Columnas de Opinión: Sistemas de apoyo para una lactancia sostenible
Columnas de Opinión: Sistemas de apoyo para una lactancia sostenible Marisol Solís Henríquez Matrona y vicepresidenta Comité de Lactancia Materna Hospital Regional Coyhaique Cada año, la Semana Mundial de la Lactancia Materna nos recuerda una verdad elemental y poderosa: alimentar a un bebé con leche matema no solo es un acto de amor y conexión, sino también una decisión critica en términos de salud pública, economía y sostenibilidad. En 2025, el lema "Dar prioridad a la lactancia materna: crear sistemas de apoyo sostenibles" propone un enfoque más ambicioso y estructural. Ya no basta con promover los beneficios de la lactancia, es hora de garantizar que existan sistemas, politicas e instituciones que la respalden de manera concreta, duradera y eficaz.
Este llamado no es simbólico, es una invitación a reflexionar sobre cómo nuestras sociedades tratan a las madres lactantes y cómo nuestras estructuras -desde los servicios de salud hasta los lugares de trabajoestán o no diseñadas para proteger, fomentar y sostener la lactancia materna, y más importante aún, por qué debemos darle prioridad como política de Estado y como práctica comunitaria La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, y complementaria hasta al menos los dos años.
Esta recomendación no es caprichosa, se basa en evidencia cientifica que demuestra que la leche materna proporciona todos los nutrientes que un lactante necesita, fortalece su sistema inmunológico, previene enfermedades infecciosas y crónicas, y fortalece el vinculo emocional madre-hijo.
Desde el punto de vista de la salud materna, ayuda a reducir el riesgo de cancer de mamas y ovario, promueve la recuperación posparto y puede actuar como método anticonceptivo natural en los primeros meses tras el parto. A su vez, es una práctica ecológica. No genera desechos, envases ni transporte, lo que reduce significativamente la huella de carbono en comparación con las fórmulas artificiales.
Desde el punto de vista económico, numerosos estudios han demostrado que los sistemas sanitarios podrian ahorrar millones de dólares en tratamientos si se incrementaran las tasas de lactancia, ya que previene enfermedades infecciosas, respiratorias, digestivas, obesidad, diabetes y ciertas enfermedades mentales.
Esto se traduce en menos hospitalizaciones, menos medicamentos y mejor calidad de vida. ¿Por que entonces, si sus beneficios son tan contundentes, la lactancia materna no es la norma sino una excepción en muchos contextos? La respuesta es compleja, pero apunta hacia la falta de entornos favorables, la ausencia de políticas de apoyo y una cultura que aún no reconoce, ni valora plenamente, el acto de amamantar como un componente esencial de la salud pública. Es clave reconocer que no todas las mujeres viven las mismas condiciones para amamantar. La pobreza, el racismo, la migración forzada, la ruralidad, la discapacidad, entre otros factores, crean desigualdades que afectan directamente la posibilidad de sostener la lactancia. Por ello, los sistemas de apoyo deben tener un enfoque intersectorial y centrado en los derechos humanos. No podemos hablar de apoyo sostenible si excluimos a quienes más lo necesitan. La lactancia matema es mucho más que una opción personal, es una política de salud pública, una estrategia de equidad social, una herramienta ecológica y un derecho humano fundamental. Priorizarla implica construir entornos amigables con la maternidad, sistemas de salud sensibles, políticas laborales dignas y culturas que respeten el cuerpo y la decisión de cada mujer. Opinión.