. "En Europa, en Suecia o en Finlandia, hay muchos más varones en el aula trabajando con niños", dice González. Y suma: "La vida está hecha de hombres y de mujeres, y eso hay que inculcarlo desde la sala cuna. Además, en muchos sectores del país la figura paterna está ausente y qué mejor lugar que en el jardín infantil para que los niños puedan contar con una imagen masculina en su desarrollo.
Ojalá hubiera más hombres estudiando Educación Parvularia". Sobre cómo incentivar que más hombres estudien la carrera, además de mejorar los sueldos y las condiciones laborales, Santillana cree que "lo primero que hay que hacer es que las instituciones que imparten la carrera en sus carteles no solo pongan a mujeres.
Tiene que existir una mayor difusión pública de que hay hombres que pueden ser educadores de párvulos y hacerlo con éxito". "Necesitamos políticas públicas que fomenten la inclusión de hombres en este sector, porque todos podemos impactar positivamente en la vida de los niños", señala Luis Vergara (45), educador de párvulos, secretario general del colectivo y encargado del Área de Formación y Desarrollo Integral del Servicio Local de Educación Valparaíso.
Él aboga por que existan planes de orientación focalizados en estudiantes de 3 y 4 medio para que vean la carrera como una alternativa profesional, y que las universidades tengan cupos especiales que fomenten la paridad de género en el nivel. Según cifras de la Subsecretaría de Educación Parvularia, que ha participado de los tres últimos encuentros anuales del colectivo, hoy hay 23 educadores de párvulos ejerciendo en aulas.
A su vez, indican que algunas medidas de equidad de género que están impulsado son "la integración de una narrativa inclusiva en la descripción de los equipos pedagógicos y la representación de figuras masculinas en la línea gráfica de la institución". Desde 2019, se reúnen anualmente para compartir opiniones y formar comunidad: "Cotonas verdes", el colectivo que busca visibilizar el aporte de los hombres en la educación parvularia MARÍA FLORENCIA POLANCO "Lo que yo hago es una revolución positiva en la vida de los niños y niñas", dice Francisco Santillana (35), director y educador de párvulos en el jardín infantil Sueños de Videla, de La Serena. ISRAEL CHAVEZ.