Autor: Alex Martinic Buljevic, Sostenedor Colegio Nobelius
COLUMNAS DE OPINIÓN: Cuando educar es abrir caminos: Colegio Nobellus y su voz por la inclusión
COLUMNAS DE OPINIÓN: Cuando educar es abrir caminos: Colegio Nobellus y su voz por la inclusión Mex Marthuic Buljevic, Sostenedor Colegio Nobelius Hoy, Hoy, en Chile, miles de estudiantes con discapacidad auditiva siguen enfrentando enfrentando un sistema que no siempre les entrega las condiciones necesarias para aprender en igualdad de oportunidades. Falta de intérpretes, escasa formación docente en lengua de señas y nula integración de la Lengua de Señas Chilena (LSCh) en el currículum son solo algunas de las brechas que persisten.
Frente a esta realidad, lo que está ocurriendo en el Colegio Nobelius no es sólo un proyecto escolar: es una declaración de principios, una señal clara de que los cambios empiezan cuando cuando los jóvenes se hacen preguntas y los adultos acompañan con valentía. A veces, la sala de clases se convierte en mucho más que un lugar donde se enseñan contenidos. Se transforma en un espacio donde nacen convicciones, se despiertan inquietudes, y donde los jóvenes descubren que tienen voz, y que esa voz puede cambiar el mundo. Eso es exactamente lo que está ocurriendo en el Colegio Nobelius. Un grupo de estudiantes estudiantes decidió participar en el torneo Delibera 2025, presentando una propuesta legislativa centrada en la inclusión de estudiantes con discapacidad auditiva. Y lo que partió como una conversación en aula, creció hasta convertirse en un proyecto serio, comprometido y lleno de sentido. Pero nada de esto habría sido posible sin la entrega y el impulso de la profesora Cecilia Tapia, quien no solo guió el proceso, sino que lo llenó de vida.
Con empatía, pasión y fe en sus estudiantes, los acompañó a mirar más allá del aula, a ponerse en el lugar del otro, y a comprender que educar también es hacer visible lo que por años ha sido invisible.
Gracias a su liderazgo y al compromiso del equipo, nuestros estudiantes estudiantes alzaron la voz por quienes muchas veces no son escuchados: niños, niñas y adolescentes sordos o con hipoacusia que día a día enfrentan barreras para aprender, comunicarse y participar. Porque ser parte de una comunidad educativa no debería depender de la capacidad de oír, sino del derecho de todos a ser comprendidos, valorados valorados y acompañados.
Su propuesta no sólo plantea la presencia de intérpretes de lengua de señas en los establecimientos, sino también una formación docente que abrace abrace la diversidad como valor, y el reconocimiento de la Lengua de Señas Chilena (LSCh) como parte del currículum nacional. Incorporar la LSCh en nuestras aulas no es solo un acto simbólico: es una herramienta concreta para garantizar el aprendizaje, la participación participación y la equidad. En tiempos donde tanto se habla de educación inclusiva, ellos nos recuerdan que incluir no es tolerar al que es distinto, sino abrirle las puertas con dignidad, con alegría alegría y sin condiciones. Es garantizar que ningún estudiante deba esforzarse el doble para ser tratado igual, y que las diferencias no sean vistas como obstáculos, sino como oportunidades de enriquecer nuestro aprendizaje colectivo. Como comunidad educativa, educativa, tenemos el deber ético de construir entornos accesibles, no solo en lo físico, sino también en lo comunicacional y afectivo. La inclusión de estudiantes con discapacidad auditiva implica romper el silencio impuesto por la falta de recursos, por la ausencia de formación, y por la indiferencia de un sistema que aún les da la espalda. Nos emociona ver cómo nuestras aulas se llenan de preguntas importantes. Nos conmueve ver docentes que siembran compromiso y estudiantes que lo hacen florecer.
Y nos enorgullece saber que, en nuestro colegio, la inclusión no es una palabra bonita en un cartel, sino una causa viva que camina con nosotros, que se expresa en gestos, en decisiones, y en el profundo convencimiento de que toda persona tiene derecho a aprender, a comunicarse y a pertenecer..