Chivo expiatorio
Chivo expiatorio Señor Director: La nota de ayer sobre el drama de las familias cuyos hijos no tuvieron un cupo en los colegios de sus preferencias distorsiona el problema y, peor aún, yerra el blanco. Sin duda, que un niño no quede asignado en un colegio de su preferencia o, peor aún, no quede en ningún colegio, es un drama para cualquier familia. Sin embargo, es fundamental preguntarse por el orden de magnitud de este problema y por su causa. El año pasado, en la etapa regular, el 93% de los postulantes quedó en un establecimiento de su preferencia y el 50% quedó en su primera preferencia. En la etapa complementaria, el 92% quedó en un establecimiento de su preferencia y el 97,5% quedó asignado a un establecimiento. El 2,5% de los postulantes de la etapa complementaria quedó sin colegio; este es el orden de magnitud del problema. Ahora bien, ¿es el Sistema de Admisión Escolar (SAE) el culpable de esta situación? No.
Por el contrario, con este sistema más niños que antes quedan asignados en los colegios de sus preferencias, precisamente porque al centralizar la información puede optimizar la asignación en beneficio de las preferencias de los niños. El problema no es el SAE, sino la mala calidad de la oferta educativa y la escasez de vacantes en algunas comunas del país. Para que el lector se haga una idea, solo el 11% de los colegios concentró el 50% de las postulaciones. La falta de oferta atractiva y la falta de vacantes escolares no se resuelven dinamitando el SAE, sino abordando las verdaderas causas del problema. SYLVIA EYZAGUIRRE Investigadora CEP.