El caso de Paraguay
El caso de Paraguay La revista especializada The Banker eligió a Carlos Fernández Valdovinos, de Paraguay, como el ministro de Finanzas más destacado del año en América, superando a figuras como el argentino Luis Caputo.
El premio no es solo una distinción a su gestión --que en 2024 tuvo como hito la consecución del grado de inversión de Moody's para el país--, sino también un reconocimiento a los logros de la economía paraguaya a lo largo de dos décadas.
Según el Banco Mundial, entre 2003 y 2023, el país creció en promedio un 3,6% anual y gracias a ello redujo sus índices de pobreza desde casi la mitad de la población a un 17,6% ; para 2024, la cifra de crecimiento se estima fue de 3,9%. Ha sido este el resultado de una política de apertura que ha permitido aprovechar las ventajas comparativas --particularmente en la agroindustria y hoy también en las energías limpias-y que, con atractivas tasas de impuestos --el "triple 10", es decir, impuestos a la renta, a las empresas e IVA de solo 10%--, ha fomentado la inversión. Ello, además de reformas que han apuntado a mantener la disciplina fiscal y consolidar la institucionalidad económica.
El ingreso per cápita es aún muy bajo (unos US$ 6.500), pero juegan a favor de sus perspectivas de desarrollo una población joven (la edad promedio son 26 años) y la decisión de aprovechar su estratégica ubicación en el corazón de Sudamérica para transformarse en un importante hub regional. En esa línea, hoy apuesta a modernizar su infraestructura, con un plan de concesiones por más de US$ 5.000 millones.
Inevitable es, al observar desde Chile esta experiencia, recordar el proceso de desarrollo vivido por nuestro país a partir de 1985 y que dio origen a los llamados "30 años". Desde luego, son evidentes las similitudes entre muchas de las políticas implementadas, incluido el referido programa de concesiones.
Con todo, tal vez el elemento más importante --y que hoy se añora en Chile-es la convicción que transmiten sus principales autoridades en el valor y necesidad de crecer, y en las posibilidades que ofrece una economía sustentada en el emprendimiento y la apertura al mundo. "Si triplicamos el ingreso per cápita, quiere decir que podemos triplicar los ingresos tributarios sin aumentar los impuestos", ha dicho su presidente, Santiago Peña, un economista empeñado en atraer más inversiones. Nada de lo anterior significa que Paraguay no enfrente problem a s s e r i o s. E l más grave, claro, es la corrupción, donde la figura del expresidente Horacio Cartes, sancionado por Estados Unidos, asoma como una compleja sombra, pues continúa ejerciendo importante influencia como líder del oficialista Partido Colorado.
De hecho, los críticos acusan que Cartes sigue siendo el verdadero poder en Paraguay, haciendo notar que Peña le debe a él su carrera política (fue su ministro). Hasta ahora el actual mandatario ha buscado un difícil equilibrio, evitando romper con el exgobernante --lo que sería un suicidio político--, pero apostando a fortalecer las instituciones, como le ha demandado repetidamente Estados Unidos.
Analistas destacan que, en cualquier caso, el propio Peña, hasta ahora, no ha sido objeto de ninguna denuncia fundada de corrupción, lo que fortalece su figura y podría permitirle lograr avances también en este ámbito, clave para no frustrar las inmensas oportunidades que se le abren a su país. Sus autoridades expresan verdadera convicción en el valor del crecimiento..