Autor: Claudio Fuentes Profesor titular, Escuela de Ciencia Politica, Universidad Diego Portales
El gobierno de los independientes
El gobierno de los independientes Domingo 27 de octubre: Manifestantes frente a la Municipalidad de Santiago, punto estratégico en la pugna electoral comunal.. El gobierno de los independientes Cerca de dos terceras partes de los alcaIdes elegidos carecen de adscripción a un partido político. El desapego ciudadano de la política y la crisis de representación se expresó en resultados que, además, incidirán en la política de coaliciones para las próximas elecciones. Claudio Fuentes Profesor titular, Escuela de Ciencia Politica, Universidad Diego Portales Varios niveles o capas de análisis pueden desprenderse de las pasadas elecciones regionales regionales y municipales del 26 y 27 de octubre. La participación electoral alcanzó a casi el 85%, muy similar a lo observado en los dos plebiscitos plebiscitos constitucionales de 2022) 2023. La altísima participación en comunal/regional constituye de por sí una novedad, toda vez que habíamos observado, en este tipo de elecciones, cifras menores al 40% con voto voluntario. Se especulará especulará mucho sobre si esta altísima participación se debió al compromiso cívico-normativo o simplemente al temor a recibir multas, aunque muy probablemente se debe a la combinación de ambas razones. Con todo, que poco más de 13 millones de electores asistan a votar es, sin duda, una buena noticia para la democracia representativa. El proceso fue masivo, ordenado ordenado y fluyó sin inconvenientes respecto de la contabilización de votos. La cantidad de nulos/blancos varió significativamente de elección a elección.
En el caso de alcaldes, este voto sumó el 10%, el 18% en gobernadores regionales, 20% en concejales concejales y 25% en consejeros regionales. ¿Puede considerarse esto un voto de protesta frente a la obligación de votar o respecto de la oferta política que se presentaba? Las cifras muestran muestran que la ciudadanía tendió a marcar una preferencia específica en el caso de los alcaldes, mientras tendió a anular más en las papeletas donde existían muchas listas y candidaturas. Así, se trató de un descontento diferenciado, tal vez referido más a la desinformación por el tipo de elección que se enfrentaba, que respecto de un voto de castigo a la clase política. Los electores anularon más en aquellas elecciones más complejas, que implicaban más trabajo de identificar candidaturas y propuestas.
A nivel de alcaldías, el 60% de quienes gobernarán los municipios o son independientes fuera de pacto (103), 0 bien independientes que aceptaron competir dentro de una lista (ios). Esta es una tendencia que venía al alza desde por lo menos una década y que se ha intensificado desde las elecciones locales de 2021. solo el 40% de los alcaldes electos es militante de una tienda política. Este (gobierno de los independientes» es quizás la mayor expresión del desapego de la ciudadanía con los partidos tradicionales que, o esconden la militancia o simplemente renuncian a este tipo de pertenencia partidista. La crisis de representación del sistema de partidos partidos se refleja en esta cruda cifra donde incluso quienes compiten en listas de partidos prefieren hacerlo sin pertenecer formalmente a un partido político. Quiéreme, pero no te prometo lealtad.
Se estructuran relaciones de conveniencia donde se disfruta de los beneficios de las estructuras preestablecidas de los partidos para competir en una elección, pero luego se produce un distanciamiento respecto de los efectos potencialmente potencialmente negativos que tendría el pertenecer a un determinado conglomerado. Los números y tendencias electorales En términos de cifras, el resultado mostró lo que era predecible. La mayor parte de los partidos de derecha creció en número de alcaldes, concejales. El gobierno de los independientes y votos de concejales. Los datos preliminares muestran que Chile Vamos (RN-uDI-Evopoli) sumaron 122 alcaldías, mientras el Partido Republicano Republicano 8, y el Partido Social Cristiano, una. Por su parte, la coalición del progresismo obtuvo iii comunas, mientras que las restantes 103 serán administradas por alcaldes independientes fuera de pacto. Así, Chile Vamos aumentó en io puntos la cantidad de alcaldías que están bajo su signo, controlando ahora el 35% de los municipios municipios del país.
