Autor: CAROLA SOLARI
LA HISTORIA NO CONTADA de las hijas de la jueza Atala
Han pasado 16 años desde que el fallo de la Corte Suprema le quitó la tuición de sus tres hijas a Karen Atala por ser lesbiana, dejándolas al cuidado del padre. Y diez, desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado de Chile por considerar que la jueza había sufrido discriminación por su orientación sexual.
Matilde, Victoria y Regina López Atala hablan por primera vez del dolor que les causó ser separadas de su madre, del bullying que sufrieron en el colegio y de lo difícil que ha sido recomponer el vínculo con su progenitora y sanar esa herida. “Es un daño para siempre”, aseguran. Victoria: La mayor parte de mi infancia la tengo bloqueada. Me cuesta ordenar los hechos de forma lineal. Regina: Yo era muy chica, no me acuerdo de nada Matilde: Yo sentía que mi mundo se estaba cayendo. Es viernes, hace calor.
Las hermanas López Atala están sentadas en la mesa del comedor del departamento de la jueza Karen Atala, en el cuarto piso de un edificio en la comuna de Las Condes, tratando de asir los recuerdos de su infancia y describir cómo fue su vida antes y después del fallo de la Corte Suprema, en 2004, que le quitó a la madre la tuición y el cuidado personal delas tres hijas, por convivir con una pareja homosexual, la historiadora Emma de Ramón, y se la entregó al padre, el abogado Jaime López.
Fue un litigio difícil y controversial, pues la sentencia de la Suprema tomó una decisión distinta delo fallado en primera y segunda instancia, argumentando su decisión en que “la orientación sexual de la madre pondría a las menores en una situación de vulnerabilidad”. Entonces ellas eran niñas. Matilde tenía 8 años, Victoria 4 y Regina 2. Y nada sabían de la batalla judicial de sus padres. Pero se quedaron con ellas algunas imágenes y sensaciones. Victoria: Tengo un recuerdo de mis papás peleando: gritándose en el pasillo de la casa. Matilde: Yo tenía una pesadilla recurrente: estaba acostada en el living y una bola gigante de nieve me caía encima y volvía asubir. Yo escuchaba a mis padres discutir en la pieza mientas me sacudía la nieve, pero la bola volvía a caer y me aplastaba. Ese sueño era pura angustia. Matilde, Victoria y Regina siempre habían vivido con su madre, con quien se quedaron luego de la separación, en 2002, dos años antes del fallo de la Corte Suprema. Entonces vivían en en Villarica, donde Atala trabajaba como jueza. Victoria: Ese era nuestro hogar. Una parcela, con una casa linda. Había columpios, resbalines, Teníamos mascota. Había un bosque al lado con moras, maqui, un castaño. En primavera se llenaba de margaritas. Era precioso (.. ). Esa casa representa todas las esperanzas o deseos que se tenían y que no fueron. Matilde: Mi papá no era parte de nuestra casa, lo veíamos los fines de semana, Nosotras amábamos a nuestro papá, pero él no vivía con nosotras.
Cuando él obtuvo la tuición pasamos a vivir con un hombre con el que no vivíamos el día a día (... ). Fue un cambio brusco, de un momento a otro, sin previo an De repente fui al colegio, me fueron a buscar y no volví a mi casa, Las hermanas López Atala se fueron a vivir a Temuco, a la casa de su padre. Y se cambiaron de colegio. Matilde: Para un niño su mundo es su familia y su casa (.. ). Entonces, que te arranquen de ahí, que te destruyan tu hogar y no poder hacer nada porque eres un niño. No tienes repercusión en lo que está pasando. Te sientes impotente. Inseguro. Victoria: Estuvimos en distintos colegios en Temuco. En Apóstoles de María que era bien religioso, en el Bautista. En todos me hicieron bullying. Tenía una profesora de religión que decía que mi mamá se iba a ir al infierno y me hacía llorar. Es gracioso. Se supone que nos fuimos a vivir con mi papá para que no nos discriminaran, pero siento que nos hizo peor. Yo tuve depresión mucho tiempo. Matilde: Había adultos desubicados que comentaban cosas. Por falta de madurez, falta de empatía. O por morbosidad. Victoria: En general, estuvimos bien protegidas y eso se lo agradezco a mi papá. No supe que el caso fue tan mediático hasta mucho después (.. ). Pero el ambiente era muy homofóbico. No podíamos leer ciertos libros o ver películas con contenido homosexual, Recuerdo que mi mamá y la Emma nos regalaron un libro para niños que hablaba de los distintos tipos de amor. Ese libro lo censuraron en la casa, lo escondieron. Las visitas de la madre ocurrían dos fines de semana al mes. Karen Atala tenía un nuevo trabajo, en un juzgado de Los Andes, por lo que viajaba, acompañada de su pareja Emma de Ramón, 700 kilómetros para estar con las niñas. Regina: A mí me costó entender cómo era el sistema de visitas los fines de semana, Me daba lata porque coincidía con los cumpleaños, las invitaciones. Cuando uno es chica lo quiere todo: estar con los compañeros, con la mamá, con el papá. Matilde: Para mí las visitas eran muy esperadas, pero estaban marcadas por el dolor. Estaba siempre la nube de que eran solo dos días para estar con la mamá y además tenían un inicio y un final muy paqueado: comenzaba y terminaba a una hora específica. Y cuando se acababa, era revivir el trauma de la separación. Victoria: Muchas veces yo no quería ir porque me premiaban si no iba o si no contestaba el teléfono cuando mi mamá nos llamaba. Me decían que mi mamá no me quería, que nos había abandonado. Matilde: Nuestra mamá casi no pudo formar parte de nues tra infancia (.. Si hablamos de daño: nos cagaron la vida. Nos separaron de ella en la etapa formativa. Y ese es un daño para siempre. Victoria: Me acuerdo y me da dolor de guata. Salir del ambiente homofóbico en que vivíamos y viajar donde mi mamá, que era otra onda y con su necesidad de conectar con nosotras en el poco tiempo que tenía para vernos, era muy fuerte. Recuerdo que antes de viajar me ponía a llorar, me daba náuseas la separación. Desde entonces, viajar me angustia.
