"El arbitraje tiene un alto grado de egocentrismo"
"El arbitraje tiene un alto grado de egocentrismo" C ristián Garay tenía 17 años cuando el arbitraje apareció en su vida.
Y de forma bien particular. "Cuando estaba en el colegio, en cuarto medio, la profesora de matemáticas, María Elisa, empezó a hablar con los alumnos. `Usted va a ser doctor', `usted, abogado', y cuando llega a mí, dice: `Cristián, usted va a ser árbitro... '. Todo el curso empezó a reírse. `Yo soy bruja, de verdad', me dijo". Pasó el tiempo y Garay seguía viendo de lejos el arbitraje. "Estaba estudiando Educación Física y necesitaba lucas, cuando un amigo me invitó a arbitrar. Arbitré y le tomé el gustito. Me entró el bichito y me metí al INAF", cuenta. --A uno le gusta ser futbolista, arquero... ¿Pero árbitro? "Uno entra al arbitraje porque le gusta el fútbol. Y cuando ve que no tiene opciones de ser futbolista, está la opción de ser árbitro. Cuando uno entra se enamora por lo profesional que es, lo que hay que entregar y lo que hay que dejar de lado". --¿ Qué le gustó? "Entrenar, para mí era fabuloso. Ser tan disciplinado en cuanto al entrenamiento y la preparación física, muy ligado con la Educación Física.
Arbitrar a estadio lleno genera estar concentrado, disfrutar, escuchar el bullicio de la gente, ver que uno lo va haciendo bien genera una sensación de bienestar grande... La liberación de dopamina que uno siente cuando arbitra es muy, muy grande. Sentir que uno tiene el control de todo, que nada pasa sin que uno lo sepa. Puede ser narcisista, pero en el fondo es así: el árbitro es la autoridad máxima y uno la hace valer.
Tiene un alto grado de egocentrismo". --Eso ahora, cuando es FIFA, pero al principio debe haber sido otra cosa. "Cuando tocaba en Segunda o la B, sin gente, son partidos más duros, más trabados, había que estar más cerca y uno, además, tenía que ir aprendiendo. Se hacía mucho más difícil. Es mucho más difícil que los de Primera, donde el juego es más táctico y uno logra leer mejor el juego, porque técnicamente es más clara la idea de los equipos". Garay debutó en 2016. Día rudo. "Fue en agosto, un Naval-Lota, en El Morro. Bravo, bravo. Expulsé a un jugador de Lota y ganó Naval 1-0. Bonito estadio, mucho viento. Clubes con historia. En Primera B arranqué en un San Marcos-Barnechea, un poquito más calmado. En Primera empecé con Palestino-La Calera... Uno tiene más visibilidad, se expone a más cosas. En ese partido comentaba Rubén Selman, que en paz descanse, y no sancioné una tarjeta roja. Y salió a hablar, a decir cosas, diciendo que no había sido un buen arbitraje... No era un partido de mucha connotación, pero uno sentía lo expuesto que estaba. Sentí el rigor de Primera, todos los ojos están viendo esos partidos". --Usted fue despedido por Javier Castrilli. "Fue un momento duro, porque estábamos para dirigir en Bolivia. Mi esposa recibió la noticia. Por suerte, se p u d o s o l u c i o n a r gracias al apoyo del sindicato y de mis compañeros. Fue una injusticia no solo conmigo, sino con todos los compañeros despedidos". --¿ Cuál fue la explicación? "No nos explicaron mucho y tampoco lo pedí. Entendí el contexto de lo q u e v i v í a m o s. .. Igual fue breve, por suerte. Pero fue duro, por un tema de ansiedad, de pensar en el futuro, de qué iba a ocurrir. Generó una incomodidad tremenda en el gremio. Mi primera reacción fue de darle tranquilidad a mi familia, decirles que se iba a solucionar, porque no había hecho nada para que ocurriera algo así. Estaba tranquilo, pero afectado.
Fue el momento más duro que me ha tocado vivir". --Habló del ego. ¿Hasta dónde llega el ego cuando el VAR le aconseja que cambie de decisión? "A nadie le gusta que le expongan su error. Nosotros trabajamos con un psicólogo que nos da herramientas para entender que el VAR es para nuestro bien. El ego del árbitro termina ahí para que la decisión sea correcta. Siempre he creído que la justicia deportiva es fundamental. Cuando comenzamos era muy difícil, porque sentíamos que competíamos contra una herramienta que te iba a exponer. Pensabas todo el tiempo en no equivocarte y si lo hacías, era muy doloroso. Con la evolución del tiempo, lo más importante es la decisión correcta, con o sin VAR.
El psicólogo nos repite que vayamos libres a la revisión, que es por el bien del juego, y no que estamos compitiendo contra una máquina". Más allá del VAR, Garay se define como un árbitro que le gusta "dejar jugar, no cortar. Aplicar ventaja, evitar cobrar faltas. Darle mucha continuidad al partido, hacerlos entretenidos. Colaborar para que sea un buen partido". --¿ Dónde estaba cuando supo que iba al Mundial de Clubes? "Entrenando, en el gimnasio. Me preguntaron si iba, dije que no, y después me mandaron un tuit. No lo creía, aún no lo creo. Es súper importante estar en una cita así, porque confirma el trabajo silencioso que se hace.
Desde el año pasado que trabajo con psicólogo, en la parte física estoy con mucha confianza, la Comisión con Roberto Tobar nos apoya mucho en el tema de las charlas, de enseñarnos otras cosas... Fue súper gratificante, un sueño. Cuando uno entra al arbitraje lo ve lejano, casi inalcanzable, y recibir una noticia así es muy grande, emocionante. Me siento afortunado.
Estar ahí será un regalo". CRISTIÁN GARAY, EL RÉFERI CHILENO QUE IRÁ AL MUNDIAL DE CLUBES: "El arbitraje tiene un alto grado de egocentrismo" Tiene 36 años y es hijo de la camada de jueces que formó Roberto Tobar. Hace poco fue informado que estará en el torneo de Estados Unidos: "Es un sueño, no lo puedo creer", admite. Se define como "un árbitro que deja jugar". RAÚL NEIRA B. PHOTOSPORT Más detalles en www.elmercurio.com/deportes "Es súper importante estar en una cita así, porque confirma el trabajo silencioso que se hace", dice Garay sobre su presencia en el Mundial de Clubes. La liberación de dopamina que uno siente cuando arbitra es muy, muy grande.
Sentir que uno tiene el control de todo, que nada pasa sin que uno lo sepa". ¿El VAR? A nadie le gusta que le expongan su error, pero siempre he creído que la justicia deportiva es fundamental". ` ` ` `.