ALFREDO ECHAZARRETA: “La belleza es la inteligencia de las cosas”
ALFREDO ECHAZARRETA: “La belleza es la inteligencia de las cosas” "T engo bastante de la atmósfera de los impresionistas en mis pinturas como la luz, viví en el corazón de ellos en Honfleur. Y mis amigos artistas eran seguidores de ese movimiento", cuenta el reconocido pintor y grabador Alfredo Echazarreta Amunátegui. Estuvo casi cuatro décadas en ese pequeño y hermoso pueblo portuario en la desembocadura del Sena, en la Normandía. También vivió en París. "Pero empecé en el arte en 1965, cuando estudiaba en la Universidad Católica. Ahora cumplo 80 años" confiesa tras su apariencia jovial. Se sumerge en un breve silencio.
Revive y añade: "Como me decía Matta, ¡hay que tenerle ganas a la vida! A él no le gustaba salir a caminar solo y me llamaba: `Echazarreta, nunca aprendió mi nombre, salgamos a caminar, están todos durmiendo. Y la vida está libre', lo que significaba que no estaba Germana, su mujer. Recorríamos las orillas del Sena. Era muy tradicional, en el fondo; por ejemplo, no le gustaba el barrio de la Bastilla, lo encontraba demasiado alternativo. Y criticaba a algunos que escribían sobre él: `Ellos no entienden lo que es la verdadera revolución, revolución son los astros", decía. Matta también le dijo a Echazarreta que algunas de sus obras podrían emparentarse con el surrealismo. Pero él se mantuvo en su estilo, en el que sí ocupan un lugar los primitivos. "Volver a ello me parece esencial. Son de una modernidad extraordinaria". Formado en Arquitectura en la UC de Valparaíso en los tiempos de Alberto Cruz, Pepe Vial, Godofredo Giommi, ellos lo incentivaron a partir a Francia. Llegó a ocupar el taller de uno de los más grandes heideggerianos.
Hoy, con 50 años de trayectoria, tres matrimonios, padre orgulloso de cuatro hijos --dos vinculados al cine, uno es director de fotografia en los filmes de Sebastián Lelio y de los hermanos Larraín--, es conocido por su singular obra con un particular colorido, en Europa, especialmente en Francia, y en Chile. "Posee una imaginería muy personal. Evocadora. Pinta muy bien", señala hoy Waldemar Sommer. En esta nueva muestra, "Tesoro", inaugurada el miércoles en galería ArtEspacio, exhibe un nuevo trabajo con espacios y escenas que evoca con su envolvente uso del color.
Exhibe pinturas en un formato museal en las que dibuja y desdibuja con su paleta cromática elementos en los que trasuntan mitos, el arte primitivo, las citas en el arte y una gran poesía. "Fui muy colorista en Normandía y en Chile se me restringió el color --explica--. Pero en esta exposición vuelvo a la paleta que viene de la atmósfera en la Normandía.
Los normandos trabajan muchísimo una especial armonía del color, lo que me ha marcado". "Como el Dante, mi viaje fue por amor" "Las influencias son a pesar de uno --reflexiona--. Las atmósferas en que uno vive determinan. En París, me influyó esa luz dudosa en donde la línea desaparece. Y en Normandía fue esencial el uso del color. Aquí se atenuó por esa cosa gráfica, de la cordillera. En Chile se funciona más con ritmos y bordes y apareció más la línea. Ver las montañas es pura línea y la línea es el nervio.
En Francia se percibe un todo que se funde; hay una dulzura especial en la vida y cultura francesa". --En sus pinturas se percibe una belleza. ¿Qué lugar real le da? "La belleza es la inteligencia de las cosas. Romper con la belleza me parece algo adolescente. Cuando uno percibe belleza, ve que hay una inteligencia en el otro, en la naturaleza, en las cosas. Y la belleza hace muy bien al espíritu, a la gente, a la sociedad. La búsqueda del feísmo ya pasó en Europa. La verdadera revolución viene de evolución. Hoy veo en Europa una postransvanguardia que busca la belleza". --El Dante también lo hizo y subyace en su arte. La barca y el viaje son elementos recurrentes, ¿pero hay algo más en ello? "La barca es el mundo que se desplaza. Pero además el nombre de París viene de la barca de la diosa Isis, entonces representa algo simbólico de mi biografía. Viví en una isla en París y luego llegué a un pequeño pueblo de pescadores en Honfleur. Terminé pintando botes de otra manera. Uno empieza a percibir su propia verdad que es un mundo errante. Y con el Dante: su viaje era por amor y yo volví a Chile por amor.