Un Luego de perderla tuición de sus hijas, Karen Atala -quien se convirtió en una activista por los derechos de las personas LGTB y hoy es miembro de Fundación Iguales— presentó el caso, caratulado Atala Riffo y niñas vs Chile, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En 2012 la corte condenó al Estado chileno, reconociendo que la jueza había sufrido di: minación por su orientación sexual. Como parte de la ción, el fallo estableció, entre otras cosas, que el Estado debía brindar atención psicológica y psiquiátrica gratuita a las víctiON estuvimos bien agradezco a mi papá. EOS hasta mucho después”, dice En la foto: ASTON “Tenía una profesora de religión que decía que mi mamá se iba a iral infierno y me hacía llorar. Es gracioso.
Se supone que nos fuimos a, vivir con mi papá para estar protegidas y que no nos diseriminaran, pero siento que nos hizo peor”. mas, así como implementar un cursos y programas permanentes de educación a funcionarios públicos, especialmente los del poder judicial. Matilde: En el momento que salió ese fallo (2012) fue un nuevo motivo para sentir miedo. Una nueva revictimización porque se volvió a hablar del caso. Había un nuevo motivo para que la gente homofóbica quisiera mostrar su odio, Regina: No nos agredían físicamente, pero sí verbalmente. La gente hablaba. Matilde: Temuco es una ciudad chica, todos se conocen. Victoria: En esos momentos sentía vergllenza.
Ahora que soy adulta, siento orgullo por todo lo que hizo mi mamá Matilde: Para ir al acto de reparación (que se realizó en la Cancillería en diciembre de 2012) fui prácticamente escondida y me cuidé de no salir en cámara porque no quería problemas en mi casa. Es importante que se sepa que no nos eriamos con mi mamá en una familia homoparental, que no nos fuimos a vivir con ella después del fallo de la Corte Interamericana.
Las hermanas López Atala siguieron en la casa del padre en Temuco hasta que, a medida que fueron cumpliendo 18 años de edad, decidieron venirse a Santiago a vivir con su madre y estudiar en la universidad: Matilde se licenció en Histor estudia diseño gráfico y Regina, Letras hispánicas, Hoy, Matilde y Regina viven con Karen Atala, mientras Victoria vive de forma independiente. Matilde: Ya éramos adultas, podíamos decidir. La gente piensa que salió el fallo, se reparó y volvimos a ser una familia feliz, No fue así. Al cumplir la mayoría de edad, las hijas de Karen Atala hicieron uso de la terapia de reparación de cuatro años que les brindó el fallo de la Corte Interamericana. Pero entonces, dicen, comenzó un proceso personal que ha sido difícil y doloroso. Regina: Hoy sentimos que las reparaciones no fueron suficientes. Cualquier persona que ha estado en terapia dice que cuatro años es un chiste. Hay muchas cosas que salen. Victoria: No fue suficiente porque me criaron para odiar a mi mamá. Entonces, ¿cómo reparas eso? ¿ Cómo desaprendes algo así, cuando te lo inyectaron? (... Yo todavía tengo problemas para relacionarme con mi mamá. Matilde: A los 18 años recién volvimos arelacionarnos con ella y retomar donde habíamos quedado cuando nos separamos. Pero habían pasado diez años. Yo tenía 8 cuando dejé de vivir con mi mamá y ahora, cuando volvimos a vivir juntas, ya era una mujer.
Ese es el tema: a los 18 años, por más que intentes recuperar, hay algo que ya no fue, En esas etapas en que necesitas a tu mamá no la tuvimos: cuando llega la menarquia, por ejemplo. O hablarle de tu primer amor o de los problemas en el colegio. No tenerla para que te vista para el cumpleaños o la fiesta de graduación. Sé que todas las mamás son distintas y habrá madres que no quieran hacer eso. Pero mi mamá sí estaba ahi para hacerlo y no podía. Regina: No le dieron la oportunidad. Matilde: Y ya no fue. Ya no voy a tener una fiesta de 15 años.
Regina: A mí me costó mucho cuando me vine a vivir con mi mamá a los 19 años que entendiera que no Ella se acercaba a olerme y era como “¿ tú eres la misma guagua que alos15?”. Es una cosarara, hay que volver a conocerse. Victoria: Y además está esa desespera recuperar lo perdido. Que han podido restablecer la relación con su mamá?Victoria: Apenas, muy poco. Me falta, Matilde: Se hace lo que se puede. Es un esfuerzo de cada día pero lo perdido ya no lo van a devolver jamás. Regina: De a poquito. Es un trabajo en progreso. S ión de la mamá por