Los partidos que más municipios controlan son RN (38), la Democracia Cristiana (23), y el ps y la uni (22 cada uno). Renovación Nacional quedó posicionado como la fuerza más relevante de dicho sector (15,5% ), seguido de Republicanos (13,8% )yla UDI (10,1% ), considerando los votos obtenidos en elecciones de concejales. La tendencia en el progresismo fue la opuesta, produciéndose una baja enprácticamente enprácticamente todos los partidos de dicho sector. Si consideramos consideramos la votación de concejales, los partidos más votados fueron el Frente Amplio (7,2%), el Partido Radical (6,4%), El Partido Comunista (6,2%) y el Partido Socialista (6,1%), en ese orden.
Mientras el conjunto de los partidos de derecha obtuvo 131 alcaldías 38%), el progresismo (desde la DC hasta el nc), sumó ni alcaldías (32%). Ahora bien, en el pasado, elpredictor más relevante de las elecciones presidenciales ha sido no el número total de alcaldes o de concejales, sino que la población gobernada por cada coalición.
Allí la cifra se reparte en términos similares, 35% para los partidos de derecha y 38% para los partidos del progresismo. ¿Qué significa aquello? Implica que las dos tendencias principales en Chile la derecha y el progresismo cuentan con respaldos electorales potenciales para organizary organizary conquistar la Presidencia de la República. Si, por ejemplo, consideramos las elecciones de alcaldes, la sumatoria de Chile Vamos, el Partido Republicano, el PDG, Amarillos, Demócratas y el Partido Socialcristiano alcanza a 4,3 millones de votos. En el caso del progresismo (sumados desde la DG hasta el nc), dicha cifra llega a poco más de 3,5 millones.
Si repetimos el ejercicio en las votaciones de concejales, que refleja conmayor precisión el esfuerzo de los partidos por obtener adhesión electoral, la cifra en la sumatoria de la derecha llega a 5,4 millones, mientras en el progresismo a 4,2 millones. Poco más de un millón de votos separó al conjunto de los partidos de derecha de aquellos identificados con el centroyla izquierda. Quedan cuatro millones de votantes que se difuminan entre un gran segmento de independientes o pequeños partidos que se ubican en la extrema izquierda. Vale la pena también detenerse en los resultados de partidos que capturan una alta atención mediática pero que son marginales a la hora de obtener adhesión de la ciudadanía.
El Partido Humanista de Pamela Jiles obtuvo 262 mil votos, lo que representa el 2,4%, en tanto Demócratas Demócratas logró 138 mil votos (1,28%), y Amarillos, 45 mil votos (0,42%). A nivel de gobernaciones, es muyprobable que el resultado final inclinará la balanza hacia la derecha, aunque aquello se definirá enla segunda vuelta que tendrá lugar el 24 de noviembre. Sin embargo, las tendencias electorales muestran que la derecha tiene las mayores opciones de quedarse con 8 a io gobernaciones, mientras el progresismo podría aspirar a entre Ea 8 de ellas. Preguntas en la derecha Una de las lecciones de este proceso electoral se refiere a que la política de coaliciones es fundamental fundamental para acceder y mantenerse en el poder.
El pacto amplio que fue desde la DG hasta el PC constituye un hecho inédito en este tipo de eleccionesy reflejó un esfuerzo extremadamente complejo de negociaciones que permitió a dichos partidos contener el avance de sus adversarios políticos. Las fuerzas de derecha no lograron materializar un acuerdo amplio, compitiendo entre ellos en el 45% de aquellas comunas en las que decidieron participar. Lo propio sucedió con las elecciones de gobernadores, donde Chile Vamos y el Partido Republicano compitieron en 14 de las i6 regiones. La pregunta para el próximo año será qué tipo de coaliciones se formarán.
En el caso de la derecha, ¿se dará una competencia electoral electoral a todo evento hasta la primera vuelta o se negociará una primaria amplia para reducir el número de candidaturas en competencia? Ya los Republicanos anunciaron que competirían en primera vuelta a todo evento y el Partido Social Cristiano (P5C) anunció la precandidatura precandidatura de Rojo Edwards.
La incógnita para Chile Vamos es qué tipo de estrategia desarrollarán en lo inmediato ante el intento de las nuevas colectividades de Republicanos y del PSC de disputar la hegemonía electoral e ideológica de dicho sector. Republicanos a nivel de concejales obtuvo 1,4 millones de votos (13%) ubicándose como el segundo partido más votado de dicho sector, mientras el P5C obtuvo 378 mil votos.