A Francia me fui por la pintura". --En la exposición sobresale una fuerza que atrapa y perturba en el cuadro "El Gran Hallazgo", con esos seres sobre todo femeninos que se sumergen y emergen de un espacio cromático. "Creo que Ulises tenía razón con el `Canto de la sirena'. Para un hombre sensible en el arte, la belleza y la mujer tienen algo que ver. Esta pintura es más dantesca y creo que se da algo muy potente: esas mujeres son los ángeles que van en búsqueda de ese tesoro perdido bajo el agua", sonríe.
Hay otras pinturas más plácidas como una cita a "Le dejeuner sur l' herbe". "Es una reinterpretación del cuadro de Monet, pero con ese símbolo de un tesoro que da la unidad". El más sugerente óleo "La felicidad sin puerto" se relaciona con la errancia de quienes van en esa nave. --Ha sostenido que "el dibujo es la escritura en la tierra". "Así es.
Y hoy es muy valorado, pero antes no lo fue". --En su caso, con una pintura semifigurativa y más "clásica", ¿fue cancelado en los años 70 y 80? "¡ Absolutamente! El hacer figuración y tener una obra algo narrativa me costó muchas veces ser castigado. Era una época muy talibana. Me sentía marginado. Estaban todos en un conceptualismo o en la abstracción. Pero si uno insiste, llega un reconocimiento a aquello que está fuera de ciertas modas o de los movimientos. La emoción es lo que en definitiva mueve el arte". Se detiene en la importancia de volver a la manualidad en tiempos de la tecnología. Creo que en pintura aún se puede decir algo que emocione y en forma simple". Echazarreta atraviesa la mancha de color y convierte sus composiciones en atmósferas traslúcidas. Heidegger y la belleza --Resalta la actualidad del grabado tradicional. "El grabado es lo más cercano a la mano del artista. No hay nada más agudo y fino que un trazo de punta seca en un cobre. Uno se acerca al dibujo de las cavernas, pero al mismo tiempo es algo que sucede hoy. Cy Twombly realizó eso. Llegó con un pasado virgen, tomó de Roma y no logró hacer nada más que esos trazos magistrales.
Para mí, el dibujo renacentista también es clave y se mezcla con los cubistas y otros. ¡Ahí está mi cuna!". --¿ Unida a la Escuela de Arquitectura de la UCV? "Sí, Alberto Cruz y todo su grupo inculcaban el gusto por el dibujo. Pepe Vial nos hacía seguir a una persona en la calle y dibujarla. El resultado en mi caso fue algo todo chorreado, mínimo, pero les gustó mucho: `El verdadero dibujo es la economía de los medios: mostrar con lo mínimo', dijo.
Fue la mejor lección que he tenido". Sin embargo, en la Escuela de la UCV tampoco encajaba: "Eran todos muy abstractos, pero ellos no me cancelaron". El poeta del grupo, Godofredo Giommi, casado con Ximena Amunátegui (exmujer de Vicente Huidobro y prima de la madre de Echazarreta) asumió un rol paternal con el joven estudiante. "Los profesores de la UCV me empujaron a seguir lo mío en Francia. Era imposible hacerlo acá. Godo me contactó con Francois Fédier, filósofo traductor de Heidegger y alumno del discípulo directo de Heidegger, Jean Beaufret. Fédier era considerado el heredero y defensor de Heidegger en Francia.
Él me invitó a permanecer en su taller en París 19, donde buscaba crear un centro de pensamiento y arte como quería Heidegger". El autor de "Ser y tiempo" marca a Alfredo Echazarreta. "Fue el primero que relaciona el pensamiento con la belleza; no solo con algo racional, sino que también con la poesía. Hicimos muchos actos poéticos en París en honor a Heidegger. Fuimos hasta el origen del río Sena siguiendo el camino del agua, hasta llegar luego al mar.
Conocí Honfleur de esa manera". 60 AÑOS DE ARTES VISUALES Pintura y pasajes del reconocido artista formado en Valparaíso y la Normandía ALFREDO ECHAZARRETA: "La belleza es la inteligencia de las cosas" CECILIA VALDÉS URRUTIA Alfredo Echazarreta. "Mi uso del color viene de la influencia de la Normandía". HÉCTOR FLORES El monumental y dantesco "Gran hallazgo". Una pintura que perturba y seduce. "Creo que Ulises tenía razón con "El canto de la sirena" para alguien sensible a la belleza y la mujer". "Felicidad sin puerto". Su atmósfera poética y mítica vuelve a los primitivos. En Chile fue segregado por su obra figurativa, en los 70. Debió partir a Francia Mantiene un taller en Honfleur, en el valle donde pintaban los impresionistas. Luego de vivir décadas en Francia, volvió a Chile con su imaginería impregnada de atmósferas y de color, del arte primitivo y del Dante. La filosofía de Heidegger, la Escuela de Arquitectura de la UCV y Matta integran su biografía. El miércoles inauguró una exposición con obras monumentales en ArtEspacio..