El gobierno de los independientes (3,7%). A la fecha, resulta poco probable que el sector de derecha defina una candidatura única para la primera vuelta, como tampoco es probable un pacto electoral único para las parlamentarias.
Lo más probable es que estas dos fuerzas políticas emergentes continuarán con su estrategia de diferenciación respecto de Chile Vamos, intentando demostrar que ellos son la «verdadera derecha». Esto constituye una amenaza, particularmente, para laUDE, que ha visto afectado su rendimiento electoral pasando, por ejemplo, de 32 a 22 alcaldías entre 2O21 2024. El asunto no es menor. Hasta antes de las elecciones, la estrategia dominante de Chile Vamos ha sido endurecer sus posturas frente al gobierno, bajo el supuesto de que aquello frenaría la irrupción de Republicanos. Este último partido ha buscado extremar sus posturas, lo que ha llevado a una mayor polarización del debate político político nacional. La incógnita es si esta estrategia se mantendrá una vez verificadas las elecciones.
El peso de la prueba está hoy en Renovación Nacional, que verificó su liderazgo electoral en dicho sector y en la candidata Evelyn Matthei, quien deberá decidir si 0pta por una política de trinchera respecto de los grandes temas-país o, más bien, si busca establecer acuerdos con el oficialismo en temas fundamentales de la agenda político-social, como las pensiones, seguridad, educación, salud, y tantos otros.
Los debates en el progresismo En el caso del progresismo, se producirá el mismo mismo dilema de ocasiones anteriores entre una primaria lo más amplia posible, que unificaría a toda la centroizquierda, o una competencia en primera vuelta a dos o tres bandas, que luego coordinaría las fuerzas en la segunda vuelta.
Este sector enfrentará el doble desafío de remontar un escenario electoral hoy favorable a la derecha derecha y que obtuvo aquella ventaja de poco más de un millón de votos, y, además, perfilar una figura presidenciable que hoy no aparece en las encuestas de opinión pública. Michelle Bachelet es la única figura reconocible por la ciudadanía, pero ella ha insistido en que no quiere participar de esta competencia. Muchísimo más abajo aparecen figuras como Carolina Tohá o Mario Marcel, por citar dos de los más reconocibles.
Pero el debate en el progresismo no se refiere solo y exclusivamente al perfilamiento de líderes capaces de enfrentar a la derecha (o las derechas), sino que también respecto del proyecto político que quiere ofrecer a la ciudadanía. ciudadanía. La unidad que se dio en las pasadas elecciones fue meramente electoral. El pacto que incorporó desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista no se proyectó como un acuerdo programático para los gobiernos regionales y municipales. Se trató de un pacto vacío de contenidos, sin una reflexión sobre el país que se imagina. Factores coyunturales La elección presidencial de 2025 se encuentra abierta y dependerá de una serie de factores coyunturales. Primero, muy probablemente surgirán nuevos escándalos asociados al caso Hermosilla, lo que continuará erosionando la confianza ciudadana en las instituciones del Estado.
Segundo, el gobierno enfrentará su último año de administración, donde intentará mostrar algunas realizaciones (Un acuerdo en pensiones? ¿ Una nueva institucionalidad en seguridad?). Acá resultará primordial observar observar la evolución en materia de gestión de un Gobierno que se desdibujó en términos de su oferta programática (Cuál será su legado? ¿ Qué obras y realizaciones querrá proyectar como propias?). Tercero, se enfrentarán desafíos desafíos muy gravitantes en materia de seguridad pública, salud y educación. Estos tres temas muy probablemente concentrarán la atención política y electoral del próximo año.
Los últimos ciclos electorales recientes han mostrado que la disputa ideológica en Chile se organiza en torno a ciertos liderazgos carismáticos (Kast, Boric, Bachelet, Piñera) que han sintetizado en sus discursos y proyectos determinados ideales de sociedad. Mientras la derechaya ha perfilado aquellos rostros (Matthei, Kast, Edwards), el desafío para el progresismo será encontrar aquellos líderes que podrían movilizar a sus electores. En este último caso, el desafío adicional será encontrar el perfilamiento perfilamiento de una propuesta programática que atraiga voluntades y convenza electores. 1\L.